fonseca, rubem - el enfermo moliere

of 68 /68
 

Author: olivia-teroba

Post on 16-Jul-2015

240 views

Category:

Documents


9 download

Embed Size (px)

TRANSCRIPT

digitalizado por srp

.

Literatura o Muerte

Rubem Fonseca

El enfermo Molire__________________________________________________________________________Traduccin de Elkin Obregn

Grupo Editorial Normahttp://www.norma.com Bogot Barcelona Buenos Aires Caracas Guatemala Lima Mxico Panam Quito San Jos San Juan San Salvador Santiago de Chile Santo Domingo

Primera edicin abril de 2003 Primera reimpresin agosto de 2003 Ttulo original portugus O doente Molire Rubem Fonseca, 2000 Publicado originalmente en Brasil por Editora Companhia das Letras. Editorial Norma S.A. Apartado 53550, Bogot Armada Blanca Villalba Palacios Diseo de cubierta Camilo Umaa Ilustracin de cubierta El enfermo imaginario (fragmento); de Honore Daumier

Impreso por Cargraphics S.A. Impresin Digital Impreso en Colombia Printed in Colombia CC 21997 ISBN 958-04-7220-3 Prohibida la reproduccin total o parcial por cualquier medio sin permiso escrito de la Editorial Este libro se compuso en caracteres Adobe Minion Derechos reservados en espaol para Amrica Latina

Fonseca, Rubem, 1925 El enfermo Molire I Rubem Fonseca; traducido del portugus por Elkin Obregn. - Bogot: Grupo Editorial Norma, 2003. 126 p.; 21 cm. - (Serie literatura o muerte) Ttulo original: O doente moliere. ISBN 958-04-7220-3 1. Novela policaca brasilea 2. Novela brasilea 3. Molire, Jean Baptiste Poquelin, 1622-1673 - Novela 1. Obregn Elkin, tr. II. Tt. III. Serie B869.3 cd 19 ed. AHP2114 CEP-Banco de la Repblica- Biblioteca Luis-Angel Arango

Principales personajes de esta novelaPOR ORDEN DE APARICIN

MARQUS ANNIMO. nico personaje ficticio. Amigo y colega de colegio de Molire. MOLIERE (Jean-Baptiste Poquelin, o Pocquelin, segn la grafa de la poca). Uno de los mayores autores teatrales de la literatura universal. RACINE (Jean). Gran dramaturgo y poeta, autor de tragedias basadas en los clsicos de la antigedad. LULLI (florentino, ms conocido por su nombre afrancesado, Lully). Famoso compositor, colabor con la composicin de msica y ballet en varias piezas de Molire. Es considerado el fundador de la pera francesa. LA GRANGE, O Lagrange (Charles Varlet). Actor de la troupe de Molire. BARON (Michel). Actor del grupo de Molire. ARMANDE. Actriz y esposa de Molire. LA FOREST O La Fort (Rene Vannier). Cocinera de Molire. SEOR COUTHON. Vecino de Molire, que asisti a sus ltimos momentos. LUIS XIV. Rey de Francia. Patrocin la compaa de Molire, que pas a ser conocida como la Troupe du Roi. MADEMOISELLE DE LA VALLIERE. Favorita del rey. MARQUESA DE MONTESPAN (o madame de Montespan). Ocup el lugar de mademoiselle de la Valliere como favorita del rey. Tuvo con l varios hijos, de los cuales seis sobrevivieron, todos reconocidos y agraciados con altos ttulos de nobleza. LA FONTAINE (Jean de). Escritor francs, famoso por sus Fbulas. MIGNARD PIERRE. Autor del retrato que el marqus annimo dice tener en su casa. BOILEAU (Nicolas Boileau-Despraux). Importante autor, de gran influencia en la literatura francesa de la poca. CHAPELLE (Claude-Emmanuel Luillier). Poeta, compaero de colegio y amigo de Molire. MADELEINE BJART. Hermana mayor de Armande Molire. DOCTOR MAUVILLAN. Mdico de Molire. CORNEILLE (Pierre). Clebre autor francs de dramas y tragedias. Aport versos a la tragedia ballet de Molire, Psiqu. PRNCIPE GASTON D'ORLANS (to de Luis XIV). Patrocin durante un tiempo la troupe de Molire. PRNCIPE DE CONTI (Armand de Bourbon, hermano del Gran Conde). Patrocin, antes de convertirse al catolicismo, la troupe de Molire. LA CHAUSSE (Jean Hamelin). Cmplice de la marquesa de Brinvilliers en varios crmenes de muerte. MARQUESA DE BRINVILLIERS (Marie-Madeleine d' Aubray). Sentenciada por el asesinato de su padre y de dos hermanos. MARQUISE- THRESE (mademoiselle du Pare). Actriz de la trouppe de Molire. MADEMOlSELLE DE BRIE (Catherine Le Clerc du Rozay). Actriz de la troupe de Molire. MADAME DE RAMBOUILLET. Clebre por las reuniones que promova en su casa.

MADAME DE SCUDRY (Madeleine). Escritora y promotora de reuniones literariosociales. MADAME DE SVIGN (Marie de Rabutin-Chantal). Famosa epistolgrafa. Sus cartas, reunidas en libro, constituyen un clsico del gnero. MADAME DE LA FAYETTE (Marie-Madeleine Pioche de la Vergne). Novelista, autora del libro Princesa de eleves. LA ROCHEFOUCAULD (Franois, duque de). Autor de reflexiones y pensamientos, en forma de epigramas, mximas y aforismos, admirados por su elegancia, irona y perspicacia. MARQUESA DE MAINTENON (o madame de Maintenon). Sustituy a la marquesa de Montespan como favorita de Luis XIV. No tuvo hijos con el rey, con quien realiz un casamiento morgantico secreto, probablemente en 1683. TIBERIO FIORILLI (conocido como Scaramouche, o Scaramuccia). Actor de la troupe italiana que comparta con la compaa de Molire la sala del Palais- Royal. ESPRIT-MADELEINE. Hija de Molire y Armande. HENRIETTE-ANNE D' ANGLETERRE (madame). Hermana del rey Charles II de Inglaterra y esposa de Monsieur, con quien tuvo tres hijos. MONSIEUR (Philippe, duque d'Orlans). nico hermano del rey. Patrocin durante algn tiempo la troupe de Molire. CHARLOTTE-ELISABETH DE BAVIERA (madame). Princesa palatina, segunda esposa de Monsieur, con quien tambin tuvo tres hijos. PADRE ROULL (Pierre). Autor de un libelo que peda condenar a Molire a muerte en la hoguera. DOCTOR DES FOUGERAIS. El mdico ms clebre de Pars. DOCTOR D'AQUIN. Mdico del rey. DOCTOR ESPRIT. Mdico de Monsieur. DOCTOR YVELIN. Mdico de Madame. ANTOINE DREUX D'AUBRAY. Asesinado por su hija, la marquesa de Brinvilliers. MADAME VOlSIN. Hechicera y envenenadora. LA REYNIE (Nicolas-Gabriel de). Jefe de polica de Pars. CAPITN SAINTE-CROIX. Cmplice de la marquesa de Brinvilliers. EGGIDI. Especialista en venenos. DOCTOR VALLOT. Mdico clebre de Pars. DOCTOR GUNAUT. ldem.

Registros

Soy un marqus de ilustre estirpe, de la mejor nobleza, pero no soy escritor, apenas un lector constante de los buenos autores. Me gustara escribir para el teatro, ser como mi amigo Molire o como Racine. Un da escrib una tragedia y se la mostr a Racine, pues estaba inseguro, como todo autor que se inicia. Esperaba, por supuesto, que a Racine le gustara mi pieza, claramente inspirada en los modelos griegos, como las suyas. Racine, que en esos tiempos no era an el autor consagrado que llegara a ser, me pregunt si quera una respuesta franca. Le asegur que s; qu otra respuesta habra podido darle? Me dijo entonces, sin rodeos, que desistiera del teatro. Si desea escribir, agreg, escriba cartas, o diarios; no exigen reglas, ni se precisa talento para hacerlo. Pero escribir para el teatro, adems de un don especial, que usted no tiene, requiere el conocimiento de innumerables preceptos, que usted ignora. Ped luego a Molire que leyera mi manuscrito, sin mencionarle la opinin de Racine. Mi amigo tard varios das para decirme que haba cumplido mi encargo, y cuando lo hizo fue de un modo evasivo, seleccionando con cuidado las palabras. Primero me pregunt por qu haba escogido una tragedia y no una comedia; las llamadas piezas serias no solan resultar convincentes, eran ms difciles de escribir y ms costosas de representar. Me record la lectura que l mismo haba hecho en mi casa de su comedia trgica Don Garca de Navarra, o el prncipe celoso, que tantas expectativas optimistas despertara, y que haba resultado un fracaso. Finalmente, afirm que mi pieza tena algunas cualidades, pero que an no estaba lista para ser llevada a la escena. Fue su manera de decirme que haba escrito una obra mediocre. No me disgust con l. Lo amaba. Pero desist de escribir para el teatro, desist de ser un artista. Opt por hacer ma, a modo de consuelo, una frase de Michel de Montaigne: Mi arte, mi profesin es vivir. Aun sin ser escritor, siempre he registrado en cuadernos acontecimientos dramticos o pintorescos, de mi vida y de las de otros. Lo que hago no es un diario, pues no escribo todos los das, slo cuando algn asunto me conmueve de alguna forma, o me asombra, o despierta por cualquier motivo mi curiosidad. Y adems no consigno, en el encabezamiento de mis registros, la fecha en que fueron escritos, sino apenas los ttulos que doy a los temas anotados. Puedo ser a veces un poco prolijo, impreciso, y tal vez hable en exceso de mi vida, pero ello me parece normal en escritos de esta naturaleza. Seleccion algunos trechos de mis anotaciones para ser publicados annimamente, como parte de mis memorias. Las descripciones que hago de las intrigas y escndalos de la corte, de la efervescencia de los salones, de la influencia perniciosa del clero y de otras corporaciones, de la rivalidad entre artistas, nobles y ulicos, estn, as pueda no parecerlo, vinculadas al tema principal de esta seleccin: el misterio de la muerte de Molire, vctima de tantas alevosas, incomprensiones, injusticias y violencias a causa de las piezas que escribi.

