la información y el cambio en el paradigma de la ciencia económica

  • REVISTA ASTURIANA DE ECONOMA – RAE N 25 200295LA INFORMACIN Y EL CAMBIOEN EL PARADIGMA DE LA CIENCIAECONMICA*Joseph E. StiglitzUniversidad de ColumbiaLas investigaciones por las que George Akerlof, Michael Spenceyyo mismo hemos sido premiados forman parte de un programadeinvestigacin ms amplio, que en la actualidad incluye a ungrannmero de investigadores de todo el mundo. El objetivo deesteartculo es situar dichas investigaciones dentro de eseconjuntoms amplio y, a su vez, dicho conjunto dentro de la todavamsamplia perspectiva de la historia del pensamiento econmico.Enesta conferencia Nobel espero mostrar que la economa de lainfor-macin representa un cambio fundamental en el paradigmavigen-te de la ciencia econmica. El planteamiento de Adam Smith(1776)de que los mercados libres llevan a resultados eficientes,como side una mano invisible se tratase, ha tenido un papel centralenmuchos debates. De dicho razonamiento se derivaba la idea deque,en general, podramos, confiar en los mercados sin interven-cinpblica (o, como mucho, con una intervencin limitada delgobierno).El conjunto de ideas que presentar en esta conferenciaminaron lateora de Smith y la visin del papel del gobierno que seapoyaba enella. Las ideas y los modelos aqu expuestos han resul-tado tiles,no solamente en el tratamiento de cuestiones filosfi-cas generales,como el papel apropiado del estado, sino tambin enel anlisis decuestiones de poltica concretas (por ejemplo, la ges-tin de lacrisis de Asia Oriental o la transicin al mercado de losantiguospases comunistas). En los ltimos tiempos, he centradomi trabajo enalgunos aspectos de lo que se podra llamar la eco-noma poltica dela informacin: el papel de la informacin en losprocesos polticos yla toma colectiva de decisiones. Hay asimetr-as de informacin entrelos que gobiernan y los gobernados y, delmismo modo que losparticipantes en los mercados se esfuerzanpor superar las asimetrasde informacin, necesitamos encontrarmtodos mediante los cualespuedan limitarse dichas asimetras enlos procesos polticos y puedanmitigarse sus consecuencias.Palabras clave: Conferencia Nobel, economa de lainformacin,informacin asimtrica, el papel del estado, la economapolticade la informacin.(*) Este artculo es una versin revisada del discurso pronunciadopor Joseph E. Stiglitz enEstocolmo, el 8 de diciembre de 2001,cuando recibi, junto con G. Akerlof y M. Spence,el Premio Nobel deEconoma (Premio en Ciencias Econmicas del Banco de Suecia, cre-adoen Memoria de Alfred Nobel). El artculo es copyright de la FundacinNobel 2001y se publica en RAE Revista Asturiana de Economa graciasa la autorizacin de la Funda-cin Nobel y con el consentimiento delprofesor Stiglitz. La traduccin ha sido realizadapor Paul Barnes yla revisin tcnica corresponde al profesor Cndido PaedaFernndez.P95-164 8/10/03 09:52 Pgina 95mikeText Boxhttp://www.nobelprize.orghttp://www.nobelprize.org
  • JOSEPH E. STIGLITZ. LA INFORMACIN Y EL CAMBIO EN EL PARADIGMA DELA CIENCIA ECONMICA96Las investigaciones por las que George Akerlof, Michael Spence yyomismo hemos sido premiados forman parte de un programa deinvesti-gacin ms amplio, que en la actualidad incluye a un grannmero deinvestigadores de todo el mundo. El objetivo de esteartculo es situardichas investigaciones dentro de ese conjunto msamplio y, a su vez,dicho conjunto dentro de la todava ms ampliaperspectiva de la historiadel pensamiento econmico. Espero mostrarque la economa de la infor-macin representa un cambio fundamentalen el paradigma vigente de laciencia econmica.La economa de la informacin ha tenido ya un profundo efectores-pecto a cmo pensamos acerca de la poltica econmica y esprobableque tenga una influencia an mayor en el futuro. Losprincipales debatesde poltica que se han producido durante lasltimas dos dcadas se hancentrado en torno a las cuestiones,vinculadas entre s, correspondientesa la eficiencia de la economade mercado y a la relacin apropiada entremercado y estado. Elplanteamiento de Adam Smith (1776) de que losmercados libres llevana resultados eficientes, como si de una manoinvisible se tratase,ha tenido un papel central en estos debates. De dichorazonamientose derivaba la idea de que, en general, podramos, confiaren losmercados sin intervencin pblica (o, como mucho, con unainter-vencin limitada del gobierno). El conjunto de ideas quepresentar aquminaron la teora de Smith y la visin del papel delgobierno que se apo-yaba en ella. De ellas se podra deducir que larazn por la cual la manopuede ser invisible es que sencillamente noesta ah o, por lo menos, quesi est ah, est paralizada.Cuando, hace unos 41 aos, comenc a estudiar economa, me llamlaatencin la incongruencia entre los modelos que me enseaban yelmundo que haba visto mientras me criaba en Gary, Indiana. Gary,que fuefundada en 1906 por la U.S. Steel, y que lleva el nombre delPresidentedel Consejo de Administracin, se ha quedado en una merasombra de loque era. Pero an en su apogeo, padeca pobreza, periodosde elevadodesempleo y una gran discriminacin racial. Sin embargo,las teoras eco-nmicas que nos enseaban prestaban poco atencin a lapobreza, dec-an que todos los mercados se equilibraban incluido elmercado de tra-bajo, con lo que el desempleo no era sino unfantasma y afirmaban queel mvil del beneficio garantizaba que nohabra discriminacin econmi-ca (Gary Becker, 1971). Como estudiantede postgrado, estaba decidido atratar de crear modelos cuyashiptesis y conclusiones reflejaran mejorel mundo que yo vea, contodas sus imperfecciones.Mis primeras visitas al mundo en desarrollo en 1967, y unaestanciams prolongada en Kenia en 1969, me causaron una impresinindeleble.Los modelos de mercados perfectos, por muy limitados quepudieran serpara Europa o Amrica, parecan realmente inadecuadospara estos pa-ses. Entre los muchos supuestos claves que se incluanen el modelo deequilibrio competitivo que parecan no ajustarse biena estas economas,me llamaron especialmente la atencin losrelacionados con las imper-fecciones de la informacin, la ausenciade mercados y la omnipresenciay persistencia de unas institucionesaparentemente disfuncionales, comola aparcera. Mientras creca, habavisto desempleo cclico a veces bas-P95-164 8/10/03 09:52 Pgina 96
  • REVISTA ASTURIANA DE ECONOMA – RAE N 25 200297tante grande y las penurias que traa, pero no haba visto eldesempleomasivo que caracterizaba a las ciudades africanas, undesempleo que nopoda explicarse ni por los sindicatos ni por lasleyes de salario mnimo(que, an en el caso de existir, se burlabansistemticamente). De nuevo,exista una gran discrepancia entre losmodelos que nos haban ensea-do y lo que yo vea.En contraste, las ideas y los modelos que plantear aqu hanresultadotiles, no solamente en el tratamiento de cuestionesfilosficas generales,como el papel apropiado del estado, sinotambin en el anlisis de cues-tiones de poltica concretas. Porejemplo, creo que algunos de los grand-simos errores que se hantenido en cuestiones de poltica en la pasadadcada respecto a, porejemplo, la gestin de la crisis de Asia Oriental o latransicin almercado de los antiguos pases comunistas podran haberseevitado sihubiera habido un mejor conocimiento de cuestiones talescomoestructura financiera, quiebra y gobernabilidad de la empresaresal-tadas por la nueva economa de la informacin. Algo similar sepuededecir de las denominadas polticas del consenso de Washington1,quehan predominado en las instituciones financieras internacionalesduranteel ltimo cuarto de siglo, las cuales se han basado enpolticas de merca-do fundamentalistas, que se olvidaban de lascuestiones tericas de lainformacin; ello explica, al menos enparte, su fracaso en general. Lainformacin influye en la toma dedecisiones en todos los contextos noslo dentro de las empresas ylos hogares. En los ltimos tiempos, comoindico ms adelante, hecentrado mi trabajo en algunos aspectos de lo quese podra llamar laeconoma poltica de la informacin: el papel de la infor-macin en losprocesos polticos y la toma colectiva de decisiones. Hay asi-metrasde informacin entre los que gobiernan y los gobernados y, delmismomodo que los participantes en los mercados se esfuerzan porsupe-rar las asimetras de informacin, necesitamos encontrarmtodosmediante los cuales puedan limitarse dichas asimetras en losprocesospolticos y puedan mitigarse sus consecuencias.1. EL MARCO HISTRICOEn esta ocasin no pretendo hacer un repaso detallado de losmode-los que se construyeron con el fin de analizar el papel de lainformacin;en los ltimos aos se han publicado artculos de revisin yensayosinterpretativos, incluso varios libros relacionados con estecampo.2 Sdeseo resaltar algunos de los grandes impactos que laeconoma de lainformacin ha tenido sobre la forma en la que seaborda la ciencia eco-nmica hoy da, cmo ha proporcionadoexplicaciones para fenmenosque no tenan explicacin previamente, cmoha modificado nuestra(1) Vanse John Williamson (1990) para una descripcin y Stiglitz(1999c) para una crtica.(2) Entre los artculos de revisin bibliogrfica se incluyenStiglitz (1975b, 1985d, 1987a,1988b, 1992a y 2000d) y John G. Riley(2001). Entre otros libros, vanse Drew Fudenbergy Jean Tirole(1991), Jack Hirshleifer y Riley (1992) y Oliver D. Hart(1995).P95-164 8/10/03 09:52 Pgina 97
