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I LÍNEA DE
INTERVENCIÓN
“CUIDADO INTEGRAL DE
SALUD”

SESION EDUCATIVA: “ESPIRITUALIDAD, EL CAMINO A LA FELICIDAD”
1. GENERALIDADES
1.1. INSTITUCIÓN Y POBLACIÓN BENEFICIARIA
1.1.1. Institución beneficiada: Centro de Salud Víctor Larco.
1.1.2. Población Beneficiada: Adultos Mayores
1.2. DURACIÓN: 90 minutos
1.3. FECHA: 17/10/14
1.4. HORA: 4:00 pm – 5:30 pm
1.5. RESPONSABLES:
Barreto Báez Kattya Y.
Cruz Toribio Brenda L.
2. JUSTIFICACIÓN:
Envejecer no es sólo un factor de la vida, sino un proceso. Desde que
nacemos envejecemos, los cambios no se presentan de un día para otro, se
presentan paulatinamente mientras pasamos de una etapa a otra en dicho
proceso.
El envejecer es un proceso del desarrollo humano al que es necesario
adaptarse, pues las distintas características de la etapa de la vejez suponen para
el individuo desafíos, logros y frustraciones, posibilidades de conflicto y
dificultades, entre los cuales se puede mencionar un debilitamiento físico
progresivo, la pérdida de seres queridos, y la muerte. Y al igual que en cualquier

otra etapa de la vida, en la vejez se apela a los recursos de que se dispone para
hacer frente a las dificultades.
Uno de estos recursos personales es la espiritualidad. La concepción que
las personas tengan acerca de lo sagrado, lo que hay más allá de la muerte, o las
respuestas que se hayan dado a las preguntas de por qué y para qué de la vida,
dan origen a muchas conductas, sentimientos, y pensamientos que pueden
resultar de particular apoyo en la etapa final de la vida, a la vez que son los
criterios centrales en la evaluación de la propia vida. Por estos motivos, se plantea
que la espiritualidad puede influir tanto en el bienestar psíquico de los adultos
mayores como en su proceso de adaptación al envejecimiento.
Dada la importancia que se da actualmente a temas relacionados con la
calidad de vida, y a los aspectos positivos de las personas e instituciones, es que
surge recientemente el estudio científico de la espiritualidad en distintos campos,
incluyendo a la enfermería. Este artículo se focaliza entonces, en la espiritualidad
en la adultez mayor, tomando a la espiritualidad tanto en su relación con el
bienestar subjetivo, en el sentido de tratarse de valores y metas de las personas,
como con el bienestar psicológico en sus dimensiones de relación con los demás,
crecimiento personal, y propósito en la vida.
3. OBJETIVOS:
El adulto mayor aprenderá e internalizará todos los aspectos importantes
que conforman su espiritualidad
El adulto mayor analizará e interpretará la importancia de la práctica del
desarrollo espiritual.
4. DESARROLLO DEL TEMA:

I. DEFINICION:
La espiritualidad es la expresión de la esencia del ser. Esta esencia es la
sustancia de la vida y se manifiesta en energía, cualidades y valores. Un
conjunto de valores, creencias y acciones que suponen una búsqueda de lo
trascendente y una paz interior.
Debemos entenderla como un sentimiento que tiene todo ser humano, sea
cual sea su creencia religiosa, de verse inmerso e involucrado con la vida.
Diversos aspectos interactúan en este concepto: biológicos, emocionales,
mentales y sociales.
II. IMPORTANCIA:
La vida espiritual no sólo consiste en tener estos sentimientos y anhelos,
también es sentirse parte de algo trascendente.
Contribuye a dar un sentido y propósito en la vida, y orienta la conducta de las
personas, sus relaciones interpersonales y su forma de sentir y de pensar,
tanto a la realidad como a sí mismos.
Fortalece, anima y brinda bienestar paz, felicidad.
III. CARACTERISTICAS DE UN SER ESPIRITUAL:
La creencia de un ser supremo
Encuentra significado, esperanza, alivio y paz interior en su vida.
Muchas personas encuentran espiritualidad a través de la religión.
Otras la encuentran a través de la música, el arte o de una conexión con la
naturaleza. Otros la encuentran en sus valores y principios.
IV. COMO DESARROLLAR LA ESPIRITUALIDAD:

La espiritualidad es una dimensión fundamental del hombre. Hoy en día, en el mundo
que vivimos, llenos de contradicciones, exigencias y estrés, la espiritualidad está
tomando dimensiones cada vez más importantes, como una salida hacia la
satisfacción y la efectividad, e incluso en algunos casos, para sobrevivir.
Desarrolla la creatividad, ayuda a la toma de decisiones, el manejo del estrés, las
relaciones humanas y principalmente fortalece la salud. Es importante, simplemente,
porque forma parte esencial de nuestra naturaleza.
Aquí tomamos la definición de la Dra. Stella Resnick en su libro “Reencontrando el
Placer” que define la espiritualidad como “una auténtica e innegable sensación de
saber, en el corazón y las entrañas, que formamos parte de algo bueno que es más
grande que nosotros.”
Desarrollar la espiritualidad (independientemente del credo de cada quien), exige una
práctica cotidiana, una disciplina, que puede ser vivida de manera liviana y expansiva.
A continuación compartimos 10 maneras que la Dra. Resnick recomienda en su libro
para llevar la espiritualidad a la práctica cotidiana.
Diez Experimentos Personales
Practique periódicamente el control de la respiración a lo largo del día.
Practique la respiración consciente, para conectarse con su yo más grande, su
capacidad de inspirarse y sus principios más elevados. Haga unas cuantas
respiraciones limpiadoras para expulsar la tensión y sus sensaciones
corporales, alisar cualquier repliegue y centrar la mente. Suspire profundamente

para sentir con mayor intensidad, sus sensaciones y sentimientos. Haga cinco
respiraciones jadeantes cuando necesite un poco de energía rápida.
Medite un minuto unas cuantas veces al día, sobre todo cuando se sienta
nervioso/a o tenso/a. Siéntese en postura alerta pero relajada, con la cabeza
erguida, y observe su respiración sin controlarla, atento/a a la elevación y
descenso del pecho cuando entra y sale el aire. Vea si logra abandonar sus
pensamientos narrativos y ser simplemente un testigo imparcial de hechos,
durante un minuto. Observe sus sensaciones corporales, los pensamientos que
surjan y los sonidos que perciba a su alrededor, sin hacer nada aparte de
observarlo todo.
En caso de duda, ore pidiendo orientación. No es necesario que crea en Dios
para orar. Le basta con creer en un poder superior que está dentro de usted,
una fuente de sabiduría e integridad que puede orientarlo/a hacia su verdad
intuitiva.
Pase algún tiempo a solas, en contacto con la naturaleza, para madurar y
simplemente ser. Mantenga los sentidos despiertos y en el momento presente.
Véase como una parte del todo.
Escriba una carta de afecto y gratitud a una persona a quien ame. Escriba
acerca de lo que más le gusta y aprecia de ella. Después léale la carta.
Ayude a una persona necesitada, con actos, más que con dinero. Hágale de
hermano/a mayor algún niño discapacitado; prepare algunas comidas para
enfermos de sida o ancianos; sirva a los que no tienen hogar en una misión;
enseñe a leer a un adulto; dé prioridad a dar solaz a cualquier persona que
acuda a usted en busca de consuelo.

Con su pareja o con un/a amigo/a, ofrézcase a colaborar juntos como
voluntarios en algún trabajo comunitario. Participe en un trabajo comunitario
que se adapte a sus ideales.
Comente sus creencias espirituales con su pareja o un/a amigo/a. Entre los
temas que pueden comentar están: cuál es la finalidad de cada uno en su vida;
qué le da más sentido a su vida actual; qué idea tienen de un poder superior;
qué piensan de la muerte.
Píenselo un poco y constrúyase una vida después de la muerte en la que pueda
creer. Vea si estas nuevas convicciones le añaden potencia.
Procure tomarse un tiempo cada día para disfrutar de las alegrías más sencillas
de la vida y enriquecerse de ellas: un corazón cariñoso, una mente en paz y un
cuerpo tranquilo y enérgico.
V. ¿COMO ESTA LA ESPIRITUALIDAD EN EL ADULTO MAYOR?
En esta etapa siguen buscando su crecimiento espiritual.
Profundizan sus creencias y valores
El envejecimiento produce cambios en los ritmos de vida, deja espacios propicios
para practicar nuevas rutinas y disminuir la ansiedad que implicó el cumplimiento
de un sinnúmero de obligaciones en la etapa media de la vida, favoreciendo el
desarrollo de la espiritualidad.
El adulto mayor tiene una experiencia basada en su historia de vida y siente una
trascendencia al futuro; por lo general, no es fácil admitir que al terminar la vida siga
una “nada” posterior.
La persona desea darle a su vida un sentido y una explicación. A veces, el espacio
natural sólo le ofrece sensaciones tangibles, es decir, percibidas por los sentidos. El