I

Una profesin infame

Argan est postrado en una silla, con la criada Toinette frente a l, cuando Anglique entra. Oh! Cielos! dice Toinette, algo terrible sucedi. Ah! qu da infeliz! Qu sucede, Toinette? Por qu ests llorando? Ay de m. Debo darle malas noticias. Pero qu sucede? Insiste Anglique. Su padre... muri. Toinette se aparta, para mostrar a Anglique el cuerpo de Argan, derrumbado en la silla. Ah est. Tuvo un desmayo, y muri. Dios mo, qu desgracia cruel, perder a mi amado padre, que era todo en el mundo para m! En medio de las lamentaciones de Anglique, entra Clanthe, a quien Anglique muestra su sufrimiento por la muerte del padre. De sbito Argan se levanta de la silla, diciendo conmovido: Ah! Hija ma... Oh! exclama Anglique, con gran sorpresa.Pero nosotros, los espectadores, no nos sorprendemos, sabamos que Argan se haca el muerto para poner a prueba el amor de su hija, pues momentos antes haba hecho lo mismo con su segunda esposa, la infiel Bline, cuya reaccin, al ser informada por Toinette de la muerte de su esposo, haba sido de placer: Aydame a llevarlo a la cama; hay que guardar silencio sobre su muerte hasta que yo haga lo que fuera necesario, hay papeles y dinero que debo recoger. Yo estaba en la platea de la sala del Palais- Royal, asistiendo a la cuarta representacin de El enfermo imaginario. En las ocasiones anteriores, Argan, o mejor Molire, que representaba ese papel, se ergua enrgicamente de la silla, lleno de indignacin ante la mujer y de alegra ante la hija, pero aquel da se levant con dificultad. Se dijera que realmente volva en s tras un desmayo profundo. Y cuando Clanthe, a continuacin, pidi a Anglique en matrimonio, Molire, despus de responder con voz dbil: S, frmese de mdico y le dar a mi hija, se pas la mano por la cabeza y sali apresuradamente del escenario. Creo que fui el nico de los espectadores en advertir que algo le suceda a Molire, pues yo saba que antes de hacer mutis deba pronunciar an algunos parlamentos. La escena burlesca, que era inmediata a sta, comenz con cierto retraso. Entraron al escenario hombres con jeringas, farmacuticos, mdicos, ocho cirujanos danzantes y dos cantantes y empezaron a bailar y a recitar en graciosos latinajos, ridiculizando la medicina, y uno de ellos era Molire, quien a ojos vistas pronunciaba con dificultad sus prrafos; apenas si pude escucharle decir clysterium donare, postea seignare, ensuitta purgare -esas actividades que los mdicos, como el doctor Purgon de la pieza, saban hacer tan bien: aplicar lavativas, realizar sangras y suministrar vomitivos. Cuando el coro cant al final Vivat, novus doctor, qui tam bene parlat, un jocoso saludo al personaje encarnado

por Molire, ste tuvo una especie de convulsin, que hizo rer al pblico. Un poco antes, al decir una frase que deba pronunciar de pie, se haba sentado en una silla, como si fingiera cansancio. Al final de la pieza los asistentes aplaudieron entusiasmados. Fui a los bastidores a hablar con los artistas. Era amigo de Jean-Baptiste Pocquelin desde el tiempo en que habamos estudiado juntos en el Collge de Clermont, de los jesuitas, cuando l an no era conocido como Molire -seudnimo que adopt luego, y cuyo origen jams explic-, y estaba destinado a ser, no autor y actor de piezas teatrales, sino Valet-de-Chambre du Roi, y a trabajar como tapicero, con su padre, en la tienda de los Pocquelin, bajo los pilares de Les Halles. Las veces anteriores en que haba asistido a representaciones de El enfermo imaginario, fui siempre a felicitar a mi amigo. Saba que pasaba por una de sus crisis de melancola, agravada por el hecho de que, gracias a astutas maniobras, Lulli haba obtenido del rey, contra la voluntad de Molire, el privilegio de las piezas que haba musicalizado para el comediante. Por ese motivo la msica de El enfermo imaginario fue compuesta por Marc-Antoine Charpentier. Debido tambin a las intrigas de Lulli, la premire no se haba realizado en Versalles. Molire, suponiendo que el estreno sera en honor del rey, escribi un prlogo, que l mismo habra de leer, diciendo que despus de las victorias militares y polticas de nuestro augusto monarca, todos aquellos cuyo oficio era escribir deban dedicarse a celebrar su fama o a divertirlo. Encontr a Molire estirado en una silla, muy plido. Pareca como si an continuara fingindose muerto. Vino a mi memoria la pregunta que hace Argan a Toinette, en la pieza: No es peligroso hacerse el muerto? Cuando lo felicit, advert que sus manos estaban heladas, a pesar de que an tena, bajo el batn que vistiera para la ltima escena, la culotte, las medias gruesas y la chaqueta roja que haba usado en el tercer acto. Creo que es mejor llevarlo a casa, le dijo el actor La Grange, quien contaba el dinero recaudado en la taquilla, a su colega Baron. Armande, la mujer de Molire, que haca el papel de Anglique, ya se haba marchado. Baron y yo montamos a Molire en un carruaje y lo llevamos a su casa, en la calle Richelieu. En cuanto llegamos, Baron le trajo un caldo caliente. l apart la escudilla que Baron tena en sus manos, diciendo que no le gustaba el sabor de los caldos de su mujer: Sabes bien los ingredientes que les pone; mejor dame un trozo pequeo de queso parmesano. En el escenario su voz sola tener una tesitura que daba a sus parlamentos una caracterstica especial, pero aquel da apenas si sonaba ronca y profunda. Comi un poco del queso con pan que le trajo la cocinera, La Forest, y fue a acostarse. Mand que le pidieran a su mujer una almohada llena de una droga que ella le haba prometido para dormir, pues no quera or hablar ms de remedios. Todo lo que no entra en el cuerpo lo ensayo sin protestar, pero los remedios que debo beber me asustan; poco falta para perder lo que me resta de vida. Tras decir esto, Molire mir a su alrededor, como verificando quin ms estaba en el cuarto. No haba nadie, aparte de nosotros dos. Hizo un gesto, pidiendo que me aproximara, como si quisiera contarme un secreto. Inclin la cabeza y acerqu mi odo a su boca.En la poca el nombre se escriba Pocquelin, como hace el Marqus Annimo, autor de este libro, y tambin J,-L. Grimarest, en el clsico La vie de Molire, publicado en 1705. (R. F.)

Fui mortalmente envenenado, susurr. Se vio interrumpido por un fuerte acceso de tos, que agit su cuerpo y le hizo escupir una flema sanguinolenta. Baron volvi al cuarto en ese momento. Molire luca muy mal. Advirtiendo nuestra preocupacin, dijo: No se asusten. Pidan a mi mujer que venga. Armande no estaba. Tras llegar a casa haba salido en busca de un sacerdote. Se est muriendo, dijo Baron. Tambin nosotros decidimos salir en procura de un padre que suministrara los sacramentos a Molire. En la escalera encontramos a un vecino de Molire, el seor Couthon, a quien contamos lo que estaba sucediendo. Empez a morir en escena, observ Baron en mi carruaje, en el que seguimos la calle Saint Honar hasta la altura del callejn de l'Opra, donde nos separamos. Baron camin hacia la iglesia, que quedaba a un paso de la calle de los Bons Enfants. Yo, en mi carruaje, enfil la calle Fromanteau y fui hasta la capilla de Saint Nicholas du Louvre, pero el padre, cuando le dije de qu se trataba, se rehus a acompaarme. A esta decepcin agregu la molestia de que mi carruaje se haba atascado en la Fromanteau, y, como no haba por all nadie que pudiera socorremos, tuve que apearme y ensuciarme los zapatos, las medias, y hasta la culotte, para ayudar a librar las ruedas de la lama y las basuras que las enredaban. Despus fui a la iglesia ubicada en la calle Saint Thomas du Louvre, donde recib la misma negativa. Me haba olvidado de la iglesia que quedaba en la calle Sainte Nicaisse, cerca de la calle Richelieu, pero all escuch de nuevo un mal disimulado rechazo. Mi ttulo de marqus y mi nombre ilustre de nada haban servido. Creo que mi aspecto sucio, as hubiera dado de l las debidas explicaciones, dio nimos al padre para reforzar su negativa. Cuando regres -despus de Baron y Armande, quienes tambin haban fracasado en su misin-, Molire ya haba muerto. Ningn amigo o familiar estaba presente a la hora de su muerte. El seor Couthon haba logrado traer dos monjas, y ellas asistieron los ltimos momentos del comediante. Molire muri a las diez de la noche del da 17 de febrero de 1673, un viernes, un mes antes de cumplir cincuenta y dos aos.

Los comediantes, gracias a ejercer una profesin considerada infame, son excomulgados. Conforme a las decisiones de la dicesis de Pars, no se puede dar comunin a personas pblicamente indignas y manifiestamente innobles como las prostitutas, los usureros, los hechiceros y los comediantes (por algn motivo misterioso, los cantantes de pera no sufren esas restricciones). A todos estos rprobos les son negadas la extremauncin y la sepultura cristiana, pero los comediantes pueden obtenerlas si se retractan de sus errores y prometen, de manera solemne y veraz, renegar de su abyecta profesin. Molire no haba hecho tal renuncia, y no poda ser sepultado en ceremonia religiosa. Los adversarios del teatro, en especial todos aquellos que execraban al autor de Tartufo y Don Juan y haban conseguido la interdiccin de ambas piezas, exigan que se impidiera la realizacin de la ceremonia. Armande, en una de sus peticiones al arzobispo de Pars, declar que su marido haba recibido el ao anterior la comunin prescrita para los fieles, de manos del abate Bernard, de la parroquia de Saint Eustache. Pero no logr probar que Molire hubiera renunciado formalmente a su condicin de comediante. Haba muerto sin confesin y sin retractacin. Armande obtuvo una audiencia con el rey, a

quien habra dicho que si su marido fuera un criminal, sus crmenes haban sido autorizados por Su Majestad. Pero no creo que haya tenido la audacia de hablarle al rey en esos trminos. Tambin yo intent hablar con el rey; saba que le gustaba el teatro, he asistido a muchas piezas en su compaa, a las representaciones especiales que las troupes hacen en la corte, y lo vi danzar en escena, con su favorita de ese entonces, mademoiselle de la Vallire, durante la representacin en el castillo de Saint-Germain de la pastoral de Molire, Mlicerte. Y, advirtase, aquello haba ocurrido aos despus de que Tartufo y Don Juan crearan tan enorme alboroto. Pero Luis XIV no me recibi. A pesar de mi linaje ilustre, y de poseer gracia e inteligencia, las cualidades que el rey ms apreciaba, Su Majestad no me ocultaba a veces ciertas manifestaciones de desagrado, quizs porque no mostraba yo mucho entusiasmo al ser invitado a cazar con l. El rey no entenda que alguien como yo, diestro en el manejo de las armas de fuego, pudiera hacer asco a una cacera -pero yo si entenda el placer que le produca al rey matar treinta faisanes de treinta tiros-. O acaso, y es lo ms probable, la razn de su alejamiento fuera el hecho de habernos repartido, por algn tiempo, los favores de una joven y bella condesa. No poda existir otro motivo. Yo haba cumplido con los deberes de mi linaje durante las guerras. En mi juventud haba luchado por el rey en las batallas de Rocroi, de Nordlingen, de Zurmarshausen, en la que fui herido. Luis XIV y yo tenamos muchas cosas en comn: el amor a las mujeres, al teatro, a la msica, a la danza y a los caballos; ambos montbamos muy bien, y nos ejercitbamos constantemente, a fin de conservar un estado fsico capaz de responder a los ardientes deseos que dominaban nuestros espritus. El rey era un hombre elegante, pero creo que le habra gustado tener mi estatura, lo que no lograba ni siquiera usando zapatos de tacn muy alto; decan que tenamos la nariz parecida, pero, aun siendo verdad, aquello no me haca feliz, pues la nariz del rey era el nico rasgo feo de su rostro. Yo le llevaba diecisis aos, pero lucamos de la misma edad. A mis cincuenta aos, edad en que los hombres estn ya decrpitos, yo pareca tener treinta. Mas logr interceder, a mi manera. Habl con madame de Montespan, que haba ocupado, como favorita del rey, el lugar de la Valliere. No s si esto sirvi para algo. Lo cierto es que al rey le agradaba Molire, tanto que haba aceptado ser padrino de su hijo Louis, quien muri de pocos meses. Sin duda quiso complacer al rey el arzobispo de Pars cuando, incluso habiendo invalidado la comunin dada por el abate Bernard, permiti finalmente que el escritor fuera enterrado en el cementerio de Saint Joseph, en la parte reservada a los suicidas y a los nios paganos, bajo la condicin de que el entierro se efectuara de noche, sin pompa alguna, con la sola asistencia de dos sacerdotes. Molire recibi sepultura a las nueve de la noche. Haba permanecido insepulto tres das. La Fontaine, Mignard y Boileau, entre otros amigos, estuvieron presentes; y tambin Chapelle, nuestro compaero en el Collge de Clermont, que pareca ebrio y con quien intercambi un abrazo compungido. Portbamos antorchas que daban luz a nuestro alrededor y revelaban, en la cara de algunos enemigos que acudieron al acto, una satisfaccin que no lograban esconder. Los evit con enojo. Racine no asisti. El ingrato haba olvidado que fue Molire el que le abriera las puertas del xito, al llevar a escena su primera tragedia, La tebaida, cuando

Racine era un completo desconocido. Tampoco estaba presente el inescrupuloso Lulli. Molire se haba peleado tambin con l. A pesar de la hora, unas doscientas personas asistieron al funeral, adems de un nmero idntico de pobres, a quienes se dio una cuanta de dinero, conforme era usual en tales ocasiones. La Gazette, el diario oficial, no consign siquiera el fallecimiento de Molire. Slo el Mercure Galant public un elogio fnebre.