  • JOSEPH E. STIGLITZ. LA INFORMACIN Y EL CAMBIO EN EL PARADIGMA DELA CIENCIA ECONMICA98visin respecto al funcionamiento de la economa y, tal vez msimpor-tante, cmo ha llevado a un replanteamiento del papelapropiado delgobierno en nuestra sociedad. Al describir las ideas,quiero esbozar algu-nos de sus orgenes. En buena medida, estasideas se desarrollaron par-tiendo de los intentos de responder acuestiones concretas relacionadascon las polticas o para explicarfenmenos especficos para los que lateora convencional noproporcionaba una explicacin adecuada. Perocualquier disciplinatiene vida propia, un paradigma dominante, con sushiptesis yconvenciones. Gran parte del trabajo se deriv del intentodeexplorar los lmites de ese paradigma para averiguar en qu medidalosmodelos convencionales podran tratar los problemas relacionadosconlas imperfecciones en la informacin (que result ser no muybien).Durante ms de 100 aos, la modelizacin formal de la cienciaecon-mica se haba centrado en modelos en los que se supona que lainfor-macin era perfecta. Por supuesto, todo el mundo reconoca queen rea-lidad la informacin era imperfecta, pero, siguiendo la mximade Mars-hall Natura non facit saltum, se confiaba en que laseconomas en lasque la informacin no fuera demasiado imperfecta separecieran muchoa las economas en las que la informacin eraperfecta. Uno de los princi-pales resultados de nuestro trabajo fuemostrar que esto no era cierto;que incluso una cantidad pequea deimperfeccin en la informacinpodra tener un efecto profundo sobre lanaturaleza del equilibrio.Los creadores del modelo neoclsico, el paradigma econmicorei-nante en el siglo XX, se olvidaron de las advertencias de losmaestros delsiglo XIX e incluso anteriores respecto a cmo podranalterar sus anli-sis las cuestiones relacionadas con la informacintal vez porque nopudieron ver la forma de incorporarlas en susmodelos aparentementeprecisos, quizs porque hacerlo les hubierallevado a unas conclusionesincmodas acerca de la eficiencia de losmercados. Por ejemplo, Smith,anticipando debates posteriores sobrela seleccin adversa, escribi queconforme las empresas incrementanlos tipos de inters, los mejoresprestatarios abandonan el mercado.3Si los prestamistas conocieran total-mente los riesgos asociadoscon cada uno, esto importara poco; se lecobrara a cada prestatariola prima de riesgo apropiada. Justamente por-que los prestamistasno conocen las probabilidades de mora de los pres-tatarios es porlo que este proceso de seleccin adversa tiene unas con-secuenciastan importantes.Ya he apuntado que algo estaba mal de hecho muy mal enlosmodelos de equilibrio competitivo que representaban el paradigmaimpe-rante cuando ramos alumnos de postgrado. El paradigma parecadecir(3) Si el tipo legal … se fijara tan alto … la mayor partedel dinero disponible para el prs-tamo, se prestara adespilfarradores y visionarios, los nicos que estaran dispuestosapagar este inters ms elevado. Las personas sensatas, las cualesslo estaran dispues-tas a dar por el uso del dinero una parte de loque es probable que ganen con el mismo,no se aventuraran en lacompeticin (Smith, 1776). Vanse tambin Jean-Charles-Leo-nardSimonde de Sismondi (1815), John S. Mill (1848) y Alfred Marshall(1890), tal ycomo se les cita en Stiglitz (1987a).P95-164 8/10/03 09:52 Pgina 98
  • REVISTA ASTURIANA DE ECONOMA – RAE N 25 200299que el desempleo no exista, y que las cuestiones de eficiencia yequidadpodran separarse claramente, con lo que los economistaspodran dejara un lado los problemas de desigualdad y pobrezamientras se ocupabandel diseo de sistemas econmicos ms eficientes.Pero ms all de estasconclusiones discutibles existan tambin unagran cantidad de rompeca-bezas empricos hechos que resultabandifciles de reconciliar con la teo-ra estndar, sistemasinstitucionales que se quedaban sin explicar. Enmicroeconoma, habarompecabezas relacionados con las finanzas pbli-cas, tales como queel hecho de que las empresas no parece que ponganen marcha accionesque minimicen sus obligaciones tributarias; parado-jas del mercadode valores,4 como la volatilidad de los precios de los acti-vos(Robert J. Shiller, 2000) y la muy reducida importancia de lasaccionesen la financiacin de nuevas inversiones (Colin Mayer,1990); y otras cues-tiones importantes relacionadas con laconducta, tales como por qu lasempresas responden a los riesgos deformas notablemente distintas delas que predice la teora. Enmacroeconoma, los movimientos cclicos demuchas de las variablesagregadas claves resultaban difciles de reconci-liar con la teoraconvencional. Por ejemplo, si las curvas de oferta demano de obrason muy inelsticas, tal como la mayor parte de los estu-diossugieren (especialmente en el caso de los trabajadores menoscuali-ficados), entonces las disminuciones en el empleo durante lasfases des-cendentes del ciclo deberan ir acompaadas de grandesreducciones enel salario real, lo que no parece que suceda. Y si secumplieran las hip-tesis correspondientes a los mercados perfectos,aunque solo fuera deforma aproximada, los problemas causados porlos movimientos cclicosde la economa seran mucho menores de lo queparecen ser.5Haba, por supuesto, algunos intentos tolemaicos de defender ydesa-rrollar el modelo vigente. Algunos autores, como George J.Stigler(1961), Premio Nobel en 1982, al mismo tiempo que reconocala impor-tancia de la informacin, sealaban que, una vez que loscostes reales dela informacin se tuviesen en cuenta, los resultadosestndar de la cien-cia econmica seguiran siendo vlidos. Lainformacin era sencillamen-te un coste de transaccin. Segn elenfoque de muchos economistas dela Escuela de Chicago, la economade la informacin se pareca a cual-quier otra rama de la economaaplicada; una slo tendra que analizarlos factores particulares quedeterminaban la demanda y la oferta deinformacin, tal y como podraanalizar los factores que influan en elmercado del trigo. Para losque tuvieran inclinaciones matemticas, lainformacin podraincorporarse en las funciones de produccin inclu-yendo una I parael input informacin, donde la I podra ser producida,a su vez, porinputs tales como la mano de obra. Nuestro anlisis mostr(4) Hubo tantos casos de este tipo que el Journal of EconomicPerspectives tena una colum-na regular en cada nmero resaltandoestas paradojas. Para una revisin de otras para-dojas, vanseStiglitz (1973b, 1982d y 1989g).(5) Robert E. Lucas, Jr. (1987), quien recibi el Premio Nobel en1995, utiliza el modelo demercados perfectos con un agenterepresentativo para tratar de argumentar que estasfluctuacionescclicas tienen realmente unos costes relativamente bajos en trminosdebienestar.P95-164 8/10/03 09:52 Pgina 99
  • JOSEPH E. STIGLITZ. LA INFORMACIN Y EL CAMBIO EN EL PARADIGMA DELA CIENCIA ECONMICA100que este enfoque era errneo, al igual que las conclusiones quese deri-vaban del mismo.Los economistas prcticos, que no podan olvidarse de losproble-mas de desempleo que el capitalismo haba padecido desde susinicios,hablaban de la sntesis neoclsica. Si se utilizaban lasintervencioneskeynesianas para garantizar que la economa se mantenaen el plenoempleo, el razonamiento continuaba, las proposicionesneoclsicasestndares volvan a ser vlidas. A pesar de que la sntesisneoclsica(Paul A. Samuelson, 1947, Premio Nobel en 1970) tuvo unainfluenciaintelectual enorme, en los aos setenta y ochenta ya habasufrido ata-ques desde dos frentes. Por una parte, se cuestionabanlas bases de laeconoma keynesiana, sus fundamentos microeconmicos.Por qu noconseguiran alcanzar el equilibrio con el mantenimientodel desem-pleo, unos actores racionales, tal y como John MaynardKeynes (1936)haba sugerido? Esta forma de razonar negaba enrealidad la existenciadel fenmeno que Keynes pretenda explicar. Y,lo que todava era peor,desde esta perspectiva algunos considerabanque el desempleo exis-tente reflejaba en gran medida unainterferencia (por ejemplo, por partedel gobierno, al establecersalarios mnimos, o por parte de los sindica-tos, que utilizaban supoder de monopolio para establecer salariosdemasiado elevados) enel funcionamiento libre del mercado. La conse-cuencia era que eldesempleo se eliminara si los mercados se hiciesenms flexibles, esdecir, si se eliminasen las intervenciones de los sindi-catos y elgobierno. De acuerdo con este punto de vista, aunque los sala-riosse redujeron un tercio durante la Gran Depresin, deberan habercadoan ms.Hubo, sin embargo, una perspectiva alternativa (articulada msple-namente en Bruce C. Greenwald y Stiglitz, 1987a y 1988b) que sepregun-taba por qu no deberamos creer que el desempleo masivo erasimple-mente la punta del iceberg de unas omnipresentesineficiencias del mer-cado que son ms difciles de detectar. Si losmercados parecanfuncionar tan mal a veces, deberan estarfuncionando por debajo de susposibilidades de formas ms sutiles lamayor parte del tiempo. La econo-ma de la informacin reafirmabaesta perspectiva. De hecho, dada lanaturaleza de los contratos deendeudamiento, la cada de los preciosdurante la Depresin conduca ala quiebra y a los trastornos econmicos,exacerbando realmente elempeoramiento de la economa. Si hubierahabido ms flexibilidad desalarios y precios, las cosas podran haber idoan peor.En un apartado posterior mostrar que no fueron solamente lasdis-crepancias entre el modelo competitivo estndar y suspredicciones loque llev a que fuese cuestionado, sino tambin lafalta de robustez delmodelo incluso ligeras desviaciones conrespeto a la hiptesis subya-cente de informacin perfecta tenangrandes consecuencias. Pero antesde abordar estos temas, puede sertil describir algunas de las cuestionesconcretas subyacentes en losinicios de mi programa de investigacin eneste campo.P95-164 8/10/03 09:52 Pgina 100
  • REVISTA ASTURIANA DE ECONOMA – RAE N 25 20021012. ALGUNAS IDEAS PROPULSORAS2.1. La educacin como sistema de seleccinEl tiempo que pas entre 1969 y 1971 en el Instituto para losEstudiosdel Desarrollo de la Universidad de Nairobi con una beca dela FundacinRockefeller fue clave en mi forma de pensar sobre estascuestiones. Conel objetivo de poner en marcha polticas quepromovieran su crecimientoy desarrollo, el nuevo gobiernoindependiente de Kenia se haca pregun-tas que no se haban formuladosus antiguos amos coloniales. Por ejem-plo, cunto debera invertirel gobierno en educacin? Estaba claro queuna mejor educacin hacaposible que la gente consiguiera mejorespuestos de trabajo el ttulole colocaba a uno al principio de la cola de lospuestos de trabajo.Gary S. Fields, un joven becario que trabajaba en elInstituto paralos Estudios del Desarrollo, formul un modelo sencillo(publicado en1972) que sugera, sin embargo, que el beneficio privado delaeducacin la mayor probabilidad de conseguir un puesto detrabajopodra diferir del beneficio social. De hecho, caba laposibilidad de queconforme se fueran formando ms personas aumentaseel beneficio pri-vado (fuera an ms necesario conseguir el ttulo)aunque el beneficiosocial pudiera disminuir. Desde estaperspectiva, la educacin tena unafuncin notablemente distinta de laque se le asignaba en la literatura eco-nmica tradicional, en laque contribua sin ms al aumento del capitalhumano y a la mejora dela productividad.6 Este anlisis tuvo importantesconsecuencias sobrela decisin de Kenia respecto a cunto invertir eneducacin superior.El problema que tena el trabajo de Fields era que noplanteaba unanlisis de equilibrio global: los salarios no sedeterminabancompetitivamente sino que estaban fijados.Esta omisin me llev a preguntarme cul podra ser el equilibriodelmercado si se igualasen los salarios al promedio de losproductos margi-nales, condicionados por la informacin disponible(Stiglitz, 1975c). A suvez, ello me oblig a preguntarme: cules eranlos incentivos y meca-nismos que llevaban a que los empleadores ylos empleados adquirierano transmitieran informacin? Dentro de ungrupo de, en otro sentido,similares solicitantes de trabajo (quepor lo tanto se enfrentan con elmismo salario), el empleador tendraun incentivo para identificar al mscapacitado, para encontraralguna forma de realizar una separacin o cla-sificacin entre ellos,si pudiese mantener en secreto tal informacin.Pero habitualmente nopuede; y si los dems se enteran de la capacidadreal de untrabajador, el salario aumentar y el empleador no podr apro-piarsede los beneficios de dicha informacin. As pues, en losprimerosmomentos de este programa de investigacin habamosidentificado unode los aspectos clave de la economa de lainformacin: la dificultad deapropiarse de los beneficios de crearinformacin.(6) Vanse, por ejemplo, Theodore W. Schultz (1960), quien obtuvoel Premio Nobel en 1979,y Jacob Mincer (1974). En ese momento habams investigaciones en curso que critica-ban la formulacin delcapital humano, y que se centraban en el papel de la educacinen lasocializacin y en la provisin de credenciales; vase, por ejemplo,Samuel Bowlesy Herbert Gintis (1976).P95-164 8/10/03 09:52 Pgina 101