espacio interior, en cambio, le da sensaciones intangibles como la pertenencia al
universo.
Es decir, la vida espiritual interior es inconmensurable, ni puede ser media. Es la
“sed” de tener un significado, el anhelo de poseer algo firme. De pertenecer a un
“grupo” y de llegar a tener una explicación “cósmica” un sentido pleno de la vida que
ha vivido.
La vida espiritual también tiene que ver con el vínculo que uno tiene con los demás,
pues nadie es autosuficiente, ni por ellos pierde su dignidad. Es necesario dar una
dimensión distinta a las relaciones interpersonales para hacerlas plenas y darles
mayor importancia.
¿Cómo? Dignificando y mejorando esas relaciones.
La enajenación con algo (por ejemplo, el poder, el dinero, ser dictador de la moral=
hace que las demás personas queden subordinadas y no permite una interacción
adecuada. Es necesario liberarse de estas obsesiones para volver a encontrar al otro;
pero antes es preciso reconciliarse con uno mismo. Casa persona debe hallar su
interioridad y su identidad. Al hacer las paces consigo misma, empieza a profundizar
en su ser, no en una forma estética sino verdaderamente ética.
La sanación interior lleva al perdón, pero se requiere mucho crecimiento persona al
interior para lograrlo. En este sentido, el conocimiento de la existencia de esta vida
espiritual ayuda mucho, al igual que los valores religiosos que tenga cada uno.
La valoración y la aceptación de las personas importantes para la vida contribuyen a
superar las censuras que impiden el perdón.

Dificultades para tener la vida espiritual
Muchas personas pierden la perspectiva de la vida misma, tanto personal como de
pareja o familiar.
Esto ocurre sobre todo entre quienes aún no han llegado a la etapa del adulto mayor,
pues debido al estilo de vida que predomina actualmente, a menudo no se dan
tiempo para ellos mismos. Están demasiado atareados haciendo muchas cosas,
como trabajo, ejercicio, viajes, etc.
Todo esto les impide “vivir la vida a fondo”, esto es “darse cuenta” de lo que hacen. El
no procurarse espacios de identificación personal impide la “meditación
trascendental”, que nos es otra cosa sino ser conscientes y estar de acuerdo con la
vida propia que viven.
El adulto mayor puede tener más tiempo y posibilidades para desarrollar una vida
espiritual que le permita tener estados emocionales sanos y adecuados.
Por eso mismo es importante ayudarlo a quitarse el miedo y el rechazo a las
vivencias que ha tenido en su vida; estas sensaciones son la expresión por “haberse
perdido”, haberse desorientado en persona, tiempo y espacio (sobre todo con los
seres que más ha amado).
¿Cómo ayudarlo? Platicando y poniendo en práctica ejercicios que lo ayuden a darle
a la espiritualidad la importancia que tiene. Es conveniente hacer esto en forma
grupal, con otros adultos mayores con quienes no ha convivido mucho.
Puede resultares más fácil compartir vivencias y experiencias con ellos que con
personas con quienes ha convivido muchos años, pues se pierde la “pena”, puede

sentirse más libre tanto de expresar lo que siente como de aprender de sus
compañeros en este desarrollo de su espiritualidad.
Satisfacción de necesidades:
La espiritualidad hace referencia a la satisfacción de las siguientes necesidades:
1. Crecimiento del espíritu.
Como decíamos al principio, no sólo de pan vive el hombre; hay otros aspectos
que necesitamos para vivir con buena calidad de vida. El anciano vive
frecuentemente una vida de baja calidad, no sólo a causa de su penuria
económica, sino sobre todo por la marginalidad afectiva a la que se ve
frecuentemente sometido. Llamamos espíritu a lo más profundo de nosotros
mismos, referido a ese Yo interior e íntimo que se alimenta de la palabra, que es
comunicación, que es amor. Es el pneuma de los griegos, que equivale al soplo
que da vida, que dinamiza, que mueve y conmueve las fibras más íntimas de cada
uno.
Nuestro espíritu crece gracias a la comunicación. El teólogo valenciano, José
Ignacio González Faus, dice que el diálogo es el camino más directo para facilitar
la liberación y el crecimiento personal y espiritual. Tal vez porque constituye un
reflejo del ser de Dios, que se define a sí mismo como Amor, Logos, Palabra,
Comunicación. La actitud de las personas que saben dialogar en profundidad es
una actitud de fuerza centrífuga que lleva a los interlocutores a un movimiento que
se irradia en libertad para amar. Esa es la libertad del ser humano que se siente
realizado, y que encuentra su vida llena de significado. Cuando la persona siente
que su vida tiene significado, percibe a la vez el sentido de pertenencia, y palpa
que su vida, por lo tanto, es también importante para otros. Es entonces cuando se