2

Secreto, secretos

Por qu guard en secreto la revelacin que me haba hecho Molire? Por qu, en vez de buscar un sacerdote, no acud al doctor Mauvillan, mdico del comediante, o a cualquier otro, para intentar salvado? La respuesta es slo una: para protegerme. Yo era amante de Armande. Si descubrieran que Molire haba sido envenenado, yo terminara siendo el principal, o tal vez el nico sospechoso de ese crimen: todos saben que los amantes envenenan discretamente a los maridos a quienes engaan, al contrario de los maridos, que cuando se enfadan al saberse engaados, lo cual es raro, matan sin evitar el escndalo, pues la honra, para esos fanfarrones, debe ser lavada con sangre ante los ojos de todos, como si se tratara de una ejecucin pblica. El uso del veneno poda incriminarme. Por eso call. El que no se hubiera hecho una autopsia me favoreca, y tambin al verdadero asesino; pues, en principio, no exista un asesinato. La muerte de Molire fue atribuida al rompimiento de una vena, causado, segn los mdicos, por violentos ataques de tos. (Convers con el doctor Mauvillan, el mdico del comediante. La sangre debe salir hacia afuera del cuerpo, nunca hacia adentro, como sucedi, me dijo. Durante aos haba tratado lo que l llamaba "estado de ansiedad" de Molire, o "estado de melancola", causado por la bilis negra, uno de los cuatro humores del organismo, cuyo exceso lleva a la tristeza.) Volviendo a Armande, era hermana de Madeleine Bjart, la principal actriz de la compaa. La conoc cuando lleg a Pars, an adolescente, proveniente de una aldea cercana a Nimes, donde haba sido criada por una amiga de Madeleine. La troupe de Molire pas por la ciudad, y Armande se incorpor al grupo. Molire le ense el arte de representar (Madeleine dice que fue ella), y Armande adopt el seudnimo de Menou. Era una adolescente, pero muy pronto se fue transformando en una bella mujer; y, por una de esas celadas del destino, mi atraccin por ella se torn irresistible en cuanto se cas con Molire, rayando los veinte aos de edad, en agosto de 1662, en la iglesia de Saint Germain l' Auxerrois. Los enemigos de Molire decan que Armande era una mujer promiscua; lo llamaban cornudo y aseguraban que ella era su hija. Haba una diferencia de veintids aos entre las dos hermanas. De hecho, Molire haba sido amante de Madeleine Bjart desde el tiempo en que los dos eran muy jvenes; y los maldicientes comparaban la fecha en que esa relacin se haba iniciado y la fecha del nacimiento de Armande, para probar su repugnante teora. No existan lmites para aquellos envidiosos. Siempre apoy a Molire, desde que l, an muy joven, y contra la voluntad de su padre, comenz a frecuentar el ambiente teatral e hizo amistad con la Bjart y con Tiberio Fiorilli, clebre como Scaramouche (los italianos dicen Scaramuccia). Molire y la Bjart fundaron l'Illustre Thtre. Los ayud a debutar en Pars, con la proteccin del to de Luis XIV, el prncipe Gaston d'Odans. Pero l'Illustre Thtre no tuvo xito, no alcanzaba a pagar sus suministros, y un comerciante en velas consigui que Molire, por ser el director del grupo, fuera puesto preso por deudas. No pude sacarlo de la prisin de Chtelet porque en 1645 me hallaba guerreando en Alemania. Lo ayud a volver a Pars en 1658, tras su peregrinacin por la provincia, logrando que hiciera un espectculo

para el rey, en la sala del Vieux Louvre, que constaba de una tragedia de Corneille, Nicomede, y de una farsa suya, El mdico enamorado. La tragedia fue un fracaso; en la troupe de Molire, la Bjart era la nica que saba representar tragedias. Molire era eficiente en las comedias, pero Chapelle sola decir que de no ser l el director de la compaa y autor de las piezas no obtendra los primeros papeles, como suceda. No obstante, El mdico enamorado tuvo gran xito, y agrad mucho al rey. Despus de la pera, las funciones que ms agradaban al rey eran las de teatro; en el teatro prefera las comedias, y entre las comedias se inclinaba por las farsas. No fue difcil conseguir, en ese mismo ao, que Molire se instalara en la sala del Petit-Bourbon, compartiendo el espacio con la compaa italiana de Tiberio Fiorilli. Ni tampoco que Monsieur accediera a patrocinar financieramente la troupe. El patrocinio del hermano del rey ayud mucho a la compaa. Cuando una actriz de sta, la bella Marquise-Thrse, de quien Molire era amante, abandon la troupe y se uni al grupo de teatro de Bourgogne (dicen que se habra casado secretamente con Racine), fue a m a quien Molire cont sus cuitas. Pronto l y la De Brie, la nueva estrella de la compaa, casada con uno de los actores, se hicieron amantes. La De Brie y Madeleine Bjart se disputaban los mejores papeles, y por ello, y tal vez porque saba lo que estaba sucediendo, Madeleine se pele con Molire, y fui yo el que escuch con paciencia las lamentaciones del comediante; lo ayud, luego, a salir de la melancola que lo domin cuando Madeleine lo dej definitivamente. Cuando ella muri, fui uno de los amigos que lo acompaaron en su pena. Fui tambin el primer lector de las peticiones que hizo al rey, solicitando proteccin, despus de la prohibicin de Tartufo. Siempre lo defend de los ataques que sufri, e interced para que sus piezas fueran liberadas. Logr en su favor la proteccin del prncipe de Conti, trabaj para que despus consiguiera el amparo de Monsieur y finalmente el de Su Majestad. Mi vida estaba ligada a la de Molire. Yo era su amigo. l era un mimo extraordinario, y le complaca, cuando estaba de buen humor, exhibir para los ntimos esas dotes, sugiriendo, apenas con un gesto del cuerpo o una expresin del semblante, sentimientos de alegra, dolor fsico, deseo, entusiasmo, miedo. Mas para representar la tristeza no necesitaba preparacin alguna, se dijera que la tena firmemente alojada en su alma; ni usaba en tales trances los cmicos recursos que tanto brillo daban a sus otras mmicas. Su rostro permaneca inmvil, mientras sus ojos lo decan todo, y el ms alejado de los all presentes poda percibir la gran amargura de su mirar y de su cara. Porque en ese momento no estaba representando. Aquella tristeza, aquella melancola, que lo hacan ver nervioso e insomne, eran verdaderas. Sabedor de ello, no me sorprenda cuando, reunidos en torno de una mesa puesta para la cena, l, que estaba alegre, se tornaba de pronto taciturno, o a veces agresivo, o expresaba un sbito deseo de estar solo. La mayor virtud de un ser humano es la bondad, y Molire era un buen hombre. La otra gran virtud es la capacidad de crear obras de arte. Molire tena esos dones y mereca toda nuestra paciencia, indulgencia y comprensin. Pero me senta culpable de su muerte. Al fin de cuentas, lo haba dejado morir envenenado, al buscar cobardemente, mientras l agonizaba, un sacerdote, y no un mdico. Verdad es que el mdico probablemente no lo hubiera salvado, el veneno ya haba empezado a producir su efecto letal; mas, cmo saber si los vomitivos, que los mdicos

aplican siempre a los enfermos, junto con las lavativas y las sangras, no habran hecho el milagro? Pero no senta culpa por haberlo traicionado con Armande; ni siquiera arrepentimiento. El arrepentimiento, como nos ensea Michel de Montaigne, es una negacin de nuestro deseo y una oposicin a nuestras fantasas. Adems, todo el mundo cometa adulterio, comenzando por nuestro propio bienamado rey, que llevaba a sus amantes a residir en palacio y no poda ver una mujer bonita sin cortejarla. Mas lo cierto es que, acaso por no poder hacer nada ms por l, me senta en deuda con mi amigo. Y slo haba una manera de aplacar mis tormentos: descubrir al asesino de Molire. Ignoraba qu hara cuando lo descubriera. No podra probar nada, a menos que el culpable confesara; pero quin hara algo as, quin aceptara incriminar se de tal modo sin haber padecido antes suplicio en una cmara de torturas? Y, en primer lugar, yo no podra comprometerme directamente en la denuncia del criminal, tendra que hacerlo por interpuestas personas. Haba otros motivos, muy fuertes, para esconderme, pero an no quiero hablar de eso. La vida de todo hombre est llena de secretos. El secreto que yo ocultaba era un tormento, su revelacin poda costarme la vida.

3

Un asunto del cual an no quera hablar

En el mes siguiente al del deceso de Molire fue ejecutada la sentencia de muerte de Jean Hamelin, conocido como La Chausse. La marquesa de Brinvilliers lo haba introducido como lacayo en la casa de sus hermanos, a fin de que La Chausse los envenenara. El lacayo fue detenido y condenado por esos crmenes, pero la marquesa huy a Inglaterra. La Chausse fue sometido en plaza pblica al suplicio de la rueda. No quise asistir al siniestro espectculo, y ese da fui a visitar a mi padre en su castillo, distante de Pars. Sin embargo, supe por varias personas los detalles de la ejecucin, que sigui los trmites establecidos por la justicia. Una multitud cercaba el patbulo, erigido en la plaza de Greve. La llegada de La Chausse fue recibida con silbidos, mofas e improperios. Cuando el reo fue atado con las piernas abiertas y los brazos extendidos sobre dos pedazos de madera dispuestos al modo de la cruz de Saint Andr, la muchedumbre aplaudi calurosamente. El verdugo entonces, con una barra de hierro, le quebr los huesos de los brazos, de los antebrazos, de los muslos, de las piernas y del pecho. A cada golpe la multitud gritaba exultante. A pesar de tener partidos casi todos sus huesos, La Chausse, antes de la segunda parte del cumplimiento de la sentencia, an estaba vivo, respirando con dificultad. El verdugo era experto, tena orden de hacer durar el suplicio, de retardar la muerte. Luego el verdugo y su ayudante acostaron al condenado de espaldas en una pequea rueda de carroza, suspendida horizontalmente en el aire por un poste de hierro, sujetos atrs del cuerpo los brazos y las piernas, el rostro mirando al frente para que, mientras an viva, hiciera su penitencia mirando al cielo, a merced de la misericordia de Dios.