  • JOSEPH E. STIGLITZ. LA INFORMACIN Y EL CAMBIO EN EL PARADIGMA DELA CIENCIA ECONMICA102Por otra parte, si el empleado fuera consciente de suscapacidades (esdecir, si hubiera asimetras de informacin entre elempleado y el emple-ador), en ese caso entraran en funcionamientoun conjunto de incentivosdiferentes. Cualquiera que sepa que suscapacidades se sitan por enci-ma de la media tiene un incentivopara convencer a su posible empleadorde ello, pero un trabajadorque se sita en la parte inferior de la distribu-cin de capacidadestiene un incentivo igualmente fuerte para ocultardicha informacin.Apareca aqu un segundo principio que se tuvo queinvestigar en losaos posteriores: hay incentivos para que los individuosno revelenla informacin, para mantenerla en secreto, o, en trminosactuales,para la falta de transparencia. Esto planteaba ciertaspreguntas:Cmo se equilibraban las fuerzas que favorecan elmantenimiento delsecreto y las que propiciaban que se revelase lainformacin? Cul era elequilibrio resultante? Dejar para elsiguiente apartado la descripcin deese equilibrio.2.2. La teora del salario de eficienciaDurante aquel verano que pas en Kenia inici otros tres proyectosdeinvestigacin relacionados con las imperfecciones de lainformacin. Enaquel momento haba un gran desempleo urbano en dichopas. Mis cole-gas del Instituto para los Estudios del Desarrollo,Michael Todaro y JohnHarris, haban formulado un modelo sencillo demigracin de trabajado-res desde el sector rural al urbano queexplicaba el desempleo.7 Los ele-vados salarios urbanos atraan alos trabajadores, quienes estaban dis-puestos a asumir el riesgodel desempleo con tal de contar con la opor-tunidad de conseguiresos mayores salarios. En este trabajo haba unmodelo sencillo, deequilibrio general del desempleo, aunque de nuevofaltaba una pieza:una explicacin de los elevados salarios urbanos, situa-dos muy porencima del salario mnimo legal. No pareca que el gobiernoo lossindicatos estuvieran forzando a los empleadores a pagar esosele-vados salarios. Se necesitaba una teora del equilibrio de ladeterminacinde los salarios. Record los debates que haba tenido unavez en Cam-bridge con Harvey Leibenstein, quien haba postulado que,debido a losproblemas de malnutricin, en los pases muy pobres lossalarios eleva-dos llevaban a una mayor productividad (Leibenstein,1957). La intuicinclave era que las imperfecciones en la informaciny la contratacin podr-an servir para racionalizar tambin ladependencia de la productividad delos salarios.8 En tal caso, podraocurrir que a las empresas les resultasems rentable pagar unsalario ms elevado que el mnimo necesario paracontratar a la manode obra; a dichos salarios los denomin salarios deeficiencia. Conlos salarios de eficiencia, podra existir desempleo en lasituacinde equilibrio. Investigu cuatro explicaciones de por qu la pro-(7) Vanse Michael P. Todaro (1969) y John R. Harris y Todaro(1970). Desarroll estas ideasen Stiglitz (1969b).(8) Otros estaban llegando de forma independiente a la mismaintuicin, en particular,Edmund S. Phelps (1968). Phelps y Sidney G.Winter (1970) tambin se dieron cuenta deque se poda aplicar lamisma lgica a los mercados de productos, en su teora de losmercadosde clientes.P95-164 8/10/03 09:52 Pgina 102
  • REVISTA ASTURIANA DE ECONOMA – RAE N 25 2002103ductividad podra depender de los salarios (aparte de lacorrespondientea la nutricin). La forma ms sencilla era que unosbajos salarios llevan auna mayor rotacin de los trabajadores y, porlo tanto, a unos costes derotacin ms elevados para la empresa.9 Nofue sino hasta algunos aosms tarde cuando pudimos explicar de formams completa sobre labase de las limitaciones de la informacin porqu las empresas tienenque soportar estos costes de rotacin (RichardJ. Arnott y Stiglitz, 1985 yArnott et al., 1988).Otra de las explicaciones de los salarios de eficiencia serelacionabacon el trabajo que estaba iniciando sobre la informacinasimtrica. Cual-quier directivo le dir que pagar salarios mselevados permite atraer alos mejores trabajadores esto essimplemente una aplicacin de lanocin general de la seleccinadversa, que tuvo un papel central en laliteratura inicial sobrelos seguros (Kenneth J. Arrow, 1965). Las empresasno tienen por quaceptar de forma pasiva el salario del mercado. Inclu-so en losmercados competitivos, unas empresas podran, si quisieran,ofrecersalarios ms elevados que otras; le podra convenir a una empre-saofrecer un salario ms elevado para atraer a los trabajadoresmscapaces. De nuevo, la teora del salario de eficiencia explicabala existen-cia de desempleo en el equilibrio. De esta forma,resultaba evidente quela nocin en la que se basaba gran parte delanlisis tradicional del equi-librio competitivo que los mercadostenan que vaciarse sencillamenteno era verdadera cuando lainformacin era imperfecta.Sin embargo, la formulacin de la teora del salario de eficienciaqueha recibido ms atencin a lo largo de los aos se ha centrado enlos pro-blemas de los incentivos. Muchas empresas afirman que pagarsalarioselevados induce a sus trabajadores a trabajar msintensamente. El pro-blema al que Carl Shapiro y yo (1984) nosenfrentbamos era intentarmostrar que esta afirmacin tena sentido.Si todos los trabajadores fue-ran idnticos, el hecho de que a unaempresa le interesase pagar un sala-rio elevado tambin beneficiaraa las dems. En ese caso, si un trabaja-dor fuese despedido porholgazanear, y hubiese pleno empleo, podraencontrar otro trabajoinmediatamente con el mismo salario. De esaforma, un salarioelevado no proporcionara ningn incentivo. El trabaja-dor slo pagaraun precio por holgazanear en el caso de que hubieradesempleo.Mostramos que en el equilibrio tena que haber desempleo:eldesempleo era el mecanismo de disciplina que obligaba a lostrabaja-(9) En Nairobi, en 1969, escrib un largo y exhaustivo anlisis delos salarios de eficienciatitulado Teoras alternativas de ladeterminacin de los salarios y el desempleo en lospases menosdesarrollados. Dada la costumbre de escribir trabajos relativamentecor-tos, centrndose en una nica cuestin en cada momento, en vez depublicar el trabajoen su conjunto tuve que dividirlo en variaspartes. Cada una de ellas tuvo un largo perio-do de gestacin. Elartculo sobre la rotacin de la mano de obra fue publicado comoSti-glitz (1974a); el modelo de seleccin adversa como Stiglitz(1982a y 1992d [una revisinde un trabajo no publicado de 1976]).Elabor la teora de los salarios de eficiencia rela-cionados con lanutricin en Stiglitz (1976). Posteriormente, se desarrollarondiversasversiones de estas ideas en muchos trabajos, incluyendoAndrew W. Weiss (1980), Sti-glitz (1982f, 1986b, 1987a y 1987g),Akerlof y Yellen (1986), Andrs Rodrguez y Stiglitz(1991a y b), RaajK. Sah y Stiglitz (1992), Barry J. Nalebuff et al. (1993) y PatrickRey y Sti-glitz (1996).P95-164 8/10/03 09:52 Pgina 103
  • JOSEPH E. STIGLITZ. LA INFORMACIN Y EL CAMBIO EN EL PARADIGMA DELA CIENCIA ECONMICA104dores a trabajar intensamente (vase Rey y Stiglitz, 1996, parauna for-mulacin alternativa en clave de equilibrio general). Elmodelo tenanotables consecuencias para las polticas, algunas de lascuales describi-r ms adelante. Nuestro trabajo mostraba cmo sepodan utilizarmodelos muy sencillos para mejorar la forma dereflexionar sobre cues-tiones bastante complicadas. En la prctica,por supuesto, los trabajado-res no son idnticos, as que losproblemas de seleccin adversa se com-binan con los de losincentivos. Por ejemplo, el hecho de ser despedidonormalmentetransmite informacin es normalmente un estigma.Hubo una cuarta versin del salario de eficiencia, en la que laproduc-tividad se relacion con aspectos vinculados a la moral, alas percepcio-nes acerca de en qu medida haban sido tratadosjustamente. Aunquetrat brevemente esta versin en mis primerostrabajos (vase en parti-cular Stiglitz, 1974d), la idea no fuedesarrollada plenamente hasta casi 20aos ms tarde en el importantetrabajo de Akerlof y Yellen (1990).2.3. La aparcera y la teora general de los incentivosLa lnea de investigacin sobre la economa de los incentivos enlosmercados de trabajo est muy ligada a la tercera lnea que inicien Kenia.En la teora econmica tradicional, se hablaba mucho deboquilla de losincentivos pero realmente se prestaba muy pocaatencin a las cuestionesrelacionadas con los incentivos, lamotivacin y el control. Con informa-cin perfecta, a los individuosse les paga para realizar un servicio con-creto. Si realizan elservicio, reciben la cantidad estipulada en el contrato;en casocontrario, no la reciben. Con informacin imperfecta, las empre-sastienen que motivar y controlar y tienen que premiar a lostrabajado-res por un buen rendimiento contrastado y castigarles poruno malo. Miinters por estas cuestiones surgi de la reflexin sobrela aparcera, unaforma habitual de tenencia de la tierra en lospases en desarrollo. Bajo laaparcera, el trabajador entrega lamitad (a veces dos tercios) de la pro-duccin al propietario comopago por el uso de sus tierras. A primeravista, esto pareca unsistema muy ineficiente, equivalente a un impuestodel 50% sobre laactividad del trabajador. Ahora bien, cules eran lasalternativas?El trabajador podra arrendar las tierras. Tendra todoslosincentivos, pero entonces tendra que soportar todo el riesgo delas fluc-tuaciones en la produccin; adems, en muchas ocasiones notendra elcapital necesario para pagar la renta por adelantado y elacceso al crdi-to estaba limitado (por razones que se explicarn msadelante). Podratrabajar como asalariado, pero entonces elarrendatario tendra que vigi-larle para asegurarse de quetrabajase. La aparcera representaba un com-promiso entre interesescontrapuestos respecto a la forma de compartirlos riesgos y losincentivos. El problema de informacin subyacente eraque no se podaobservar el esfuerzo del trabajador y que slo se vea suproduccin,la cual no estaba correlacionada perfectamente con suesfuerzo. Elcontrato de aparcera podra ser considerado como una com-binacin deun contrato de arrendamiento ms un contrato de seguro, enel cual elpropietario reembolsa parte de la renta si la cosecha resultasermala. No hay un seguro total (que sera equivalente a un contratodeasalariado) porque dicho seguro atenuara todos los incentivos. AlefectoP95-164 8/10/03 09:52 Pgina 104