siente capaz de enfrentar las peores dificultades, incluida la proximidad evidente
de la muerte.
Es bien sabido, como lo afirma V. Frankl, que las personas cuya vida se encuentra
llena de sentido son también las que le hallan más sentido a la muerte, y son
capaces de afrontarla con mayor calma, con más serenidad, con mayor paz
interior, y más alejadas de la depresión. Tomada así la perspectiva de la muerte,
ella misma ofrece importantes oportunidades para el crecimiento personal y
relacional, la intimidad, la reconciliación, el perdón. Aspectos todos necesarios
para una vida más humana.
2. Verdad esencial.
Este es otro valor implícito en la sana espiritualidad. El ser humano está hecho
para la verdad y necesita la verdad; empezando por la verdad de uno mismo. Es la
verdad que nos hace libres y hace que nos sintamos libres.
En su Escuela de Psicología Analítica, C. G. Jung, al hablar del proceso de
individuación, describe al ser humano en crecimiento, como alguien que ha de vivir
la etapa de la caída de las máscaras. Los estereotipos, convencionalismos
sociales, y tantos elementos que nos invaden desde la cultura ambiental nos
llevan a vivir muchas veces de acuerdo al cumplimiento de ciertos roles que, si
bien responden a tareas propias de nuestra profesión o a las expectativas de los
demás, lo cierto es que pueden impedirnos ser nosotros mismos.
La verdad esencial nos lleva a ser auténticos, y nos ayuda a poner nuestra
confianza en algo o alguien que sea realmente trascendente, importante para uno
mismo. Gracias a ella podemos establecer una escala de valores en nuestra vida.
La verdad nos ayuda a hacer un recorrido de nuestra propia historia con serenidad
suficiente como para aceptar las luces y sombras de nuestra andadura por el

camino de la vida, y dar a cada cosa y experiencia la importancia que realmente
tienen. Nos ayuda a enfrentar la culpa en forma liberadora, y no angustiosa o
neurótica. La verdad nos enseña a poner en primer lugar lo que es primero.
Ya Melanie Klein hablaba de la capacidad reparatoria como algo importante en la
vida de todo hombre y de toda mujer que desee vivir la verdad de su vida. Nadie
pasa por la vida haciendo sólo el bien y nunca el mal; nadie es puro destello de luz
sin asomo de oscuridad. Son muchos los elementos nada honrosos y bastante
mezquinos que se van adhiriendo a nuestro caminar diario, y en algún momento
sentimos la necesidad de sacarlos de nuestra mente y de nuestro corazón. Esa es
la capacidad reparatoria o de perdón que, bien vivida y practicada, ayuda a la
persona a enfrentar, ligera de equipaje, la frontera de la muerte.
Esta verdad se refiere también a las personas que viven con el anciano, o con
cualquier persona gravemente enferma (aunque no sea anciana) cuando se
encuentra en real peligro de muerte. Ayudar al enfermo en forma pedagógica y
amorosa a conocer su verdad, y acompañarle en la asimilación de la misma, es la
mejor forma de brindarle los recursos más eficaces y oportunos que requiere en
ese momento. Quizá no se le puede curar de su enfermedad; quizá en ese
aspecto de cura médica nada se puede hacer por él, pero sí se puede cuidar de él.
En ese sentido, ante una persona próxima a la muerte, nunca se podrá decir que
ya no hay nada que hacer. Recordemos que las palabra curar y cuidar vienen
ambas de la misma raíz latina “curare”, que significa precisamente tener cuidado
de alguien. Siempre, pues, se podrá cuidar a la persona amada. Ahí está otra vez
la eficacia del corazón.
3. Esperanza gratificante.