4

Mi otra amante misteriosa

Armande y yo fuimos siempre muy discretos, pero tengo la impresin de que La Forest sospechaba de nosotros. Los criados saben de sus patrones ms de lo que suponemos. Siempre que estaba con Armande en su casa, ausente su marido, estoy seguro de que La Forest nos vigilaba. Pareca estimar mucho al comediante, a pesar de que l, debido a su ndole nerviosa y a las oscilaciones de su humor, la trataba a veces con cierta rudeza. Molire tena con ella una intimidad inslita. Para sentir su reaccin, sola leerle sus comedias. Si La Forest las aprobaba, aquello significaba que agradaran al pblico. Ahora que Molire haba muerto, suprim mis visitas a la casa de la calle Richelieu. Haca algn tiempo que mis encuentros con Armande no eran ya placenteros ni venturosos. Pero, antes, siempre me haba acostado con Armande con la conciencia tranquila, y lo mismo le suceda a ella. El hecho de ser amantes en nada perjudicaba a nuestro amigo, a quien estimbamos y cuyo temperamento inestable y muchas veces colrico perdonbamos. Muerto, Molire logr algo que no le haba sido posible conseguir en vida: interponerse entre nosotros. Yo senta una cierta intranquilidad cuando me quedaba solo con ella. Como dijo La Bruyre, los amantes pueden reconocer el crepsculo y el declinar del amor en el instante en que sienten desasosiego al estar juntos, a solas. Comenc a evitar a Armande, pero ella encontraba pretextos para verme. Haba internado a su hija, la pequea Esprit-Madeleine, de diez aos, en un colegio de monjas, y menos de quince das despus de la muerte del marido haba regresado a las tablas, para una puesta en escena de El enfermo imaginario. No obstante, Molire haca mucha falta. Adems de actor y admirable director, administraba la compaa, organizaba los programas, supervisaba la ejecucin de decorados y vestuarios, haca los contratos con el rey y los grandes seores, hablaba con los compositores, los msicos y los bailarines, y suavizaba los celos entre actores y actrices, que pugnaban encarnizadamente para obtener los mejores papeles. Armande no saba hacer estos trabajos. Pero no era de eso de lo que quera hablarme aquel da. Todava me quieres? pregunt, abrazndome cariosamente. Mi atraccin por ella no haba desaparecido del todo. Pese a estar locamente enamorado de otra mujer, mi amante secreta -como dice Michel de Montaigne, citando a Sneca, los placeres leves son locuaces y las grandes pasiones silenciosas-, y adems atormentado por mi cobarde comportamiento con Molire, hicimos el amor con el mismo placer de las veces anteriores. Antes de continuar quiero decir que, a medida que envejeca, me tornaba ms libidinoso. Cuando iba a un saln, al contemplar un cuello voluptuoso mi mente se llenaba de pensamientos obscenos; una boca carnosa me sugera los ms refinados placeres; el lnguido movimiento de un cuerpo femenino me extasiaba. Senta deseo por casi todas las mujeres, aun las que no eran bonitas, pero que me atraan por alguna particularidad, la actitud, la mirada, el tono de la voz, la perfeccin de un talle que yo poda adivinar bajo el traje ms pdico. Y ninguna consideracin de prudencia o buen sentido me impeda intentar el cortejo de la mujer deseada, fuera ella una marquesa inexpresiva, una gran duquesa, una princesa de sangre real.

Aquel da disfrut de Armande como siempre lo haba hecho, incluso sin estar ya enamorado de ella, incluso teniendo a otra en mi corazn. No necesito decir que antes de todo hicimos nuestras abluciones, separadamente, en un pequeo lavabo. Para eso, Armande no precis siquiera quitarse el vestido, ni las varias sayas que usaba. Comenc besando las partes del cuerpo de Armando que su vestido dejaba al descubierto. Primero un leve beso en el rostro, despus en la boca. Ella retir mi peluca y me acarici la cabeza; sent la suavidad de sus dedos en mi piel; no era inusual que hombres de mi categora, obligados a usar peluca constantemente, se raparan el crneo. Hice que se quedara de pie al lado de la cama, y, sin darme prisa, apart una por una las prendas de su traje, y bes con delicadeza cada parte revelada de su cuerpo. Eran tres las sayas ntimas que usaba, y sobre ellas otra, con un relleno que realzaba sus caderas y le daba ms amplitud atrs, lo que, en verdad, nada aada a su belleza. Armande siempre se excitaba al notar el intenso deseo que su cuerpo perfecto me causaba, saberse bella y deseada le produca un gran placer. Despus de desnudada, la acost de bruces en la cama y bes su espalda, comenzando en la nuca, luego los omplatos, y fui descendiendo hasta encontrar las dos partes redondas y firmes de sus nalgas, que apart, abriendo camino a mi lengua. Despus la puse de frente y lam su cuello, sus axilas, sus senos, su vientre, y finalmente me detuve en el delicado estuche cercado de pelos oscuros, que rezumaba un deleitable nctar. Hicimos el amor lentamente, nuestros cuerpos en perfecta armona, ora quietos, ora mviles, alternando fuerza y suavidad, dejando que los placeres ms inefables invadieran sutilmente nuestros cuerpos, conscientes de que el gozo era apenas un aspecto de la fruicin fsica de los amantes, un paroxismo que poda, y a veces deba, ser aplazado o incluso evitado. Despus, cuando nos vestimos, me sent inquieto, deseando que Armande se marchara. Me ests evitando, dijo ella. Lo negu, tal vez con vehemencia excesiva. Soy un alma sensible, y la mujer que se acuesta conmigo merece todo mi respeto, estima, y hasta compasin, si tal fuera el caso. No sabes mentir, afirm ella. Me ests rechazando, despus de todo lo que hice por ti. No entiendo por qu debemos seguimos viendo en secreto. Tengo razones para ser prudente, respond. Qu razones? Vergenza de que sepan que eres mi amante? O hay otra? Le jur amor, admiracin y respeto. Pero ella no se mostr convencida. Finalmente me vi obligado a decirle la verdad. No toda la verdad, no le habl de mi nuevo y loco amor. Sospecho que Molire fue envenenado, le dije. Armande palideci, y por momentos pareci no encontrar palabras para responder. Envenenado? Qu absurdo. Estaba muy enfermo. Muy enfermo como mi padre, que vive muy enfermo y no muere. Qu enfermedad tena Molire? Una melancola triste y caprichosa? Eso no mata a nadie. Era un falso enfermo, como lo eran los enfermos de sus obras. Se quejaba porque adems era un hipocondraco. Argan era l. Argan era l, Alceste era l, Arnolphe era l, Harpagon, Tartufo, Ariste, Mascarille, monsieur Jordan, George Dandin, todos sus personajes, por ms paradjico que pueda parecer, de algn modo eran l.

Sent alivio cuando Armande, despus de tildarme de loco y de pedirme que no comentara a nadie mis sospechas delirantes, abandon mi casa. Irme a la cama con ella, ahora que Molire haba muerto, se tornaba una traicin a la honra y a la memoria de mi amigo. Tal vez fuera un raciocinio elaborado sobre falsos presupuestos, tal vez temiera que Armande quisiera establecer conmigo lazos ms fuertes, pues una cosa es ser amante de una mujer casada, y otra serlo de una viuda; sta quiere una relacin permanente, quiere que el amante se convierta en marido. A los cincuenta aos de edad, despus de una viudez temprana, no pretenda casarme de nuevo, a pesar del disgusto de mi padre, que quera un heredero con el nombre de la familia, ya que soy hijo nico. Ms que ir al teatro, lo que me gustaba era pasar las noches en las alcobas y en los salones, yendo de un sitio a otro. Pocos conocan como yo los salones de Pars, pocos eran tan bienvenidos en cualquiera de ellos. Saba dnde encontrar a las personas, quin frecuentaba determinado saln, o quin era asiduo de todos, como el duque de La Rochefoucauld, por ejemplo. Los salones, ltimamente, eran tambin una manera de huir de mis aprensiones. Pero no era slo Armande la causa de aqullas. Ya me refer a otra mujer, de quien me haba enamorado locamente, un amor secreto y perverso. El mismo ao de la muerte de Molire, esa mujer haba viajado fuera del pas, y yo viva presa del pnico, pensando en lo que podra suceder si descubrieran mi relacin con ella. Los temas de envenenamientos haban comenzado a inquietarme incluso antes de la muerte de Molire. La noche de ese da me fui a casa y no pude dormir. Viejos temores volvieron a mi memoria; pens en la muerte de Henriette-Anne d'Angleterre, la esposa de Monsieur, en los rumores que o, durante la oracin fnebre pronunciada por Bossuet, de que haba sido envenenada. Yo saba que el mdico que abri el cuerpo de Henriette dijo que haba encontrado un gran tumor en su hgado, pero se deca que ese dictamen no era confiable. Tal vez ella estuviera en verdad enferma, las ltimas veces que la vi tena un aspecto mrbido. Y, adems, quin tendra la audacia de envenenar a la esposa del hermano del rey? Para tener noticias, o ms boato, invit a una cena en mi mansin al marqus d'Effiat, que haca parte de la camarilla de Monsieur, y cuyo nombre haba sido mencionado vagamente en los rumores annimos que corrieron en la corte. Lenguas viperinas, me dijo esa noche D'Effiat, divulgaron que fue Monsieur quien mand envenenar a Henriette; como si el duque tuviera razones para hacerlo. Madame en nada lo molestaba, continu, y usted sabe que el estado matrimonial le resultaba cmodo, por motivos que no necesito exponerle. Razones podran tener el rey, que fue su amante, y la dej por La Vallire, e incluso usted, que frecuent la cama de la duquesa y se sinti traicionado cuando fue sustituido y perdi las prebendas que obtena con esa relacin. Ech al sodomita de mi casa, pero antes protest indignado. Si hubiera sido amante de Henriette no sera para obtener ventajas materiales, pues no era yo un marqus intrigante, arruinado y pervertido como l, D'Effiat, que viva de los torpes favores que prestaba a Monsieur. No creo que mi aventura con Madame hubiera llegado a odos de Monsieur, y si lo supo, no se molest. Cuando me vi con l, despus del episodio D'Effiat, me trat cordialmente. Ya estaba casado con su segunda mujer, CharlotteElisabeth de Baviera, princesa palatina, una rubia alta, un poco tonta, como suelen serlo las alemanas. Liselotte (as la llamaban sus ntimos) se convirti al catolicismo, perdi los

derechos al trono de Inglaterra, todo para ser cuada de Luis XIV, con quien, por lo dems, habra hecho mejor pareja. Aquella noche de insomnio, mi mente vagaba. Pens en Liselotte y pens en Monsieur. l era bastante ms bajo que ella, y eso en cierto modo la incomodaba, como tambin el hecho de que l era feo, tena una gran nariz y los dientes en psimo estado. Si bien dentaduras deplorables, con escasas excepciones, todos las tenamos. No le importaba que el marido viviera rodeado de muchachos, que amara las ropas y las fiestas. Pero los tres hijos que Monsieur tuvo con Henriette, y los tres con Liselotte, probablemente eran suyos. Record ancdotas interesantes sobre Monsieur, una de ellas contada por la propia Liselotte. Cierto da, en una fiesta, la princesa palatina me dijo, viendo bailar a su marido: Monsieur baila bien, pero baila como una mujer. Despus me secrete al odo una confidencia: Monsieur es muy supersticioso, bien lo sabes, pero le descubr una creencia muy singular. Siempre carga un rosario, y otras reliquias, incluso cuando va a acostarse. Una vez, cuando Monsieur dorma, yo, sospechando lo que iba a encontrar, levant las colchas y comprob que aquella parte del cuerpo que slo los hombres poseen estaba envuelta en cordones, con pequeas imgenes religiosas de la Virgen. l se despert en el justo momento en que yo descubra esa extraa supersticin, y me explic que esas imgenes protegan, contra todo maleficio, las partes del cuerpo con las que tenan contacto. Segn l, por haber sido protestante no conozco an la eficacia de las imgenes de la Virgen. Me re, y l tambin ri, y me dijo: Por favor, no le hables a nadie de esto. Liselotte, como todos los que revelan una confidencia, saba que no hay ser humano capaz de guardar un secreto. Nunca vi dos hermanos tan diferentes como Monsieur y Luis XIV. Pero ambos se asemejaban en el valor y en el arrojo que demostraban en combate, aunque Monsieur luchara en el frente de batalla con el rostro empolvado, los labios pintados y lleno de joyas, como una cortesana. Corra ms riesgos que cualquier otro, pues se rehusaba a usar el casco para no estropear la peluca. Pero luego volv, esa noche de insomnio, a mi obsesin: el envenenamiento de Molire. Segua con la idea obstinada de saber quin haba matado a mi amigo. La falsa impresin de que estaba muy enfermo adquira poco a poco visos de verdad, y su muerte era errneamente atribuida a causas naturales. Todos queran que Molire saliera de escena sin estrpitos, confiados en que l y sus obras seran muy pronto olvidados. Pero, quin lo habra envenenado? Pasaba por mi cabeza la imagen sin rostro de una preciosa ridcula, un burgus gentilhombre, un sacerdote, un fantico religioso, un noble ofendido, un autor lleno de envidia o un actor rencoroso, todos sosteniendo en su mano un frasco de veneno.