  • REVISTA ASTURIANA DE ECONOMA – RAE N 25 2002105adverso del seguro sobre los incentivos que se tienen paraevitar la con-tingencia se le denomina riesgo moral.10En Stiglitz (1974b) analic el contrato de aparcera deequilibrio. Endicho trabajo me di cuenta de la similitud que habaentre los problemasde incentivos que estudiaba y los problemas alos que se enfrentaban lascorporaciones modernas, por ejemplo, a lahora de darles incentivos a susdirectivos un tipo de problema quems adelante se llamara el proble-ma del principal y del agente(Stephen A. Ross, 1973). A continuacin apa-reci una amplialiteratura sobre los sistemas de incentivos ptimos y deequilibrioen los mercados de trabajo, de capitales y de seguros.11 Unprin-cipio importante era que los contratos tenan que basarse enaspectosobservables, fueran estos esfuerzos, procesos o resultados.Muchos delos resultados que se haban obtenido previamente en lainvestigacinsobre la seleccin adversa tenan su paralelo en estecampo de los incen-tivos adversos. Por ejemplo, Arnott y yo (1988ay 1990) analizamos losequilibrios que se derivan de un seguroparcial, como una manera demitigar los efectos de los incentivosadversos (al igual que el seguro par-cial caracterizaba alequilibrio con seleccin adversa).2.4. El salario de equilibrio y las diferencias de preciosLa cuarta lnea de mis investigaciones se centraba en el tema delasdiferencias salariales desde otra perspectiva. Mi trabajoanterior habasugerido que las empresas que se enfrentaban con unaelevada rotacinde los trabajadores podran pagar unos salarios mselevados para miti-gar el problema. Ahora bien, una de las razonespor las cuales la gentedeja un trabajo es para conseguir un puestomejor retribuido, as que latasa de rotacin de los trabajadoresdepende, a su vez, de la distribucinsalarial. El reto era formularun modelo de equilibrio que incorporaseambos aspectos, es decir, enel que la distribucin de los salarios en smisma, que motivaba labsqueda, se explicase como parte del equilibrio.De forma ms general, la teora del salario de eficiencia sealabaquelas empresas podran pagar un salario ms elevado que el necesarioparaconseguir trabajadores; pero el nivel del salario de eficienciapodra variarentre empresas. Por ejemplo, a las empresas con mayorescostes de rota-cin de los trabajadores, o para las cuales laineficiencia de los mismospudiera llevar a grandes prdidas decapital, o en las que el control resul-(10) Al igual que el de seleccin adversa, este trmino tiene suorigen en la literatura deseguros. Las compaas de seguros eranconscientes de que cuanto ms amplia era lacobertura menor era elincentivo para que el asegurado tuviese cuidado; si se asegura-seuna propiedad por ms de 100% de su valor, habra incluso unincentivo para tenerun accidente (un incendio). El hecho de notener el cuidado debido se considerabainmoral; de ah, el nombre. Eltrabajo de Arrow sobre el riesgo moral (Arrow, 1963 y1965) fue unode los antecedentes ms importantes, de la misma forma que lo fue enelcaso de la economa de la seleccin adversa.(11) Para un referencia clsica, vase Hart y Bengt Holmstrm(1987). Adems, vanse Sti-glitz (1975a y 1982c), Kevin J. Murphy(1985), Michael C. Jensen y Murphy (1990),Joseph G. Haubrich (1994)y Brian J. Hall y Jeffrey B. Liebman (1998).P95-164 8/10/03 09:52 Pgina 105
  • JOSEPH E. STIGLITZ. LA INFORMACIN Y EL CAMBIO EN EL PARADIGMA DELA CIENCIA ECONMICA106tase ms difcil, les podra resultar ms adecuado pagar unossalarios mselevados. La consecuencia de todo ello era que mano deobra similarpodra recibir una compensacin bastante diferente enpuestos de traba-jo distintos. En general, la distribucin de lossalarios no se podra expli-car nicamente en trminos de lasdiferencias en las capacidades.Durante las tres dcadas siguientes iba a volver, de formareiterada, aestos cuatro temas en mis investigaciones.3. DESDE EL PARADIGMA COMPETITIVO AL PARADIGMA DE LAINFORMACINEn el apartado anterior, mostr que las disparidades entrelos mode-los que empleaban los economistas y el mundo que yo vea,especial-mente en Kenia, me haban llevado a buscar un paradigmaalternativo.Pero haba otra motivacin, que se derivaba de la lgicainterna y de laestructura del modelo competitivo en s mismo.En trminos prcticos, el modelo competitivo converta a laeconomaen una rama de la ingeniera (sin pretender poner enentredicho a dichaprofesin tan noble), y a los agentes econmicos enmejores o peoresingenieros. Cada uno resolva un problema demaximizacin, con infor-macin completa: los hogares maximizaban lautilidad bajo la correspon-diente restriccin presupuestaria y lasempresas maximizaban los benefi-cios (valor de mercado), y ambosinteraccionaban en mercados de pro-ductos, mano de obra y capitalesque eran competitivos. Uno de lasconsecuencias peculiares era quenunca haba desacuerdo sobre lo quedebera hacer la empresa. Losequipos directivos alternativos llegaran,con gran probabilidad, ala misma solucin en lo que respecta a los pro-blemas demaximizacin. Otra implicacin peculiar era la relacionada conelsignificado del riesgo: cuando una empresa deca que unproyectoentraaba riesgos, eso significaba (o debera significar) queestaba muycorrelacionado con el ciclo de negocios, no que tena unaelevada proba-bilidad de fracasar (Stiglitz, 1989g). Ya he descritoalgunas de las restan-tes implicaciones peculiares del modelo: elhecho de que no haba desem-pleo ni racionamiento del crdito, que secentraba solamente en un sub-conjunto limitado de los problemas deinformacin a los que seenfrentaba la sociedad, que pareca no tenerrespuesta para cuestionestales como las relacionadas con losincentivos y la motivacin.Sin embargo, muchas de la investigaciones desarrolladas por laprofe-sin no se centraban en estas grandes lagunas, sino encuestiones aparen-temente ms tcnicas relacionadas con lasestructuras matemticas. Lasmatemticas subyacentes se basaban en lashiptesis de convexidad y con-tinuidad, y con ellas uno podra probarla existencia del equilibrio y su(Pareto) eficiencia (vanse GerardDebreu, 1959 y Arrow, 1964). Las pruebasestndar de estos teoremasfundamentales de la economa del bienestar nisiquiera incluan dentrode las hiptesis explicitadas las correspondientes ala informacin:el supuesto de informacin perfecta estaba tan arraigadoque no tenaque enunciarse explcitamente. Las hiptesis econmicas queseresaltaban en los anlisis de la eficiencia eran las relacionadascon laausencia de externalidades y de bienes pblicos. En el enfoquede los fallosP95-164 8/10/03 09:52 Pgina 106
  • REVISTA ASTURIANA DE ECONOMA – RAE N 25 2002107del mercado de la economa del sector pblico (Francis M. Bator,1958) seplanteaban aproximaciones alternativas mediante las cualesse podrancorregir dichos fallos, pero estos estaban muy limitadospor las hiptesis.Haba, adems, una llamativa separacin entre el lenguaje queemplea-ban los economistas para explicar los mercados y los modelosque cons-truan. Hablaban de la eficiencia en trminos de informacinde la econo-ma de mercado, aunque se centraban en un nico problemade informa-cin, el de la escasez. Sin embargo, existen muchos otrosproblemas deinformacin con los que se enfrentan los consumidores ylas empresascada da, relacionados, por ejemplo, con los precios ylas calidades de losdiferentes productos que se venden en elmercado, la calidad y los esfuer-zos de los trabajadores que secontratan, o los rendimientos potenciales delos proyectos deinversin. En el paradigma estndar, el modelo de equili-brio generalcompetitivo (por el que Kenneth J. Arrow y Gerard Debreureci-bieron el Premio Nobel en 1972 y en 1983, respectivamente), nohaba per-turbaciones ni eventos no anticipados: al principio de lostiempos, se logrel equilibrio global, y desde entonces todo era eldesarrollo, a lo largo deltiempo, de lo que se haba planificado encada una de las contingencias. Enel mundo real, la preguntadecisiva era: cmo, y en qu medida, resuelvenlos mercados losproblemas fundamentales de la informacin?Haba otros aspectos del paradigma convencional que parecandifci-les de aceptar. Se sealaba que no importaban lasinstituciones los mer-cados podan ver a travs de ellas y elequilibrio se determinaba simple-mente por las leyes de la oferta yla demanda. Se deca que no importa-ba la distribucin de la riquezamientras existieran unos derechos depropiedad bien definidos(Ronald H. Coase, 1960, quien obtuvo el PremioNbel en 1991). Y sedeca que (en gran medida) la historia no importabaconociendo laspreferencias, la tecnologa y las dotaciones iniciales, unopodradescribir la trayectoria temporal de la economa.La investigacin que se realiz en el terreno de la economa de lainfor-macin se inici cuestionando cada una de estas premisassubyacentes.Consideren, por empezar por algn lado, las hiptesis deconvexidad quese relacionan con el muy establecido principio de losrendimientos decre-cientes. Con informacin imperfecta (y los costesde adquirirla) estas hip-tesis ya no eran plausibles. No era sloque el coste de adquirir la infor-macin podra ser considerado comoun coste fijo.12 Mi investigacin con(12) En los espacios normales, las curvas de indiferencia y lascurvas de isobeneficio secomportaban mal. Las no-convexidades quesurgan de forma normal suponan, a suvez, que el equilibrio podracaracterizarse por la aleatoriedad (Stiglitz, 1975b), o quelaspolticas de impuestos eficientes en trminos de Pareto y deimpuestos ptimos podr-an caracterizarse por la aleatoriedad (vanseStiglitz [1982g], Arnott y Stiglitz [1988a] yDagobert L. Brito etal. [1995]). La mera existencia de pequeos costes fijos (debs-queda, de identificacin de las caractersticas de las distintasinversiones, de obtencinde la informacin sobre la tecnologarelevante) implica que los mercados no sern per-fectamentecompetitivos; que se describirn mejor con los modelos decompetenciamonopolstica (vanse Avinash K. Dixit y Stiglitz [1977],Steven Salop [1977] y Stiglitz[1979a y b y 1989f]), aunque la basede la competencia imperfecta sea notablemente dis-tinta de la queplante inicialmente Edward H. Chamberlin (1933).P95-164 8/10/03 09:52 Pgina 107