Es imposible vivir sin esperanza, y es triste morir sin esperanza. Para V. Frankl,
autor experto como pocos en esta materia, la falta de esperanza equivale a
carencia del sentido de vida, y por lo tanto, ahí residiría el origen de la neurosis
noógena; neurosis la más grave de todas según él, porque afecta a la capacidad
de orientación para la vida y la muerte. Es la neurosis que nos incapacita para vivir
el presente de cara al futuro, y es incompatible, por lo tanto, con la buena calidad
de vida.
Vivir bien, supone vivir con esperanza, con ilusión. Esta es la esperanza que
gratifica, que da sentido a la vida y a la muerte. La esperanza nos hace ser
transmisores de mensajes positivos, de algo importante para uno mismo y los
demás. El anciano vive la experiencia de que cuando se acerca ya su fin, aún le
quedan muchas cosas por hacer y decir. Hay que arreglar cuentas pendientes, hay
que decir a los seres queridos todo lo que les queremos, y hay que pedirles
perdón por no haberlo dicho antes de una manera más audible y convincente.
Una actitud así, permite presentarse a la muerte con una esperanza de vida
trascendente; le permite afrontar la muerte de amigos y familiares, y preparar la
propia muerte. Es esta una esperanza que permite al sujeto realizar la revisión de
la propia vida, e integrarla a su persona pacíficamente en un proceso de verdadera
reconciliación consigo mismo y los demás, y si es creyente, reconciliarse también
con su Dios.
Elementos que ayudan.
Aunque ya está dicho de alguna manera más arriba, conviene ahora indicarlo en
forma más explícita. Nada ayuda más a que la persona anciana pueda vivir feliz su
espiritualidad profunda y su vida interior, que el apoyo directo de los hijos o de los

familiares más cercanos. Ellos pueden, mejor que nadie, estimular e incitar al
anciano a que ejercite los nuevos roles que la vida siempre presenta.
La vida nunca es igual en cada uno de sus días, por muy monótona que parezca.
Si decía Heráclito que, por mucho que nos bañemos muchas veces en el mismo
río, nunca lo haremos en la misma agua, también es cierto que ningún día de
nosotros es igual al anterior. Surgen nuevas ocupaciones, nuevas tareas y
deberes, nuevas personas alrededor de nosotros, que condicionan nuestro
renovado actuar. Si los hijos y familiares cercanos ayudan al anciano a
desempeñar y disfrutar estas nuevas tareas, iniciativas y roles, le ayudan a vivir
renovadamente su vida hasta el final.
En el desempeño de los nuevos roles no podemos olvidar la importancia que hoy
ha adquirido ese nuevo – antiguo rol que podemos llamar la “abueleidad”. Hoy se
produce frecuentemente una interacción altamente positiva entre abuelos y nietos.
Cada vez es más frecuente encontrarnos con abuelos llenos de vida y entusiasmo,
ocurrentes y activos, con tiempo para los nietos; y es frecuente también,
encontrarnos con nietos que quizá han logrado una mejor interacción con los
abuelos que con los propios padres. He tenido la suerte de contar con padres
longevos (mi madre murió en plena lucidez a los 103 años de edad), y he podido
comprobar en mi propia familia lo interesante e importante que fue para mis
sobrinos y sobrinos nietos el contacto con los abuelos, y especialmente con la
bisabuela. Los ancianos rompen la barrera entre las generaciones.
Un aspecto que los próximos al anciano pueden apoyar para su desarrollo
espiritual es, sin duda, la capacidad de este para el silencio y la contemplación.
Estamos tan acostumbrados al ruido y a la precipitación, a correr el día entero de
un lado para otro, que ya hemos llegado a olvidar que el silencio y la quietud
adecuados son agentes de salud mental, y signos de buena salud. Hemos