5

Los salones de las preciosas ridculas - y de las no ridculas

Mascarille, el lacayo, que se finge marqus, conversa con dos seoritas tontas, Cathos y Magdelon. La impostura fue tramada por dos pretendientes rechazados por las jvenes, por no hallarlos suficientemente refinados. El falso marqus les promete presentarlas a hidalgos de la alta sociedad. Nadie mejor que yo para encargarse del asunto, dice Mascarille. Todos ellos me visitan; y puedo decir que no me levanto nunca sin que media docena de gentes de alcurnia espiritual no estn ya esperndome. Dios mo!, exclama Magdelon, le quedaremos altamente agradecidas sin nos facilita esas relaciones, pues, a fin de cuentas, es necesario conocer a todos esos seores si queremos pertenecer a los altos crculos. Mientras Magdelon habla, Mascarille se acomoda su inmensa peluca, y hace muecas por debajo de la mscara que usa. Mas para m, contina Magdelon, lo que considero ms importante es que, gracias a esas visitas intelectuales, aprenderemos un centenar de cosas que son la esencia de un bello espritu. As se aprenden las pequeas novedades galantes, el bello intercambio de prosa y de versos. Se sabe con exactitud: Fulano compuso la pieza ms bella del mundo sobre tal asunto; Beltrana hizo la letra de esta aria; aqul escribi un madrigal a una felicidad; otro compuso elegas a una infidelidad; un determinado seor escribi ayer por la tarde una sextilla a determinada mademoiselle, cuya respuesta le fue enviada hoy de maana, cerca de las ocho; un cierto autor hizo determinado proyecto; otro se halla en la tercera parte de su novela; otro ms envi sus obras a la imprenta. He aqu lo que da valor a las convivencias; y, si ignoramos esas cosas, no valdr un ardite todo el espritu que se pueda tener. Cathos agrega que encuentra ridculo el que una persona se considere espiritual desconociendo incluso las simples trovas que se hacen todos los das. Morira de vergenza si le preguntaran sobre una novedad que desconociera. Mascarille se muestra de acuerdo con Cathos; pero que no se preocupen, l va a organizar en sus casas un saln frecuentado por gente famosa e ilustre: Os prometo que no se har un solo verso en Pars del que no lleguis a enteraros antes que cualquiera. Veris correr por los bellos salones de Pars doscientas canciones, igual nmero de sonetos, cuatrocientos epigramas y ms de mil madrigales, sin contar los enigmas y los retratos de mi autora. Confieso, responde Magdelon, que adoro los retratos; nada tan galante como ellos. Cathos dice que gusta inmensamente de enigmas, de adivinar cosas a partir de una descripcin oscura y ambigua. Mascarille afirma que compuso cuatro esa misma maana.

Y el dilogo prosigui en el escenario, los espectadores sabiendo quines eran los modelos de aquellas dos seoritas, la Rambouillet y la Scudry, retratadas en la poca en que todava no haban iniciado sus carreras. Yo estaba en la platea del Petit - Bourbon, la noche del estreno de la primera pieza exitosa de Molire, Las preciosas ridculas. Rememoro, con cierta nostalgia, aquellos

tiempos. Madeleine Bjart, que an haca parte de la compaa, por entonces conocida como la Troupe de Monsieur, haca el papel de Magdelon. La De Brie haca de Cathos. Aquella noche tambin se represent una pieza de Corneille, Cinna. Pero las muchas personas que se reunieron despus frente al teatro, en la calle des Poules, entre el VieuxLouvre y la clausura de Saint Germain l'Auxerrois, no hablaban de la tragedia de Corneille, sino que debatan animadamente si las dos tontas deslumbradas de la comedia de Molire tenan o no como modelos a las renombradas madames de Rambouillet y de Scudry. El inters despertado por la segunda funcin fue tan grande que La Grange, que cuidaba de las finanzas de la compaa, dobl el precio de los ingresos, evidentemente con la aquiescencia de Molire. Afirmaban los defensores de las preciosas que ellas hacan un trabajo importante de estmulo a las artes, que amaban las letras y el buen gusto, y censurar a alguien por ese motivo, como Molire lo haba hecho, era una vileza. El propio Molire, previendo aquellas crticas, advirti, con un artificio retrico, que "las verdaderas preciosas" no deban ofenderse; l retrataba en la pieza a las "ridculas" que las imitaban. El problema era que las dos idiotas de la comedia se llamaban Cathos y Magdelon, y los primeros nombres de la Rambouillet y la Scudry eran, respectivamente, Catherine y Madeleine. Resultaba obvio que Molire quera aludir a ellas. Para comprobar la repercusin de la comedia, hice durante varios das una peregrinacin por los salones (antes, Molire y yo visitamos a Monsieur, quien patrocinaba la troupe con un estipendio generoso, y l nos dijo que no daba la menor importancia a aquellas exageradas reacciones contra la pieza). Me gustaba visitar los salones, lo que para muchos era ms divertido que ir a las comedias o a la pera. Puedo afirmar, sin riesgo de excederme, que pocos en Pars conocan como yo la vida, la agitacin, las intrigas amorosas, polticas y artsticas de los salones, el comportamiento en cierto modo conmovedor de hombres y mujeres sin estirpe, dominados por el sueo vanidoso de ser tomados por aristcratas, las preciosas ridculas y los burgueses gentilhombres tan bien retratados por el genio de Molire. En el saln de madame de Rambouillet testimoni la indignacin que haba causado la pieza. El ms molesto era un abad, de nombre Cotin, que se tornara uno de los mayores enemigos de Molire cuando, muchos aos despus, el comediante lo ridiculizara sin veladuras en Las sabihondas. Tuve una discusin seria con aquel abad, quien imbcilmente dio a entender que la crtica de Molire slo poda entenderse como un ataque a la Rambouillet, en tanto que los otros, ms inteligentes, para demostrar que la alusin no iba dirigida a su anfitriona, se limitaban a decir que Molire, escribiendo esa pieza vulgar, haba plagiado una vez ms a los italianos que compartan con l la sala del Petit-Bourbon. Conozco bien toda la obra de Molire y puedo afirmar que esa acusacin de plagio slo era en rigor verdadera en lo concerniente a dos piezas que Molire mont en la provincia como si fueran de su autora: Los celos de Barbouill y El mdico volador, copiadas de antiguas comedias italianas. El imprudente recrea, con voz propia, un tema de El descuidado, del italiano Beltrame. Tampoco los cinco actos de Despecho amoroso pueden ser considerados un plagio, pues Molire se circunscribe a utilizar algunas situaciones de una farsa italiana. En el teatro, es comn que un autor acuda a asuntos de textos ms antiguos, creando muchas veces una obra nueva, superior en todo a la otra. Acaso la Fedra de Racine es un plagio del Hiplito de Eurpides? Y las piezas de Corneille, tienen algn

tema original? Pero solamente mi amigo era tildado de plagiario. Los actores, autores y dems personas ligadas a los teatros rivales, el de Bourgogne y el del Marais, gracias al xito de Las preciosas ridculas cuando esperaban un nuevo fracaso de Molire, iniciaron la difusin de esos libelos e intrigas, annimos o no. La guerra literaria en Pars no tena lmites. No mencionar el nombre de esos autores de panfletos, piezas de teatro, libelos, porqueras literarias que slo pudieron ser representadas o publicadas porque los literatos mediocres que las escribieron hablaban mal de Molire. Los artistas, en general, y los escritores, en particular, son las ms envidiosas de las criaturas. Se vengan con odio de sos que lograron el xito que ellos mismos no alcanzaron. Para consolar a Molire, yo sola decirle que la envidia era una forma de elogio, y que en palabras de Montaigne era mejor ser envidiado que amado. Montaigne nunca dijo tal cosa, pero mi amigo crey en mi mentira. En el saln de la Rambouillet caba esperar una cierta reaccin contra Molire. En cuanto a la marquesa, que por ese tiempo tena setenta y un aos, no me pareci disgustada, as evitara hablar del asunto. Se enorgulleca de su saln, el cual, segn ella, ejerca una gran influencia sobre la literatura y la lengua francesa. En cierta ocasin encontr all a Corneille, leyendo fragmentos de, Polyeucte, otra de aquellas tragedias suyas ambientadas en la antigua Roma. El gran encanto del saln era el grupo de numerosas mujeres bellas y jvenes que lo frecuentaba, al mando de la marquesa. Las ropas que usaban eran excesivamente adornadas, con encajes y cintas de variados colores, amarillas, azules, rosa brillante (que llamaban "aurora"), y fajas bordadas en oro, que guarnecan el frente del corpio y la amplia falda superior, cuya longitud de cola variaba de acuerdo a la posicin social. Vestidas de ese modo, escondan el cuerpo, lo que exiga muchas conjeturas de mi parte, pues deba deducir, observando el escote que exhiba apenas el cuello y a veces la espalda de la dama, cmo sera el resto del cuerpo. Tambin los brazos estaban ocultos; las mangas, incluso cuando eran cortas y llegaban slo hasta los codos, se prolongaban en un volante de lino u otras dos hileras de largos encajes. Confieso que en un par de ocasiones me enga ese exceso de atavos; cierta vez, cre que la dama en cuestin era una Afrodita a juzgar por su cuello largo y delgado, para venir luego a decepcionarme la gordura de su trasero; en otra oportunidad, despreci a una bella mujer por un error de apreciacin al que me indujo el grueso tejido de su ropa, engao que felizmente correg despus. Ya dije, y lo repito ahora: los salones de las preciosas slo me interesaban por las mujeres. En eso me pareca mucho al rey. Luego visit el saln de la otra presunta vctima de las ironas de mi amigo, madame de Scudry. La Rochefoucauld, que no pareca tener en la vida ocupacin distinta a frecuentar los salones, diverta con sus epigramas a un grupo de admiradores. Comentando Las preciosas ridculas, el duque cre una interesante mxima, que despus incluira en un libro: Nunca nos volvemos tan ridculos como cuando pretendemos ser lo que no somos. La Scudry tena veinte aos menos que su mentora. Escriba unos poemas inspidos, firmados con el seudnimo de Safo, la poetisa griega de la antigedad; pero era inteligente, a veces me pareca brillante, otras me pareca bonita. Sus salones, en el Marais, tenan una buena clientela. Llegu al mismo tiempo que el memorialista Chapelain, a quien detestaba. O comentarios acerca de que la stira de Molire era importuna y llena