  • JOSEPH E. STIGLITZ. LA INFORMACIN Y EL CAMBIO EN EL PARADIGMA DELA CIENCIA ECONMICA108Roy Radner (Radner y Stiglitz, 1984) mostr que haba una noconcavidadbsica en el valor de la informacin, es decir, bajo unascondiciones bas-tante generales, nunca conviene comprar slo un pocode informacin. EnArnott y Stiglitz (1988a) se muestra que talesproblemas estn omnipre-sentes incluso en los ms sencillos problemasde riesgo moral (en los quelos individuos podan elegir entreacciones alternativas, por ejemplo, lacantidad de riesgo a asumir).Aunque no habamos revocado la ley de losrendimientos decrecientes,habamos mostrado que su validez era mslimitada de lo que se habacredo previamente.Michael Rothschild y yo (1976) mostramos que, tras lasformulacionesnormales de lo que podra ser considerado un mercadocompetitivo coninformacin imperfecta, el equilibrio a menudo noexista13 an cuandohubiera una cantidad arbitrariamente pequea deimperfeccin en lainformacin.14 A pesar de que las investigacionesposteriores han plante-ado definiciones alternativas para elequilibrio (por ejemplo, Riley, 1979),siguen sin convencernos; lamayora de estas alternativas violan el signi-ficado normal de lacompetencia, que cada participante en el mercadoes tan pequeo quecree que no tendr ningn efecto sobre el comporta-miento de los dems(Rothschild y Stiglitz, 1997).El nuevo paradigma de la informacin fue todava ms lejos alsoca-var los fundamentos del anlisis del equilibrio competitivo,las leyesbsicas de la economa. Por ejemplo, hemos mostrado que,cuando losprecios afectan a la calidad bien sea por efectosrelacionados con losincentivos o con la seleccin el equilibriopuede caracterizarse por elhecho de que la demanda no coincida conla oferta; las empresas nopagarn salarios ms reducidos a lostrabajadores, incluso aunque pue-dan conseguirlos, porque ello lesaumentara sus costes laborales. Contralo que seala la ley delprecio nico, hemos mostrado que el mercado secaracterizar pordiferencias de precios y salarios, aunque no haya ningu-na causaexgena de ruido en la economa, y aunque todas las empre-sas y lostrabajadores sean (en todo lo dems) idnticos. Frente alosresultados habituales del modelo competitivo, hemos mostrado queen lasituacin de equilibrio las empresas pueden cobrar un preciomayor que(13) Las no convexidades llevan normalmente a discontinuidades,y las discontinuidades aproblemas de existencia, pero el problemade no existencia que Rothschild y yo haba-mos descubierto era deuna naturaleza distinta y ms fundamental. El problema era enparteque bastaba una accin de un individuo la eleccin de una pliza deseguro envez de otra para cambiar, de forma discreta, lascreencias, por ejemplo acerca de culera su tipo; y que un ligerocambio en la forma de actuar de, por ejemplo una compa-a de segurospresentando una pliza de seguros nueva podra conducir acambiosdiscretos en las actuaciones y consecuentemente en lascreencias. Partha Dasgupta yEric Maskin (1986) han estudiadoequilibrios de estrategia mixta en las formulaciones dela teora dejuegos, pero estos parecen ser menos convincentes que lassoluciones decompetencia imperfecta de los problemas de existenciaque se describen posterior-mente. En mi trabajo con Richard Arnott(1987 y 1991b), analic otros casos de no exis-tencia en el contextode los problemas de riesgo moral.(14) Esto tuvo una implicacin especialmente molesta: cuandoexista un continuo de tipos,como en los modelos de A. MichaelSpence (1973 y 1974), nunca exista un equilibriocompleto.P95-164 8/10/03 09:52 Pgina 108
  • REVISTA ASTURIANA DE ECONOMA – RAE N 25 2002109los costes marginales, o que se puede retribuir a lostrabajadores porencima de su salario de reserva, con el fin de quese mantenga el incenti-vo que supone el conservar una reputacin(vanse tambin BenjaminKlein y Keith B. Leffler, 1981 y Shapiro,1983). Contra lo que seala la hip-tesis de los mercados eficientes(Eugene F. Fama, 1970), segn la cual losprecios de las accionestransmiten toda la informacin relevante desde elagente informado alno informado, Sanford J. Grossman y yo (1976 y1980a) mostramos que,cuando hay elevados costes a la hora de recabarla informacin, losprecios de las acciones agregan, inevitablemente, lainformacin deforma imperfecta (para inducir a la gente a que recabeinformacin,tiene que haber una cantidad equilibrada de desequili-brio). Cadauna de estas piedras angulares del paradigma competitivofuerechazada, o se mostr que solamente se mantenan bajo unascon-diciones mucho ms restrictivas.La razn ms fundamental por la que los mercados coninformacinimperfecta difieren de aquellos en los que la informacines completa esque, con informacin imperfecta, las acciones oelecciones realizadas enel mercado transmiten informacin. Losparticipantes en el mercadosaben esto y responden consecuentemente.Por ejemplo, las empresasproporcionan garantas no solamente porquecuentan con la capacidadde hacerse cargo de los riesgos derivadosde un fallo en el producto, sinotambin para transmitir informacinsobre su confianza en sus productos.Una persona subscribe una plizade seguros con una gran franquiciapara trasmitirle a la compaa deseguros su creencia de que la probabili-dad de que tenga unaccidente es baja. Tambin se puede ocultar la infor-macin: esposible que una empresa no site a un empleado en un pues-to muyvisible, porque sabe que tal designacin se interpretar comounaindicacin de que el empleado es bueno, con lo que aumentar laproba-bilidad de que la competencia intente contratar a esapersona.Una de las intuiciones iniciales (Akerlof, 1970) fue que, coninforma-cin imperfecta, los mercados pueden ser estrechos o noexistir. La faltade unos mercados concretos, por ejemplo, de losriesgos, tiene unasimplicaciones profundas respecto a cmo funcionanotros mercados. Elhecho de que los trabajadores y las empresas nopuedan contratar unseguro que les proteja de muchos de los riesgosa los que se enfrentaninfluye en los mercados de trabajo y decapitales; conduce, por ejemplo,a contratos laborales en los que elempresario proporciona alguna clasede seguro. Ahora bien, el diseode estos contratos ms complicados, y apesar de ello todavaimperfectos e incompletos, afecta a la eficiencia y alrendimientoglobal de la economa.Lo que quizs es ms importante es que bajo el paradigmaconven-cional los mercados son eficientes en el sentido de Pareto,salvo cuandose produce uno de los, en trminos numricos limitados,fallos del mer-cado. Bajo el paradigma de la informacin imperfecta,los mercados casinunca son eficientes en trminos de Pareto.Al mismo tiempo que la economa de la informacin socavaba,talcomo se ha puesto de manifiesto, algunos de los principios msestable-cidos de la economa, tambin proporcionaba explicacionespara muchosP95-164 8/10/03 09:52 Pgina 109
  • JOSEPH E. STIGLITZ. LA INFORMACIN Y EL CAMBIO EN EL PARADIGMA DELA CIENCIA ECONMICA110problemas que llevaban mucho tiempo sin explicacin. Antes dereferir-me a dichas aplicaciones, quiero presentar una descripcinun poco mssistemtica de los principios de la economa de lainformacin.3.1. Algunos problemas que surgen a la hora de construir unparadigmaalternativoEl que la informacin es imperfecta era, por supuesto, un hechomuyconocido por todos los economistas. La razn por la que losmodelos coninformacin imperfecta no se desarrollaron antes fue queno estaba clarocmo hacerlo: mientras que hay una nica forma en laque la informacin esperfecta, hay un nmero infinito de maneras enlas que la informacin puedeser imperfecta. Una de las claves delxito fue formular unos modelos senci-llos en los que el conjunto deinformacin relevante poda especificarse ple-namente y en los que,consecuentemente, tambin se podan especificartotalmente las formasconcretas en las que la informacin era imperfecta. Apesar de lo tilque resultaba, haba un peligro en esta metodologa: en aque-llosmodelos tan sencillos a veces era posible que se revelaratotalmente lainformacin. Por supuesto, en el mundo real esto nuncaocurre, y es por esoque en algunos de los anlisis posteriores (porejemplo, Grossman y Stiglitz,1976 y 1980a), trabajamos con modeloscon un nmero infinito de condicio-nes. De la misma manera, en losmodelos ms sencillos puede haber formasde resolver completamentelos problemas de incentivos, que no sirven cuan-do los modelos sevuelven ms realistas, por ejemplo cuando se combinanlos problemasde seleccin e incentivos (Stiglitz y Weiss, 1986).Tal vez el problema ms difcil a la hora de construir el nuevopara-digma era el correspondiente a la modelizacin del equilibrio.Era impor-tante pensar en las dos partes del mercado losempleadores y los emple-ados, las compaas de seguros y losasegurados, el prestamista y el pres-tatario. Cada uno tena que serincluido en el modelo como racional, enalgn sentido, realizandoinferencias sobre la base de la informacin dis-ponible ycomportndose en consecuencia. Quera modelar el comporta-mientocompetitivo, en el que cada agente fuese pequeo y se creyesepequeocon lo que sus acciones no podran influir o no influiran enelequilibrio (aunque las inferencias de otros acerca de su conductapodranverse afectadas). Finalmente, haba que pensar detenidamenteacerca decul era el conjunto de acciones posibles: lo que cadaparte podra hacerpara extraer o transmitir informacin a losdems.Como veremos, la diversidad de resultados obtenidos (y mucha delaconfusin habida en la literatura inicial) surgi en parte por nohaber sidotodo lo claro que se poda haber sido en lo que respecta alos supuestos.Por ejemplo, en el modelo de seleccin adversa estndarse asociaba la cali-dad del bien ofrecido en el mercado (por poneralgunos casos, de loscoches de segunda mano, o el grado de riesgode los asegurados) al pre-cio. El comprador del coche (el vendedordel seguro) es consciente de larelacin estadstica que existe entreel precio y la calidad, y esto influye ensu demanda. El equilibriodel mercado es el precio al que la demanda igua-la a la oferta.Pero es un equilibrio si y slo si no hay ninguna va a travsde lacual el vendedor de un buen coche pueda transmitir dichainformacinP95-164 8/10/03 09:52 Pgina 110
  • REVISTA ASTURIANA DE ECONOMA – RAE N 25 2002111al comprador con el fin de que pueda ganar una prima de calidady si nohay ninguna va a travs de la cual el comprador puedaestablecer diferen-cias entre los coches buenos y malos.Normalmente, estas vas existen, y elintento de obtener esainformacin influye profundamente en la forma enla que funcionan losmercados. Para desarrollar un paradigma nuevo, tuvi-mos que rompercon unos supuestos muy establecidos, tuvimos que plan-tearnos qu eslo qu debera tomarse como hiptesis y qu es lo que debe-ra deducirsedel anlisis. No se poda partir de la hiptesis de que el mer-cado sevaciaba; tampoco vala el supuesto de que una empresa vende elbienal mismo precio a todos los compradores. Ni siquiera se podacomen-zar el anlisis suponiendo que en un equilibrio competitivolos beneficiosseran nulos. De acuerdo con la teora tradicional, enel caso de que hubie-ra beneficios positivos una empresa podraentrar y hacerse con los clien-tes existentes. Segn la nueva teora,el intento de hacerse con nuevosclientes, disminuyendo ligeramentelos precios, podra conducir a cambiosnotables en su comportamientoo en su composicin, de tal forma que losbeneficios de la empresaentrante terminarn siendo al final negativos.Haba que replantearsetodas las conclusiones desde las hiptesis iniciales.Progresamos en nuestros anlisis porque empezamos con unosmodelosmuy sencillos de mercados concretos, que nos permitieron valo-rarcuidadosamente cada una de las hiptesis y conclusiones. Sobrelabase del anlisis de mercados concretos (bien sea el mercado deseguros,el de la educacin, el laboral, o el de la tenencia de latierra / la aparcera),intentamos identificar unos principiosgenerales, con el fin de ver cmooperaban en cada uno de los otrosmercados. De este modo, identifica-mos unas