desquiciado de tal manera el modo de vida que no es raro hoy día encontrar a
alguien, preocupado por la salud de un amigo, porque a este le agrada partir solo
de vez en cuando para encontrarse a solas con la naturaleza, y escuchar el
silencio. Nos preguntamos: ¿estará enfermo este amigo que busca la soledad?
¿Le pasará algo?
Es muy posible que el anciano, ahora que tiene más tiempo, goce con el silencio,
con la belleza del arte, la lectura sosegada, la oración. ¿Por qué no darle los
medios y oportunidades para que se ejercite en esa práctica de silencio y vida
contemplativa? Se verá enriquecido en su espiritualidad, y enriquecerá a todos los
que viven cerca de él. En este tiempo nuestro tan ruidoso y presuroso, tan lleno de
prisas y frenesí, es bueno saber aprovechar momentos de pausa, quietud,
serenidad, tranquilidad y paz.
Saber vivir la vejez puede ayudar a experimentar momentos así, y todos los que
trabajan con personas mayores deben ayudar a crear los medios para que una
vida así sea posible. No hace mucho, una anciana de 85 años, de extracto popular
y humilde, de muy escasos medios económicos, me decía algo muy importante:
“Para mí lo más bonito que hay, es poder salir cuando no llueve a un sitio eriazo
que hay cerca de mi casa, con mi marido, para que veamos la puesta del sol
tomaditos de la mano. No sabe Ud., padrecito, lo feliz que soy”. Y no sabe Ud.,
querida señora, lo feliz que me hizo Ud. misma al contarme su experiencia. Esta
es la eficacia del corazón.
VI. TRES ASPECTOS IMPORTANTES EN LA ESPIRITUALIDAD DEL ADULTO
MAYOR
LA FE
Definición:

Tener fe es tener la plena seguridad de recibir lo que se espera; es estar
convencidos de la realidad de cosas que no vemos.
Tener fe en DIOS:
Es ACEPTAR lo que Dios permite en nuestra vida aunque no lo entendamos,
aunque no nos guste.
Beneficios:
Nos trae salvación
Da respuesta a nuestras oraciones
Es el medio a la provisión natural
Mueve la mano de Dios.
AMOR
Definición:
El amor es el sentimiento profundo q busca el bienestar del otro, es el valor
que humaniza a las personas.
Beneficios:
- Felicidad inminente
- Amor = Salud
- Cada día más bello
- ¡Te ves más joven!
- Te estresas menos
- Ayuda a tener un corazón sano
- Aumenta tu autoestima
- Ya no te enfermas tanto

PERDÓN
Definición:
Perdonar significa liberarse de todos esos sentimientos o emociones
negativas que nos perjudican.
Beneficios:
- Sirve de balance de la vida
- Posibilita reparar lo que no se hizo bien y restablecer vínculos
perdonando.
- Se recupera la paz
5. RECURSOS
5.1. Humanos:
Participantes: Adultos Mayores inscritos en el Centro de Salud de
Víctor Larco.
Expositoras:
- Estudiantes de enfermería del VIII ciclo de la Universidad
Nacional de Trujillo
Asesora
- Dra. Yolanda Rodríguez Salvador
5.2. Materiales:
Globos
Incienso
Cinta de agua
Cinta de embalaje
Cartulina escolar

Limpiatipo
Florero
Mantel
Candelabro
Incienso
Velas
Siliconas
Pistola de silicona
Papel bond
Cintas satinadas
Rosas
Tiras de lentejuela
Estrellas
5.3. Institucionales
Ambiente del Centro de Salud de Víctor Larco
6. EVALUACIÓN:
Para evaluar si se cumplió con los objetivos se realizó las siguientes preguntas:
¿Cuáles son los aspectos importantes que conforman la espiritualidad?
¿Cuál es la importancia de la práctica del desarrollo espiritual?
Los adultos mayores contestaron a las preguntas planteadas durante la
retroalimentación de forma acertada.

7. BIBLIOGRAFÍA
LIBROS:
Leiton, Z, Ordoñes, Y, 2003. Autocuidado de la salud para las
personas Adultas Mayores. Manual de información para los
Profesionales. MINDES. Lima – Perú.
Julio V. Maffei. Psicología Evolutiva y religión. Latinoamericana
Libros - Argentina – 1981
Dra. María Haydeé F. de Nouzelles.El desafío de la vejez.
Vinciguerra - Argentina - 1996
PAGINAS WEB:
Definición de fe - Qué es, Significado y Concepto. Disponible en:
http://definicion.de/fe/#ixzz2XY3ZhQBb
Espiritualidad en el adulto mayor. Disponible en:
http://www.insp.mx/geriatria/acervo/pdf/Espiritualidad%20en%20el
%20adulto%20mayor.pdf


ANEXO
S