de prejuicios. Qu se puede esperar de un impo libertino? me pregunt el padre Jules Mascaron, conocido por sus sermones. No le respond, siempre evito discutir con mujeres y sacerdotes. El saln que visit despus, para constatar reacciones de las preciosas ante la pieza de Molire, fue el de la duquesa de Montpensier, la Grande Mademoiselle. En los salones del bello y lujoso palacio de Luxemburgo, los convidados eran siempre recibidos por una orquesta, a veces dirigida por un msico clebre, como Lulli. En la poca perturbadora de las insurrecciones de la Fronda, la duquesa tom activamente el partido de los revolucionarios. Pero Anne-Marie Louise d'Orlans, hija de Gaston d'Orlans, to del rey, tena sangre real, era intocable. Yo estimaba a la Grande Mademoiselle y a las personas que frecuentaban su saln, y no quiero, por tal razn, comentar sus liviandades. La duquesa, como todos los bien nacidos, despreciaba a quienes procuraban adquirir de manera rpida y artificial un lugar importante en la sociedad. Le haca gracia el escndalo, mas las alusiones y crticas mordaces de Molire no la afectaban. Como tampoco parecan afectar a madame de Svign, que estaba presente. Una hermosa viuda, con algo ms de treinta aos, muy cortejada, pero ajena a las propuestas galantes que reciba. La Svign, como siempre, observaba atenta lo que ocurra a su alrededor. Conversaba con la joven condesa de La Fayette (las madames se frecuentaban mutuamente), quien muy pronto, tras separarse del marido, establecera uno de los salones ms reputados de Pars, en la calle Frou, y cuyo libro, La princesa de Cleves, obtuvo un gran xito al ser publicado algunos aos despus de aquel encuentro nuestro. Las malas lenguas diran en esa ocasin que quien escriba los libros de La Fayette era Jean Renault de Segrais, un mediocre autor de glogas y pastoriles; pero mi amigo Boileau, cuyos juicios me merecan respeto, la consideraba la mujer ms inteligente de Francia, y la que mejor escriba. Resumiendo, la historia de La princesa de Cleves es as: Una princesa se casa con un prncipe, mas no siente amor por l, ni por ningn otro hombre. Pero un da se enamora de un apuesto duque, y confiesa al esposo su pasin. ste, conmovido por el candor de su mujer, promete ayudarla a superar ese sentimiento. No obstante, devorado por los celos, seguro de que la princesa ama al duque, es presa de una intensa fiebre. Para no impedir que la esposa sea feliz con el otro, el prncipe languidece y muere. Qu sucede luego? La princesa, con el camino libre, se casa con el duque que tanto ama? No, se retira a un convento, y poco despus muere tambin. Creo que el xito de La princesa de Cleves surgi del contraste entre la pureza de esa dama, que parece un personaje de Charles Perrault, y el cinismo y la impudicia que prevalecen entre nosotros. Es difcil encontrar en Pars una mujer virtuosa; en nuestro medio, honra sin dinero, como dijo Racine, es apenas una enfermedad; creemos que los valores morales, como consta en la tica de Aristteles, son un simple producto del hbito, y cultivamos los peores posibles. (Cuando, muchos aos despus, apareci el libro de Perrault, Cuentos de la Madre Gansa, lo puse en el estante de mi biblioteca al lado de La princesa de Cleves.) Inici aquel da una dulce amistad con la bella marquesa de Svign, seducido, no por sus hermosas palabras sino por su ancho escote, que dejaba al descubierto su cuello, que acaso podra ser un poco menos opulento, y buena parte de su espalda.

Visit tambin el saln de madame de Combalet, la duquesa d'Aiguillon, sobrina de Richelieu. Ahora que el todopoderoso ministro de Luis XIII haba muerto, el saln de la duquesa, en el Petit Luxembourg, en la calle Vaugirard, no exhiba la concurrencia de antes, cuando muchos lo visitaban con la esperanza de encontrar al cardenal. No obstante, la duquesa d'Aiguillon era una mujer inteligente y sencilla, con quien daba gusto conversar. Cuando Corneille, debido a la publicacin de El Cid, sufri los absurdos ataques de la Academia, la Combalet fue la primera en cerrar filas en torno de su amigo. Claro est que El Cid estaba dedicado a ella. Me agrad comprobar, en el curso de aquella visita a su saln, que, aunque haba entre los presentes algunos resentidos con Molire, era mayor el nmero de los que no daban importancia al asunto. No poda dejar de ir al saln de Ninon de Lenclos, a la que llambamos "nuestra Aspasia", por poseer la sagacidad y la belleza atribuidas a la cortesana griega, amante de Pericles. En la poca del estreno de Las preciosas ridculas, Ninon tena treinta y nueve aos. Dicen que la vida libertina envejece a las personas, pero Ninon era la prueba de que esa mxima tiene dbiles bases. El pecado es ms saludable y alegre que la virtud. Aqullos que truecan el vicio por la beatera se tornan en viejos, feos y desagradables. Gracias a su vida licenciosa Ninon se haca ms bella a medida que envejeca. Podra llenar muchas pginas de mis cuadernos si quisiera anotar los nombres de todos los hombres que se haban acostado con ella, algunos sin la menor distincin, otros de nombre ilustre, como yo, o el cardenal Richelieu, quien cortej a Ninon cuando la cortesana tena dieciocho aos. Uno de sus encantos es que exiga a los amantes que atendieran sus caprichos, pero tambin complaca los de ellos. Me gustaba ir a su saln (cambi muchas veces de direccin, el ltimo quedaba en la calle des Tournelles) para verme con sus amigas, en un ambiente menos formal que el de los otros salones. Al suyo acuda yo con una peluca diferente, ms baja y de menos madejas, de pequea longitud, hecha por mi peluquero conforme a mis instrucciones. Evitaba usar la peluca ceremonial, que pesaba casi un kilo, de cabellos dispuestos en capas que caan sobre mis espaldas. Me recordaba a Molire con la cabellera grotesca de Mascarille. Tampoco gustaba de usar sombreros con muchas plumas, detestaba la ornamentacin exagerada de los trajes que se usaban en la corte, y que los burgueses copiaban. Muchos artistas y nobles importantes hacan parte del crculo de amistades de Ninon. Destacados hombres de letras solan leer para ella sus textos; Molire lo hizo en una o dos ocasiones. Tambin Fontenelle, La Rochefoucauld, La Fontaine. Creo que Mignard pint un retrato suyo. Su amiga Francroise d'Aubign era asidua. Ninon (su nombre verdadero era Anne) tocaba muy bien el lad, pero la verdad es que todas las mujeres de Pars tenan ese don. Lo que la haca an ms atractiva para m, adems de su belleza e inteligencia, era que amaba los caballos y montaba con gran habilidad, al modo masculino. No haba ido a su saln para enterarme de las reacciones causadas por Las preciosas ridculas, sino porque siempre haba all cortesanas bonitas y bien dispuestas. Tambin las haba, felizmente, en otros salones de la ciudad. Una ciudad sin cortesanas es como una ciudad sin poetas, un lugar incivilizado. Dej para el final la visita que hice al saln de los Scarron. Franoise d'Aubign, la amiga de Ninon, tena apenas veinticuatro aos cuando la premire de Las preciosas ridculas, y estaba casada desde haca siete con el escritor Paul Scarron, que era paral-

tico e impotente. Haba sido un matrimonio de conveniencia. La familia de Franoise, de buen linaje, estaba arruinada. Cuando le preguntaron por qu se casaba con un hombre como Scarron, ella respondi: Mejor eso que el convento. El convento es un sitio de reclusin para mujeres desobedientes, adlteras, u otras a quienes quieran castigar por algn motivo los padres o los maridos. Scarron necesitaba una mujer joven, bonita y espiritual que alegrara las reuniones en su casa. Aunque le dio libertad para tener los amantes que quisiera, Franoise era discreta. El saln de la pareja, en la calle Villehardouin, era muy divertido, lo frecuentaban escritores, pintores, nobles importantes. Nadie imaginaba en ese momento, ni ella misma, que Franoise Scarron se llamara un da marquesa de Maintenon, al asumir el lugar de madame de Montespan como favorita del rey. Evidentemente, en aquel saln el barullo en torno a Las preciosas ridculas no haba tenido repercusiones desfavorables para el comediante. La verdad es que, al poco tiempo de la primera representacin de la pieza, nadie pareca escandalizarse con la stira de Molire. Recordando la escasa indignacin de las personas supuestamente ofendidas que haba entrevistado en los salones, conclu que nadie de aquel mundo envenenara o hara envenenar a mi amigo. Poda, sin temores, suprimir de mi lista de sospechosos a una preciosa ridcula.

6

La encarnacin del demonio

En escena estn Orgon, un burgus acomodado, y su cuado Clante, quien lo recrimina por haber llevado a su casa a un desconocido, Tartufo, un hombre que Orgon encontr en una iglesia y a quien juzga un verdadero santo. Deberas ver las circunstancias en que lo encontr, dice Orgon. Todos los das sola ir a la iglesia, y caa contrito de rodillas, justo a mi lado. A la congregacin entera le impresionaba el fervor que pona en sus oraciones, suspirando, gimiendo, besando el suelo con arrobos de humildad. Cuando yo sala, l se adelantaba para ofrecerme, en la puerta, el agua bendita. Sabedor por su empleado de que pasaba necesidades, le brind algunos donativos, de los cuales l, modestamente, devolva siempre una parte, diciendo que era mucho y que l no era digno de piedad. Y como yo no aceptaba las devoluciones, daba el dinero, en mi presencia, a un pobre. El cielo me inspir a ofrecerle abrigo. Tartufo atiende a todo en mi casa, y sus cuidados por mis intereses se extienden incluso hasta a mi esposa; me previene sobre aquellos que le lanzan miradas, es diez veces ms celoso con ella de lo que lo soy yo. No creeras hasta qu punto llega su piedad: la ms trivial falta cometida por mi mujer es juzgada por l como un pecado, cualquier cosa es suficiente para ofender su conciencia. Deberas ver cmo me reprendi cuando, rezando juntos, atrap una mosca y la mat.Estoy evocando el da en que fueron representados por primera vez, en Versalles y para el rey, los tres primeros actos de Tartufo, en la sexta jornada de las fiestas de los Placeres de la Isla Encantada, ofrecidas a la corte por Luis XIV. La pieza, an inconclusa, fue vetada de inmediato, gracias a la influencia de la Compaa del Santo Sacramento, lo que no impidi que meses despus fuera representada, primero para Monsieur, en Villers-Cotterets, y luego para Madame, la Princesa Palatina, ya con los cinco actos terminados, en el castillo de Raincy. El verdadero rostro de Tartufo, en la versin completa, acaba siendo plenamente revelado. La verdad es que se trata de un charlatn, un libidinoso, un hipcrita que con sus parrafadas santurronas retrata la beatera, el fanatismo y la intolerancia que infestaban los medios religiosos. En mi opinin, la mayora de los beatos y padres de la Iglesia son autnticos Tartufos. Algunos aos antes, ya Escuela de mujeres haba sido considerada una parodia inmoral de la educacin cristiana en los conventos, y de los principios sagrados del matrimonio. Molire lleg a ser agredido por un fantico. Crecieron los libelos, contumelias y calumnias, la mayora annimos, lanzados contra el comediante, acusado de hereje impo, sinvergenza y depravado incestuoso. Pero Molire tambin tena sus aliados, pocos, pero de peso. Boileau, nuestro admirable amigo, crtico y poeta, cuyo tratado en verso, El arte de la poesa, hace una sntesis de las reglas y convenciones de nuestra literatura, escribi una estrofa candente contra los detractores de Molire. Y el rey exacerb el nimo de los maldicientes al otorgar a Molire una pensin por la excelencia de su poesa cmica. Tartufo dio nueva ocasin a los enemigos de Molire para intentar destruirlo. A pesar de que el cardenal Chigi, delegado del papa Alejandro VII, manifestara su aproba-