caractersticasconcretas, unas hiptesis concretas respecto a lainformacin, queparecan ser ms relevantes en un mercado que en otro.La forma en laque se compite en el mercado de trabajo es diferente a laque seobserva en el mercado de seguros o en el mercado decapitales,aunque estos mercados tienen mucho en comn. Estainteraccin, el ana-lizar las diferentes maneras en las que talesmercados son similares ydiferentes, result ser una estrategiainvestigadora fructfera.153.2. Los orgenes de las asimetras en la informacinLas imperfecciones en la informacin son omnipresentes en laecono-ma: de hecho, es difcil imaginar cmo sera un mundo coninformacinperfecta. Gran parte de las investigaciones que estoydescribiendo se cen-(15) Algunos trabajos iniciales, especialmente en el campo de lateora de equilibrio general,de Leonid Hurwicz (1960 y 1972), JacobMarschak y Radner (1972) y Radner (1972), entreotros, haban sealadola importancia de los problemas de informacin, e incluso hab-anidentificado algunas de las formas en las que la informacinlimitada afectaba a lanaturaleza del equilibrio del mercado (porejemplo, slo se podran realizar contratosque dependieran de estadosdel mundo que fuesen observables por ambas partes delcontrato).Pero este intento de modificar la teora abstracta del equilibriogeneral paraincorporar los problemas de la informacin imperfectaresult, al final, menos fructfe-ro que el enfoque alternativoconsistente en empezar con unos modelos bastante con-cretos y muysimplificados. Arrow (1963, 1965, 1973, 1974 y 1978), a pesar deser unafigura clave dentro del enfoque de equilibrio general, fuetambin uno de los primerosen identificar la importancia de laseleccin adversa y los efectos del riesgo moral.P95-164 8/10/03 09:52 Pgina 111
  • JOSEPH E. STIGLITZ. LA INFORMACIN Y EL CAMBIO EN EL PARADIGMA DELA CIENCIA ECONMICA112tran en las asimetras de informacin, el hecho de que diferentesperso-nas saben cosas distintas. Los trabajadores saben ms que suempresarespecto a sus capacidades; la persona que subscribe unseguro conocemejor su salud, por ejemplo, si fuma o bebe en exceso,que la compaaaseguradora. De forma similar, el propietario de uncoche lo conoce mejorque los posibles compradores; el propietariode una empresa tiene unmejor conocimiento de la misma que unposible inversor; el prestatariotiene un mayor conocimiento delgrado de riesgo de su proyecto que elprestamista; etctera.Un rasgo esencial de una economa de mercado descentralizadaesque las distintas personas saben cosas diferentes y, en ciertosentido, loseconomistas llevaban mucho tiempo pensando en mercadoscon asime-tras de informacin. Pero la literatura previa no habapensado ni encmo se creaban ni en cules podran ser susconsecuencias. Aunquetales asimetras de informacin surgen de formainevitable, la medida enque lo hacen y sus consecuencias dependende cmo se estructura elmercado y, a su vez, el hecho de que sereconozca que aparecern influ-ye en el comportamiento del mismo.Por ejemplo, aunque un individuono tenga ms informacin acerca desus capacidades que sus posiblesempleadores, en el instante en elque va a trabajar para un determinadoempleador se crea una asimetrade informacin dicho empleador yapuede saber ms que el resto en loque se refiere a las capacidades delindividuo. Una consecuencia esque el mercado de mano de obra ya uti-lizada puede que no funcionemuy bien. Los dems empleadores se lopensarn dos veces a la hora depujar por los servicios del trabajador,sabiendo que slo tendrn xitosi invierten demasiado. Este obstculo ala movilidad laboral le dapoder de mercado al primer empleador, quiense sentir tentado aejercerlo. Consecuentemente y debido a que el tra-bajador sabe queexiste la tendencia a quedarse atrapado en un puesto detrabajo, seradverso al riesgo a la hora de aceptar una oferta. Por ello,lascondiciones del contrato inicial han de establecerse teniendo encuenta ladisminucin del poder negociador del trabajador que seproduce en elmomento en el que acepta un puesto de trabajo.Por poner otro ejemplo, es normal que en un proceso deexploracinpetrolfera una empresa pueda obtener informacin relevanterespecto ala probabilidad de que haya petrleo en una zona cercanauna externali-dad informativa (vanse Stiglitz, 1975d y Jeffrey J.Leitzinger y Stiglitz,1984). La existencia de dicha informacinasimtrica afecta a la naturale-za de la puja por los derechos delpetrleo en esa zona cercana. Si se sabeque hay asimetras deinformacin la puja ser notablemente distinta dela que se producirasi tales asimetras no existieran (Robert B. Wilson,1977). Los queno cuentan con la informacin supondrn que slo gana-rn si ofrecendemasiado las asimetras de informacin agravan el pro-blema de lamaldicin del ganador (Wilson, 1969 y Edward Capen et al.,1971). Elgobierno (u otros propietarios de grandes zonas a explotar)deberatener esto en cuenta en su estrategia de arrendamiento. Y losquepujan por los contratos de arrendamiento iniciales tambin tendrnencuenta esto: parte del valor de ganar en esta subasta inicial esla renta deinformacin que se acumular en rondas posteriores.P95-164 8/10/03 09:52 Pgina 112
  • REVISTA ASTURIANA DE ECONOMA – RAE N 25 2002113Mientras que en los trabajos iniciales de la economa de lainforma-cin se abordaban las cuestiones relacionadas con la formaen la que losmercados superaban los problemas de asimetras en lainformacin, enlos trabajos posteriores se centra el anlisis en lasformas a travs de lascuales los agentes del mercado crean losproblemas de informacin, porejemplo intentando explotar el poder demercado. Un ejemplo son losdirectivos de las empresas, que intentanatrincherarse y reducen la com-petencia en el mercado de directivostomando decisiones que aumentanla asimetra en la informacin (AndreiShleifer y Robert W. Vishny, 1989 yAaron S. Edlin y Stiglitz,1995). Esto es un ejemplo del problema generalde la gobernabilidadde la empresa, a la que me referir posteriormente.Anlogamente, lapresencia de imperfecciones en la informacin danlugar al poder demercado en los mercados de productos. Las empresaspueden explotareste poder de mercado a travs de rebajas y otras for-mas deestablecer diferencias entre individuos que tienen unos costesdebsqueda distintos (Salop, 1977; Salop y Stiglitz, 1977 y 1982 yStiglitz,1979a). Las diferencias de precios que existen en elmercado son creadaspor el mercado no son sencillamente el fruto delfracaso del mercado ala hora de lograr el arbitraje completo deunas diferencias de precios cau-sadas por perturbaciones queafectan a los distintos mercados de formadiferente.3.3. La superacin de las asimetras de informacinA continuacin deseo considerar de forma breve las vas a travsdelas cuales se tratan las asimetras de informacin y cmo, en partepue-den superarse.1 Incentivos para recabar y revelar informacin. Hay doscuestionesclaves: cules son los incentivos para obtener informacin,y cules sonlos mecanismos. Mi breve anlisis de la educacin comosistema de cla-sificacin sugera el incentivo fundamental: losindividuos ms capacita-dos (los individuos de menor riesgo, lasempresas con mejores produc-tos) recibirn un salario ms elevado(tendrn que pagar una primamenor, recibirn un precio mayor por susproductos) si pueden probarque son ms productivos (menor riesgo,mayor calidad).Sealamos antes que a la vez que algunos individuos tienen unincen-tivo para revelar informacin, otros lo tienen para que no serevele.Cabra la posibilidad de que, en una situacin de equilibriodel mercado,solamente se revelara parte de la informacin? Uno delos resultados ini-ciales importantes fue que el mercado revelaratotalmente la informa-cin, siempre y cuando los ms capacitadospudieran probar, sin coste,que lo eran, aunque los que estuvieranpor debajo de la media prefirieranque no se revelase ningunainformacin. En los modelos ms sencillos,describ un proceso dedesenmaraamiento: si el ms capacitado pudie-se probar su capacidad,lo hara; pero entonces todos los dems quedar-an agrupados yrecibiran el producto marginal medio de dicho grupo; yel mscapacitado de tal grupo tendra un incentivo para revelar su niveldecapacitacin. Y as desde el primero al ltimo, hasta que hubieseunarevelacin completa. (Me refer a esto de forma jocosa como la LeydeP95-164 8/10/03 09:52 Pgina 113
  • JOSEPH E. STIGLITZ. LA INFORMACIN Y EL CAMBIO EN EL PARADIGMA DELA CIENCIA ECONMICA114separacin de Walras si todos los grupos menos uno se separadelresto, entonces el ltimo grupo tambin queda identificado.)Qu pasa si los ms capaces no logran convencer a losposiblesempleadores de que, efectivamente, lo son? La otra partedel mercadotiene tambin un incentivo para recabar informacin. Unempleador quepuede hacerse con un trabajador que es mejor de lo quese cree habrencontrado un chollo, ya que el salario del trabajadorestar determinadopor lo que piensan los dems respecto a suscapacidades. El problema,como hemos sealado, es que si los demsempleadores terminan cono-ciendo lo que l sabe, entonces competirnpor el trabajador y se incre-mentar su salario, y el empleador nopodr apropiarse de las rentas deri-vadas de su inversin en labsqueda de informacin.El hecho de que la competencia dificulte la apropiacin, porparte delque busca la informacin, de las rentas derivadas de dichacriba tiene unaimplicacin importante: en los mercados en los que,por una u otra razn,los ms capacitados no pueden transmitirtotalmente sus caractersticas, lainversin en la criba requiere unacompetencia imperfecta en la criba. Enefecto, la economa tiene queelegir entre dos imperfecciones distintas:entre las imperfeccionesen la informacin o las imperfecciones en la com-petencia. Porsupuesto, al final, habr ambos tipos de imperfeccin y nadaaseguraque dichas imperfecciones se equilibrarn de forma ptima (Sti-glitz,1975b y Dwight Jaffee y Stiglitz, 1990). Este es slo uno delosmuchos ejemplos de la interaccin existente entre lasimperfecciones delmercado. Antes, por ejemplo, sealbamos losproblemas de incentivosasociados con la aparcera, que surgen cuandolos trabajadores no sondueos de la tierra que trabajan. Se podraevitar este problema si los indi-viduos pudieran conseguir prstamospara comprar sus tierras. Pero lasimperfecciones del mercado decapitales las limitaciones existentes res-pecto a la capacidad deconseguir un prstamo, que surgen a su vez de lasimperfecciones deinformacin explican por qu esta solucin no sirve.Hay otra consecuencia importante: si los mercados fuesentotalmenteeficientes con respeto a la informacin es decir, si lainformacin se dise-minase de forma instantnea y perfecta por todala economa, entoncesnadie tendra incentivo para hacerse con lainformacin, siempre y cuan-do tuviera que asumir algn coste porello. Por lo tanto, los mercados nopueden ser totalmente eficientescon respeto a la informacin (Grossmany Stiglitz, 1976 y 1980a).2 Mecanismos para eliminar o reducir las asimetras deinformacin.En los modelos ms elementales, en los que (por ejemplo)los individuosconocen sus capacidades, puede parecer que hay unaforma muy sencillaa la hora de resolver el problema de la asimetraen la informacin: dejarque cada persona nos cuente cmo es enrealidad. Lamentablemente, losindividuos no tienen siempre unincentivo para decir la verdad. Hablar nocuesta nada y, por ello,es preciso emplear otros mtodos si se quieretransmitir lainformacin de forma creble.La forma ms sencilla de hacerlo era mediante un examen. Losmode-los de equilibrio competitivo (Arrow, 1973 y Stiglitz, 1974a)con exmenesP95-164 8/10/03 09:52 Pgina 114