cin despus de que le hicieran una lectura especial de la comedia, el clero continu atacndola. El padre Roull escribi un libelo en el cual afirmaba que Molire era "la encarnacin del demonio", que haba ridiculizado impamente la religin, y que deba ser castigado. El arzobispo de Pars, cardenal Hardouin de Beaumont de Prfixe, pidi al rey la prohibicin de Tartufo. Molire es un hombre muy peligroso, dijo a Luis XIV. Cualquier opinin que la Iglesia juzgara contraria a sus doctrinas era rechazada enrgicamente, y toda clase de acciones se ponan en marcha para acallar al opositor. En una reunin de la sociedad secreta Compaa del Santo Sacramento, fundada para promover por todos los medios la gloria de Dios, fue examinada, tras el estreno de Tartufo, la manera ms rpida de castigar a Molire en la tierra, ya que sin duda lo esperaba la hoguera del infierno. El padre Pierre Roull haba sugerido en carta al rey que el comediante fuera quemado en plaza pblica, junto con su nefanda pieza, a todas luces para acelerar materialmente su marcha hacia el infierno. Los miembros del Santo Sacramento saban que la condena a la hoguera resultaba imposible, el rey jams dara esa orden. Cmo, pues, enviar a Molire al infierno? Desde su fundacin, la Compaa del Santo Sacramento tuvo gran influencia sobre la Iglesia. Richelieu, en sus tiempos de ministro de Luis XIII, se haba valido de la Compaa para dar una interpretacin jesutica al Edicto de Nantes, buscando atacar a los protestantes, que estaban autorizados para practicar su religin. Aos despus Luis XIV, sin necesitar el apoyo de la Compaa, revocara el edicto, acabando de plano con la libertad religiosa y algunos privilegios de los protestantes, lo que provoc la fuga de millares de hugonotes hacia pases protestantes.

Molire elev peticiones al rey solicitando la liberacin de Tartufo. Suger a mi amigo que revisara la pieza, suprimiendo algunos fragmentos y agregando otros. Surgi una nueva versin, en la cual no se daba ya a entender que Tartufo era un clrigo. Nuevos parlamentos fueron asignados a Clante, el cuado inteligente del ingenuo Orgon, para pacificar a los verdaderos devotos, y tambin a aquellos que no queran darse por aludidos ante la crtica, aunque la merecieran, fingiendo creer que estaba dirigida a otros. El hecho de que exista un embustero, un bellaco que engaa a los otros fingindose virtuoso no significa, afirma Clante, que hoy en da no existan personas realmente virtuosas. Y, al reprobar la actitud de Damis, el hijo de Orgon que amenaza agredir a Tartufo, el mismo Clante le pide moderacin: Vivimos en una poca y bajo un gobierno en que no se debe recurrir a la violencia. Pero se sera apenas el primer recado recibido por el rey. Para mayor satisfaccin de Su Majestad, Molire agreg al final de la pieza un largo parlamento, en boca del alguacil que aparentemente va a expulsar a Orgon y a su familia de sus propiedades, para que Tartufo se apodere de ellas. Clmese, dice el alguacil a Orgon, vivimos bajo el rgimen de un prncipe enemigo del fraude, un monarca que puede leer el corazn de los hombres, a quien ningn impostor sera capaz de engaar. Y despus de enumerar las virtudes del rey, finaliza afirmando que Tartufo tendr el castigo que se merece. Y Clante, casi al final de la comedia, dice a Orgon: Debes arrodillarte y rendir justos agradecimientos a la benevolencia de Su Majestad.

Cuando me ley el pasaje que haba agregado a Tartufo, Molire me pregunt, sonriendo, si recordaba la frase de Montaigne: Mi espritu no fue hecho para doblarse, pero mis rodillas s. Claro que la recordaba. Si haba algo que me consolaba de no haberme convertido en un autor de tragedias era esa subordinacin absoluta a la voluntad del rey, quien, usando su derecho divino sobre todas las cosas, decida en ltima instancia qu poda o no ser representado, e incluso qu poda ser escrito y publicado. Doblar las rodillas slo para mostrarse galante en las fiestas era menos doloroso. Esa nueva versin del texto favoreci su liberacin. La pieza empez a ser representada con el ttulo de El impostor. Pero, a pesar de los astutos cambios introducidos por Molire, sus opositores no se conformaron. Yo tena noticia de que muchos miembros de la corporacin mdica, de la nobleza y del clero, especialmente los jesuitas, adems de los cofrades de la Compaa del Santo Sacramento, se reunan para planear el mejor modo de callar a Molire.

No sera ninguna sorpresa si el asesino de Molire resultara ser un fantico religioso. Cuando mi amigo muri, la Compaa del Santo Sacramento no tena ya la fuerza de antes; sus actividades estaban prcticamente canceladas, gracias a los innumerables excesos cometidos por sus partidarios. Habra sobrevivido alguno de ellos a la decadencia de la compaa, y haba llevado a cabo una venganza solitaria? O el asesino sera un sacerdote, que no haba actuado solo sino con el apoyo y estmulo del clero? Los curas se vean retratados en Tartufo. Puedo afirmar por conocimiento propio que no hay gentes ms hipcritas; usan como nadie el nombre de Dios para encubrir sus bribonadas. Pero, quin? El abate Cotin? El abate Pierre Roull? El predicador Jules Mascaron? Seran ellos capaces de cometer un crimen tan nefando? Si los religiosos puros, bajo el dominio del fanatismo, cometan las mayores atrocidades, qu no podran hacer los religiosos sin escrpulos? Visit a mi padre en su mansin. Saba que haba formado parte del Santo Sacramento, a instancias de su amigo el duque de Ventadour (olvid decir que el hecho de no haberme casado nuevamente, para dar un heredero a nuestro nombre, lo irritaba menos que "la vida impa" que yo llevaba, con mis amantes y mis amigos herticos, como Molire, y ante todo con mi agnosticismo, que yo no haca pblico, pero que l conoca; s, tambin yo era una especie de Tartufo). Antes de que le hablara de mis sospechas, mi padre se quej de que el rey no daba ya la menor importancia al Santo Sacramento, y gracias a ello la institucin haba perdido su fuerza y su prestigio. Y me sorprendi al preguntarme si estaba yo muy indignado por lo que la compaa le haba hecho a Molire. Y qu le hizo? pregunt. Me dijo que l no haba participado, pues saba que el comediante era mi amigo. Cuando le indagu a qu clase de participacin aluda, guard silencio un momento, como si estuviera meditando una repuesta adecuada. Vamos, a la prohibicin del Tartufo, dijo al fin. Yo estaba pensando en otra cosa. Pues yo no, respondi l.

Ese dilogo con mi padre me dej muy inquieto. Por qu haba vacilado? Por qu su insistencia en decirme que "no haba participado"? Creci mi sospecha de que el asesinato de Molire haba sido obra de alguien muy religioso, o incluso de un miembro del clero. Me haba enterado de que el seor Couthon, el vecino de Molire que lo asistiera en sus ltimos momentos, haca parte de la Compaa del Santo Sacramento. Una amarga irona. Lo busqu en la calle de Richelieu. Sabiendo ya que Couthon era de la compaa, lo mir de un modo diferente. Pareca ms viejo que yo, pero bien poda no serlo. Los beatos, sea verdadera o falsa su devocin, envejecen ms pronto. Tambin l me mir con recelo, antes de invitarme a entrar. Su casa estaba decorada con imgenes religiosas, destacndose un gran cuadro de Nuestra Seora vestida de azul, con una corona sobre la frente. Le ped que me describiera los ltimos momentos de Molire. Respir hondo, dijo Couthon, y se llev la mano al estmago, como si sintiera fuertes dolores. Pronunci algunas palabras incomprensibles, pero entend bien una frase: El marqus lo sabe todo, el marqus lo sabe todo. Creo que se refera a usted, no es as? Asent con un gesto. Contine, se lo ruego. Qu ms logr entender? Eran palabras inconexas, prosigui Couthon, no las recuerdo, no tenan sentido. Puedo hacerle una pregunta, seor marqus? S. Aquella frase, "el marqus lo sabe todo", me intrig. Disclpeme si soy impertinente. Pero pens que tal vez se refera a una nueva pieza que no alcanz a escribir, y cuyo tema usted conoca. Le en alguna parte que a los escritores, y en general a los artistas, no les gusta morir dejando una obra inconclusa. Se trataba de eso? Seor Couthon, estoy tan intrigado como usted. Estuve con Molire antes de ir en busca de un sacerdote, pues tema, y mis temores resultaron ciertos, que estuviera al borde de la muerte. Pero l se mostraba completamente lcido, y no me hizo ninguna recomendacin. Como usted debe saber, los sacerdotes se negaron a venir a darle la extremauncin. Couthon mir al suelo. Siempre me he juzgado un buen observador, capaz de leer en el rostro de las personas aquello que quieren ocultar. Pero confieso que no logr saber si Couthon esconda algo. Todo el tiempo exhibi una expresin condolida, mientras conversbamos frente a la dulce mirada de Nuestra Seora.

Gracias a amigos comunes, logr concertar una entrevista con el padre Roull, en su parroquia de Saint Barthlemy. Le pregunt si al dar a Molire el epteto de encarnacin del demonio" quiso significar que el comediante era el mismo Lucifer. Me respondi diciendo que Molire estaba al servicio de Satans. Que el buen Dios haba alejado a aquel impo del mundo de los hombres de bien, cuyas almas no podra pervertir ya con sus escritos ultrajantes. Cuando afirm en mi libelo, agreg el abate, que aquel hereje deba ser quemado, obedeca simplemente los mandamientos de mi Iglesia. La hoguera es el destino justo para todos los blasfemos. Pero no lo odiaba, no cabe el

odio en nuestros corazones. Confiaba, como siempre confi y confiar, en la justicia divina, concluy Roull, dando trmino a nuestra conversacin.

7

Don Juan, el pecador irresistible

En el escenario dialogan don Juan y su criado Sganarelle. El criado desaprueba el carcter mujeriego de su patrn. Piensas, replica don Juan, que un hombre debe atarse a la primera mujer que cautiv su imaginacin, renunciar al mundo por ella y jams mirar a otra? Reconozco que sera una buena idea, hacer de la fidelidad una virtud, enterrarse para siempre en una nica pasin y permanecer ciegos a todas las bellezas que nuestros ojos podran contemplar. Pero no! Que los tontos hagan de la constancia una virtud! Todas las mujeres bonitas tienen derecho a nuestro amor, y la casualidad de haber sido una de ellas la primera no debe robar a las otras una parte de nuestros corazones. La belleza me seduce dondequiera que la encuentre, y me entrego gustoso a su encanto. Sin importar el grado de compromiso, el hecho de estar amando a una mujer no debe volverme injusto con las otras. Guardo un mirar atento a los mritos de todas, rindo homenaje a cada una, y a cada una pago el tributo a que nos obliga la naturaleza. Suceda lo que suceda, no puedo negar el amor a quien considero digna de ser amada; y as, cuando un bello rostro est pidiendo amor, si tuviera diez mil corazones los dara todos. Al fin de cuentas, hay algo inexplicablemente fascinante en enamorarse, y gran parte de ese placer viene del hecho de que el amor es pasajero. Cun delicioso, cun hechizante doblegar con centenas de devotas demostraciones el corazn de una joven mujer; acompaar da a da los pequeos progresos; enfrentar con arrobo, suspiros y lgrimas el inocente pudor de un alma que se resiste a ceder; superar, paso a paso, todas las pequeas resistencias que nos opone, subyugar finalmente sus orgullosos escrpulos y hacerla consentir. Pero, tras haber alcanzado el xito, qu resta? Qu ms se puede desear? Todo cuanto seduce al enamorado termin, le espera apenas el ejercicio de un afecto sooliento y domstico, hasta que surja un nuevo amor, capaz de despertar sus ansias y propiciar el encanto de una nueva conquista. No hay placer comparable al de vencer la resistencia de una bella criatura, y mi ambicin es la misma de los grandes triunfadores, que no ponen lmites a sus aspiraciones de conquistar una mujer tras otra. Nada puede reprimir mis impetuosos deseos. Siento en mi un amor que abarca toda la tierra; y, como Alejandro, me gustara que existiera otro mundo, para acrecentar mis conquistas amorosas.

La platea del teatro, en la cual me hallaba esa noche, segua con gran inters lo que aconteca en la escena. Cuanto all se estaba diciendo era verdad, no slo con relacin a los hombres sino tambin a las mujeres, cuyas vidas de casadas, pasado algn tiempo, se hacan ms odiosas y frustrantes que las de los hombres. Como ellos, tambin las mujeres sienten deseos de sustituir un amor que termin, tornndose a veces en una fuente de tedio y sufrimiento, por otro que despierte de nuevo su entusiasmo de vivir. Slo que ellas, cuando no son una Ninon de Lenclos, no toman la iniciativa, aunque muchas veces la provoquen. La diferencia entre las mujeres y los hombres es que stos asumen el riesgo de proponer y ser rechazados, situacin que las mujeres evitan enfrentar.

Don Juan se estren en la sala del Palais Royal, un ao despus de la premiere de Tartufo, e ira a causar idntica conmocin.

Hombres y mujeres necesitan del amor, pero don Juan les deca que ese amor siempre acaba, y debe ser sustituido por otro. Es apenas obvio que los moralistas consideraran esto, y todo lo que de controversial haba en la pieza, una indecencia ms. Saltaba a la vista que no se trataba de una obra edificante, en que los pecadores son execrados. Hasta ser engullido por las llamas en el ltimo acto, don Juan, un ateo inteligente y enormemente seductor, tiene innumerables oportunidades de defender con brillo y elocuencia su irreverente filosofa. Pero tampoco es la pieza una exaltacin de la vida licenciosa. Quienes van al teatro con espritu sectario slo entienden aquello que quieren entender. No fue pues sorpresa la movilizacin de moralistas de todas las especies, clrigos, mdicos, beatos, burgueses bien o mal casados, para lograr la prohibicin de la obra. Se afirmaba que el don Juan de la pieza tena como posible modelo al prncipe de Conti, quien durante algn tiempo, entre 1653 y 1656, patrocin la compaa de Molire, llamada a la sazn Troupe de Monsieur le Prince de Conti (un ao despus de convertirse al catolicismo, en 1655, el prncipe neg al grupo el derecho de seguir usando su nombre. Por esa poca ingres a la Compaa del Santo Sacramento). Don Juan, como Tartufo, es una pieza sobre la hipocresa. En verdad, todos somos hipcritas, y la falsa devocin es una de las formas ms comunes de aqulla. Llevamos una vida corrupta y egosta, miembros de la nobleza, de la burguesa, de la magistratura, del clero, de las profesiones, del comercio, incluso los campesinos, pero no dejamos de practicar nuestra religin, de confesar, con falso arrepentimiento, nuestras perversidades, nuestras ignominias, nuestros pecados, para luego, en silencio, practicados de nuevo. Don Juan jams volvi a ser representada en vida de Molire.

8

Sangra, lavativa y vomitivo

En escena, los doctores Toms, Des Fonandrs, Filerin, Macrotin y Bahys. Discuten qu remedio aplicar a la hija de Sganarelle, que est enferma. La dolencia se debe a un exagerado calentamiento de la sangre, dice Toms. Aconsejo una sangra, lo ms pronto posible. En mi opinin, dice Des Fonandrs, el problema es la putrefaccin de los humores causada por un exceso de... de... una cosa u otra. Debemos darle un vomitivo. Un vomitivo puede matarla, dice Toms. Lo que puede matarla es la sangra, replica Des Fonandrs. Los mdicos discuten. El doctor Macrotin, con voz arrastrada, despus de citar a Hipcrates afirma que un vapor fuliginoso y mordicante, que en griego es llamado atmos, causado por humores ptridos, persistentes y conglutinosos, concentrados en el bajo vientre, est inflamando la membrana cerebral. Esos humores fueron engendrados hace largo tiempo, y se inflamaron con tal malignidad que los vapores alcanzaron la regin del cerebro, dice el doctor Bahys. Para resolver el problema son sugeridas varias medicaciones, sangra, vomitivo, inyecciones, pero los mdicos no llegan a ningn acuerdo hasta que Pilerin interviene. No os avergenza, seores, dice Pilerin, mostrar tan poca prudencia a vuestra edad, peleando como chicos insensatos? No veis cun mal nos hacen quedar esas querellas a los ojos de la sociedad? No basta con que los eruditos perciban las contradicciones y las divergencias que existen entre nuestros autores y nuestros antiguos maestros, para adems revelar al pueblo, gracias a nuestras discusiones y rias, la charlatanera de nuestro arte? En lo que a m se refiere, no comprendo la poltica perversa de algunos de nosotros; es preciso confesar que todas estas polmicas vienen desde hace un tiempo mermando nuestra cotizacin, y que si nos descuidamos nos enfrentaremos a la ruina. No hablo por inters, porque, gracias a Dios, ya puse en orden mis negocios. Haya viento, lluvia, granizo, los muertos muertos estn y tengo cmo pasar la vida sin los vivos; pero, al fin de cuentas, todas esas disputas en nada ayudan a la medicina. Ya que el cielo nos hizo la gracia, desde hace tantos siglos, de que las personas se sientan fascinadas por nosotros, no las desilusionemos con nuestras maniobras delirantes, y aprovechemos bien y discretamente su ingenuidad. No somos los nicos, como sabis, en explotar las flaquezas humanas. Tal es el empeo de la mayora de las personas, y cada uno aborda a los hombres por su lado dbil, para conseguir algn lucro. Los lisonjeadores, por ejemplo, buscan sacar partido del amor que los hombres sienten por las alabanzas, y les dan todo el incienso que desean; es un arte con el cual se adquieren, bien lo sabemos, fortunas considerables. Los alquimistas se valen de la general pasin por las riquezas, prometiendo montaas de oro a quienes los escuchan; y los intrpretes de horscopos, con sus previsiones engaosas, explotan la vanidad y la ambicin de los espritus crdulos. Pero la mayor debilidad humana es el amor que se tiene por la vida; y de l sacamos nosotros provecho, con nuestra verborrea pomposa, y sabemos obtener ventajas de esa veneracin que el miedo a morir brinda a nuestro oficio. Conservmonos, pues, en el grado de estima en que la flaqueza humana nos ha puesto, y seamos unnimes al atribuimos el resultado feliz de las curaciones, y a lanzar sobre la naturaleza todos los errores groseros.

No podemos destruir sin motivo esa persistente ilusin que por fortuna nos regala a todos nosotros el pan de cada da y nos permite, con el dinero de aqullos que enterramos, amasar una bella herencia... para nosotros mismos.

Ese da, no tan distante, estaba yo en Versalles asistiendo al estreno de la comedia ballet El amor mdico, de Molire, cuya compaa se llamaba ahora la Trouppe du Roi. La comedia haba sido sugerida por el propio rey, que se hallaba presente. Molire escribi y mont la pieza en cinco das. El amor mdico, una stira a la medicina y a sus practicantes, tema del agrado de muchos autores, desarrollaba una situacin ms o menos trivial, ya usada antes por Molire. Una joven, para librarse del pretendiente indicado por su padre, se finge enferma. Cinco mdicos charlatanes son llamados a consulta. Sin duda retrataban, como todo el mundo termin por advertir, a los doctores ms conocidos de Francia: Des Fougerais, el ms clebre de Pars; DAquin, mdico del rey; Esprit, mdico de Monsieur, e Yvelin, mdico de Madame (por entonces, Henriette-Anne dAngleterre). Pero muchos otros notables, unos ms, unos menos, fueron sealados como modelos de los mdicos de El amor mdico, y todos se sintieron aludidos por la mencin implcita a la falta de escrpulos y a la incompetencia. Estos importantes seores se sintieron hondamente ofendidos por esa nueva diatriba de Molire. Sabemos que el odio es un sentimiento duradero. Las personas muy vengativas son asimismo muy pacientes. El asesino de Molire bien podra haber sido capaz de perseverar en el odio, de esperar aos para consumar su venganza. Por qu no un mdico? Son stos responsables de tantas muertes que una ms no pesara en sus conciencias. Pocos das despus de la muerte de Molire fui a hablar con el doctor JeanArmand de Mauvillan. Le ped que me dijera cul haba sido la causa real de la muerte de mi amigo, pues la explicacin del rompimiento de la vena no me convenca. Mauvillan pareci sbitamente dominado por el espritu del doctor Macrotin, y se extendi en una palabrera confusa para esconder su ignorancia. No saba explicar por qu no se haba hecho una autopsia a Molire. Otras personas con muertes menos sospechosas, dije, fueron sometidas a autopsias, y as pudieron descubrirse muchos casos de envenenamiento. Molire tena mala salud, pero no sufra ninguna enfermedad grave; sta fue una mentira que se torn verdad de tanto ser repetida. Por eso no se pidi su autopsia. Para satisfaccin del asesino, esa falsedad se difunde cada vez ms. Era un hombre enfermo, dijo Mauvillan. Cuando en cierta ocasin dej de trabajar por tres meses, fue a causa de una crisis de melancola. La melancola y la ansiedad hacen escupir sangre? pregunt. Recuerda usted la postracin en que se sumi cuando Racine entreg su Alexandre a la troupe del teatro de Bourgogne? respondi Mauvillan. Pero el sufrimiento de Molire era explicable, dije; nadie ms ira a ver a un Alexandre representado por La Grange si al mismo tiempo, en otro teatro, Floridor haca el papel. No haba actor dramtico que pudiera rivalizar con Floridor, por lo dems dado a un estilo pomposo, declamatorio, enftico. Confieso que si yo fuera un escritor de tra-

gedias no lo elegira a l. Pero el pblico esperaba que las tragedias fueran representadas a la manera de Floridor. Est usted divagando, dijo Mauvillan. Fue por lo tanto una traicin de Racine, continu, que no estaba dispuesto a entregar nuevas obras suyas a la troupe de Molire. Pero fue peor cuando la Du Parc lo abandon para trabajar en la compaa del teatro de Bourgogne, y se hizo amante de Racine. Eso le produjo una gran melancola, mas no escupi sangre, doctor. No importa la razn, pero l rezumaba odio, dijo Mauvillan. Haba sido traicionado, perseguido. No me sorprendera que tambin lo hayan envenenado, prosegu, buscando el modo de convencer a Mauvillan. En el prefacio que escribi para la edicin de Tartufo, aad, Molire afirma que los nobles, las mujeres pretenciosas, los cornudos, los mdicos, se haban resignado a sus crticas, pero que los hipcritas, los falsos beatos y el clero, al verse retratados en Tartufo, reaccionaron, demostrando su enorme influencia. Mas yo le advert que la nobleza y la corporacin mdica tambin estaban resentidas. No s a dnde quiere usted llegar. Con su permiso, me espera una importante sangra, dijo Mauvillan, antes de retirarse malhumorado. Mauvillan estaba nervioso. A pesar de sus sabidas discrepancias con los mdicos anticuados retratados por Molire, y de haberse mostrado siempre solcito con mi amigo, el doctor Mauvillan era uno de los sospechosos de haber envenenado a