  • REVISTA ASTURIANA DE ECONOMA – RAE N 25 2002115sirvieron para establecer dos puntos generales. Primero, enequilibrio losms capaces ganaban en gran medida a costa de losmenos capaces. Elque se pruebe que un individuo es ms capaz leproporciona a dicha per-sona un salario ms elevado, pero,simultneamente, muestra que losdems son menos capaces. De ah quelos rendimientos privados deriva-dos de los gastos en una cribabasada en la educacin, superen a los ren-dimientos sociales. Eraclaro que haba externalidades importantes aso-ciadas con lainformacin, un tema que volvera a aparecer en trabajosposteriores.Segundo, y como resultado mas chocante, podran existirequilibriosmltiples uno en el que la informacin se revelase de formacompleta(el mercado identificase las personas ms y menos capaces) yotro enel que esto no ocurriera (denominado un equilibrio agrupador).Elequilibrio agrupador dominaba en trminos de Pareto al equilibriocorres-pondiente a la revelacin completa. Este trabajo, realizadohace unos 30aos, arroj dos resultados muy importantes para laspolticas, que, sor-prendentemente, no han sido incorporados en sutotalidad, incluso hoyen da, a los correspondientes debates depoltica. En primer lugar, losmercados no proporcionan losincentivos apropiados para la revelacinde la informacin. Hay, enprincipio, un papel para el gobierno. Y, ensegundo lugar, losgastos en informacin pueden ser demasiado grandes(vase tambinHirshleifer, 1971).3 Transmitir la informacin a travs de acciones. En todo caso,granparte de la informacin que las empresas recogen acerca de susemplea-dos, o los bancos acerca de sus prestatarios, o las compaasde segurosacerca de sus asegurados, no proviene de exmenes sino quese derivade inferencias basadas en su conducta. Esto es unaobviedad en la vidacotidiana pero no lo era en nuestros modeloseconmicos. Como ya heindicado, en los planteamientos iniciales dela seleccin adversa en losmercados de seguros se haba observadoque, a medida que una compa-a de seguros incrementase sus primas,era posible que las personas conuna menor probabilidad de tener unaccidente decidieran no asegurarse;el deseo de suscribir un seguroa un precio concreto transmita informa-cin a la compaa de seguros.George Akerlof puso de manifiesto queeste fenmeno es mucho msgeneral: por ejemplo, el deseo de un pro-pietario respecto a venderun coche usado transmita informacin acercade la calidad delcoche.Bruce C. Greenwald (1979 y 1986) dio un importante paso adelanteenestos planteamientos, mostrando cmo se aplicaba la seleccinadversaa los mercados de trabajo y de capitales (vanse tambinGreenwald etal., 1984 y Stewart C. Myers y Nicholas S. Majluf,1984). Por ejemplo, eldeseo de los que pertenecen a una empresarespecto a vender accionesde la misma a un precio concretotransmite informacin sobre cules sonsus ideas respecto al valor dedichas acciones. La intuicin de Akerlof res-pecto a que elresultado de estas asimetras de informacin era que losmercadosseran estrechos o no existiran ayud a explicar por qu losmercadosde trabajo y de capitales a menudo no funcionaban bien. Pro-porciontambin parte de la explicacin de por qu las empresas obte-nan unamuy pequea proporcin de sus fondos a travs de acciones(Mayer,1990). Stigler estaba equivocado: la informacin imperfecta noeraalgo similar a un coste de transaccin.P95-164 8/10/03 09:52 Pgina 115
  • JOSEPH E. STIGLITZ. LA INFORMACIN Y EL CAMBIO EN EL PARADIGMA DELA CIENCIA ECONMICA116Hay un conjunto de acciones, bastante ms amplio, quetransmiteninformacin y que van mucho ms all de aquellos aspectos enlos que sehan centrado los modelos de seleccin adversatradicionales. Una com-paa de seguros quiere atraer clientes quegozan de buena salud. Puedeque se d cuenta de que si la oficina sesita en el quinto piso de un edi-ficio sin ascensor solamenteintentarn asegurarse las personas que notienen problemas de corazn.El deseo o la capacidad de subir andandocinco pisos transmiteinformacin. De forma ms sutil, puede que se decuenta de que laaltura a la que necesita instalarse, si solamente quiereconseguirsolicitantes sanos, depende de otros elementos de su estrate-gia,como la prima que cobra. O puede que la compaa decida incluirlainscripcin en un club de salud, pero cobrando una prima mselevada.Los que valoran un club de salud porque utilizarn susservicios estarndispuestos a pagar la prima ms elevada y, adems, esprobable quegocen de mejor salud.Hay muchas otras acciones que transmiten informacin. La calidaddela garanta ofrecida por una empresa puede transmitir informacinsobrela calidad del producto; solamente las empresas que creen quesu pro-ducto es fiable estarn dispuestas a ofrecer una buenagaranta. La garan-ta es deseable no solamente porque reduce elriesgo, sino porque trans-mite informacin. El nmero de aos deeducacin reglada puede trans-mitir informacin sobre la capacitacinde un individuo. Es posible quelos individuos ms capaces vayan a laescuela ms tiempo; en ese casopuede que el incremento en elsalario, asociado al aumento en la escola-rizacin, no sea unaconsecuencia del capital humano que se ha incorpo-rado, sinosencillamente el resultado de la criba que se realiza. La magni-tudde la franquicia que elige una persona al contratar una pliza desegu-ro puede transmitir informacin acerca de sus previsionesrespecto a laprobabilidad de un accidente o a su importancia enpromedio, es posibleque aquellos que tienen menos probabilidades detener un accidenteestn dispuestos a aceptar unas franquiciaselevadas. El deseo de unempresario respecto a mantener una granparte de su riqueza en unaempresa (o de quedarse con una gran partede las acciones de la misma)transmite informacin acerca de suscreencias sobre los resultados de laempresa en el futuro. Si unaempresa promociona a un individuo a unpuesto concreto, con ellopuede transmitir informacin respecto a cmovalora suscapacidades.El hecho de que estas acciones puedan transmitir informacininfluyeen la conducta. En algunos casos, la accin estar diseadapara ofuscar,para limitar el grado en el que se revela lainformacin. El que la empresasepa que las dems estn mirando a quinpromociona, con el fin de com-petir de forma ms intensa por dichostrabajadores, puede influir en la dis-posicin de la misma respectoa promover a algunos individuos o a asig-narles ciertas tareas(Michael Waldman, 1984). En otros, la accin estardiseada paratransmitir informacin de forma creble, con el fin de modi-ficar lascreencias. El hecho de que los clientes consideren que el produc-toes mejor si la empresa ofrece ms garanta y que, por lo tanto,estndispuestos a pagar un precio superior puede influir en lagaranta que laempresa est dispuesta a ofrecer. El que un empresariosea consciente deque vendiendo sus acciones transmitir una sealnegativa respecto a suP95-164 8/10/03 09:52 Pgina 116
  • REVISTA ASTURIANA DE ECONOMA – RAE N 25 2002117opinin sobre las perspectivas futuras de su empresa, puedellevar a quese quede con ms acciones de la misma; con ello, sucartera estar menosdiversificada de lo que lo estara de otro modo(y, consecuentemente,puede que le lleve a actuar de una manera msreacia al riesgo).Al final, queda clara una leccin muy sencilla: algunosindividuosquieren transmitir informacin; otros no quieren que setransmita (biensea porque tal informacin puede hacer que empeore suimagen ante losdems o bien sea porque la transmisin de informacinpueda influirnegativamente en su capacidad de apropiarse derentas). En cualquierade los dos casos, el hecho de que lasacciones transmitan informacinlleva a la gente a modificar sucomportamiento, y cambia el modo en elque funcionan los mercados.Esta es la causa por la que las imperfeccio-nes de la informacintienen efectos tan profundos.Una vez que uno es consciente de que las actuacionestransmiteninformacin, se obtienen dos resultados. Primero, al tomardecisionesacerca de qu hacer, los individuos pensarn no solamenteen lo que lesgusta (como en el enfoque econmico tradicional) sinotambin en elefecto que dicho proceder tendr respecto a lasopiniones que los demstienen acerca de ellos. Si decido seguir enel sistema educativo ms tiem-po, ello puede llevar a que los demscrean que soy ms capaz. Conse-cuentemente, puedo optar por seguirestudiando ms tiempo, no porqueconsidere valioso lo que se ensea,sino porque considere que esto cam-bia las opiniones de los demsrespeto a mis capacidades. Por supuesto,esto significa que tenemosque replantearnos todo lo relacionado con latoma de decisiones delas empresas y de los hogares.Segundo, sealamos anteriormente que los individuos tienenunincentivo para mentir los menos capacitados dirn que son mscapa-ces. Del mismo modo, si, a la hora de asegurarse, se consideraque subirandando hasta el quinto piso es una seal de que se est mssano,entonces puede que est dispuesto a hacerlo, aunque no lo est,simple-mente para engaar a la compaa de seguros. Si se tiene claroestehecho, uno debe buscar las formas mediante las cuales lainformacin setransmite en equilibrio. La intuicin fundamentalrespecto a cmo podraproducirse esto se expuso en un trabajo queescrib con Michael Roths-child (1976). Si aquellos que fuesen mscapaces, menos proclives al ries-go, o ms solventes se comportarande alguna forma diferente (tuviesendistintas preferencias) respectoa los que fuesen menos capaces, menosproclives al riesgo, o menossolventes, entonces sera posible disear unconjunto de elecciones,que llevaran a que aquellos que tuvieran carac-tersticas distintasse identificarn realmente a travs de su auto-selec-cin. Elmecanismo concreto que analizamos en nuestro modelo de segu-rosmuestra cmo funcionan dichos mecanismos de auto-seleccin.Laspersonas que saben que tienen una menor probabilidad de tener unacci-dente estarn ms dispuestas a aceptar una pliza de seguros conunafranquicia elevada; por ello, una compaa de seguros queofreciese dosplizas, una con una prima elevada y sin franquicia yotra con una primareducida y una franquicia elevada, podraestablecer diferencias entre losclientes de elevado y bajo riesgo.As, es sencillo construir elecciones queseparen a las personas enclases.P95-164 8/10/03 09:52 Pgina 117
  • JOSEPH E. STIGLITZ. LA INFORMACIN Y EL CAMBIO EN EL PARADIGMA DELA CIENCIA ECONMICA118Era claro que la informacin se transmita porque las accioneserancostosas, y ms costosas para unos que para otros. El intento detrans-mitir informacin tena que modificar la conducta. Nuestroanlisis mos-tr, adems, que no solamente eran relevantes lasasimetras de informa-cin, sino tambin, de forma ms general, lasimperfecciones de infor-macin. Aunque los que contratasen un segurono conociesen susprobabilidades de tener un accidente (o no lasconociesen con una mayorprecisin que la compaa de seguros), en lamedida en que los que tuvie-ran en promedio unas probabilidades mselevadas de tener un acciden-te difirieran en algn sentido que sereflejara en sus preferencias y accio-nes, entonces se podranemplear y se emplearan los mecanismos deauto-seleccin parasepararlos.El hecho de que no fuera posible observar las actuaciones sinincu-rrir en algn coste llev a otra serie de preguntas. Alempleador le gus-tara conocer cul es el ritmo al que est trabajandosu empleado; alprestamista le gustara conocer los movimientos delprestatario. Estasasimetras de informacin acerca de las accionesson tan importantescomo las asimetras que describ anteriormente. Aligual que ocurre enel caso del modelo de seleccin adversa, elvendedor de seguros puedeintentar superar los problemas queplantean las asimetras de informa-cin mediante un examen, al igualque ocurre en el modelo de riesgomoral o de incentivos adversos,puede intentar controlar las accionesdel asegurado. Pero losexmenes y el control son costosos y, aunqueproporcionen algunainformacin, normalmente todava queda unagran cantidad de informacinimperfecta residual. Una forma deenfrentarse a este problema estratar de inducir el comportamientodeseado a travs de las clusulasdel contrato. Por ejemplo, el com-portamiento de los prestatarioscon respeto a la toma de riesgos puedeverse afectado por el tipo deinters que cobra el prestamista (Stiglitz yWeiss, 1981).3.4. Las consecuencias respecto al equilibrio del mercadoLa ley de la oferta y la demanda haba sido considerada desdehacamucho tiempo como un principio fundamental de la economa. Dehechono hay ninguna ley que obligue a que la compaa de segurosvenda unapliza a todos los que la soliciten a la prima anunciada, oa que el presta-mista facilite fondos a todos los que los pidan altipo de inters fijado, oa que el empleador emplee a todos los quesoliciten un trabajo al salariopropuesto. Con informacin perfecta ycompetencia perfecta, cualquierempresa que cobrase un precio msalto que las dems perdera todossus clientes; y al precio vigenteuno se enfrentaba con una oferta de clien-tes perfectamenteelstica. En los modelos de seleccin e incentivosadversos, lo queimportaba no era solamente la oferta de clientes oempleados oprestatarios, sino tambin su calidad el grado de riesgodelasegurado o del prestatario, las rentas de la inversin, laproductivi-dad del trabajador.Dado que la calidad puede incrementarse con el precio, esposibleque sea rentable (por ejemplo) pagar un salario ms elevadoque el deP95-164 8/10/03 09:52 Pgina 118
  • REVISTA ASTURIANA DE ECONOMA – RAE N 25 2002119equilibrio, con independencia de que la relacin con la calidadse derivede los efectos de seleccin o de incentivos adversos (o, enel mercado detrabajo, de los efectos relacionados con la moral o lanutricin). La con-secuencia, como ya hemos apuntado, es que elequilibrio del mercadopuede caracterizarse por el hecho de que lademanda no iguale a la ofer-ta en el sentido tradicional. En elequilibrio del mercado de crditos, laoferta de prstamos puederacionarse (William R. Keeton, 1979; JonathanEaton y MarkGersovitz, 1981 y Stiglitz y Weiss, 1981). O, en el mercadodetrabajo, la tasa salarial puede ser ms elevada que lacorrespondientea la igualdad entre la oferta y la demanda de manode obra (un salario deeficiencia), llevando al desempleo.16El anlisis de las elecciones que surgen en equilibrio pleno(teniendototalmente en cuenta no slo la informacin que tienen lasempresas,por ejemplo, acerca de sus clientes, sino tambin lainformacin queestos ltimos tienen respecto a la forma en la que lasempresas harninferencias acerca de ellos, sobre la base de sucomportamiento y, ade-ms, el hecho de que las inferencias que unaempresa pueda hacerdependen no solamente de lo que hace la empresa,sino tambin de loque hacen las dems) se convirti, sin embargo, enuna labor difcil. Lasituacin ms fcil de analizar fue la de unmonopolista (Stiglitz, 1977).El monopolista podra preparar unconjunto de lotes que permitirandiferenciar entre distintos tiposde individuos, y podra analizar si maxi-mizara sus beneficiosseparndolos totalmente o creando (parcialmen-te) un fondo comn, esdecir, ofreciendo un conjunto lotes que hicie-ran posible el quedistintos tipos de individuos pudiesen elegir el mismo.Este trabajopuso las bases de una teora general de la discriminacin deprecios.Segn las teoras estndar del monopolio, con informacin per-fecta,las empresas tendran un incentivo para discriminar por medio delosprecios de forma perfecta (extrayendo el excedente total decadaconsumidor). Si hiciesen esto, entonces el monopolio nogenerara real-mente una distorsin. Sin embargo, en la mayora de losmodelos sesupona que no haba discriminacin de precios (es decir, elmonopolis-ta ofreca el mismo precio a todos los clientes), sin quese justificase porqu no la haba. Las investigaciones nuevasmostraron que, dada unainformacin limitada, las empresas podrandiscriminar, pero que sola-mente podran hacerlo de formaimperfecta. Los trabajos posteriores dediferentes autores (comoWilliam J. Adams y Yellen, 1976 y Salop, 1977)se centraron en elanlisis de las formas mediante las cuales un mono-polista podraaveriguar las caractersticas relevantes de sus clientes.As, laeconoma de la informacin proporcion la primera teora cohe-rente delmonopolio.(16) Construir modelos de equilibrio con estos efectos es msdifcil de lo que podra pen-sarse en un principio, debido a que laconducta de cada agente depende de las oportu-nidades existentes enotras partes. Es decir, de la conducta de otros. Por ejemplo,lostrabajadores que atrae una empresa a un determinado salariodependen de las ofertasrealizadas por las otras empresas. Shapiro yStiglitz (1984), Rodrguez y Stiglitz (1991a yb) y Rey y Stiglitz(1996) son intentos de hacerse cargo de estos problemas deequilibriogeneral.P95-164 8/10/03 09:52 Pgina 119
  • JOSEPH E. STIGLITZ. LA INFORMACIN Y EL CAMBIO EN EL PARADIGMA DELA CIENCIA ECONMICA120La razn por la cual fue fcil analizar el monopolio es que elmonopo-lista poda estructurar todo el conjunto de las elecciones alas que seenfrentaban sus clientes. Lo que es difcil es describirel equilibrio com-petitivo pleno, por ejemplo, un conjunto decontratos de seguros tal quenadie pudiera ofrecer un conjuntoalternativo que fuera beneficioso. Cadaempresa podra controlar lasopciones que planteara, pero no las ofreci-das por las dems; y lasdecisiones de los clientes dependeran de todo elconjunto deopciones disponibles. En nuestro trabajo de 1976, Rothschildy yoconseguimos analizar este caso.Como consecuencia de este anlisis, se obtuvieron tresresultadossorprendentes. Ya he mencionado el primero: bajo unascondiciones bas-tante plausibles y dada la definicin normal delequilibrio, puede que esteno exista. Haba dos formas posibles deequilibrio: equilibrio agrupador,en el que el mercado no es capazde distinguir entre los tipos, y equilibrioseparador, en el que slo es. Los distintos grupos se separaban reali-zando accionesdiferentes. Dentro de nuestro contexto, mostramos quenunca podrahaber un equilibrio agrupador si hubiera un nico contra-to quefirmase todo el mundo, habra otro contrato, que podra ofrecerotraempresa, que rompera el equilibrio agrupador. Por otra parte, sielcoste de la separacin fuese demasiado elevado, puede que noexistieratampoco un equilibrio separador. Cualquier supuestoequilibrio separadorpodra romperse por medio de un contratoagrupador rentable, un con-trato que sera realizado tanto por lostipos de reducido riesgo como poraquellos en los que este eselevado.17Segundo, incluso reducidas cantidades de imperfecciones en lainfor-macin pueden cambiar los resultados estndares respeto a laexistenciay caracterizacin del equilibrio. El equilibrio, porejemplo, nunca existecuando los dos tipos estn muy prximos entre s.Sencillamente, comoya hemos visto, el modelo de equilibriocompetitivo no es robusto.Tercero, ahora podemos ver que el hecho de que las accionestrans-mitan informacin afecta al equilibrio. En los modelos deinformacinperfecta, los individuos se libraran totalmente de losriesgos a los que seenfrentan y, consecuentemente, actuaran de unaforma neutral respectoal riesgo. Explicamos por qu los mercados deseguros no funcionaranbien por qu la mayora de los individuosreacios al riesgo slo se har-an con una cobertura parcial. Elresultado era relevante no solamente porlas intuiciones queproporcion respeto al funcionamiento de los merca-dos de seguros,sino tambin porque hay importantes elementos deseguros en muchastransacciones y mercados. La relacin entre el arren-(17) Por supuesto, los mercados de seguros existen,efectivamente, en el mundo real. Sos-pecho que una de lasprincipales limitaciones que dificultan la aplicacin deRothschild-Stiglitz (1976) es la hiptesis de competencia perfecta.Factores tales como los costes debsqueda y la incertidumbreexistente respecto a las complicaciones que pueden surgira la horade que una compaa pague una reclamacin hace menos plausible lahipte-sis de competencia perfecta. La auto-seleccin sigue siendorelevante, pero alguna ver-sin de la competencia monopolstica puedeser ms pertinente que el modelo de com-petencia perfecta.P95-164 8/10/03 09:52 Pgina 120
  • REVISTA ASTURIANA DE ECONOMA – RAE N 25 2002121dador y su arrendatario, o entre el empleador y su empleado,incluyencomponentes de seguro.En resumen, el principio general de que las acciones transmiteninfor-macin se aplica en muchos contextos. Adems, las limitacionesexisten-tes respecto a la capacidad de librarse de los riesgos sonimportantes a lahora de explicar muchas relacionescontractuales.3.5. Separacin, clasificacin y sealizacinEn equilibrio, tanto los compradores como los vendedores,losempleadores como los empleados, la compaa de seguros y elasegu-rado, y el prestamista y el prestatario son conscientes delas conse-cuencias que tienen sus acciones respecto a lainformacin. En el casoen el que, por ejemplo, la compaa de seguroso el empleador tome lainiciativa de separar a los solicitantes, laauto-seleccin es una alterna-tiva a los exmenes como mecanismo deseparacin. En el caso en elque el asegurado, o el empleado, tome lainiciativa de identificarsecomo un socio contractual msinteresante, normalmente se dice queest sealizando (Spence, 1973).Pero, por supuesto, en equilibrio lasdos partes son conscientes delas consecuencias de las alternativas exis-tentes, y lasdiferencias entre los modelos de sealizacin y
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