El Simbolismo Del Arco de Odiseo

El simbolismo del arco de Odiseo

SUSANA REBOREDA MORILLO Universidad de Vigo RESUMEN

El arco y las flechas, en la Grecia arcaica y clsica, eranconsideradas como armas prototipo de brbaros o de cobardes, ya quesu manejo contravena latica blica imperante en ambos perodos. Sinembargo, y a pesar de ello, el hroe Odiseo logra restaurar en sureino la situacin previa a su partida a la guerra de Troya graciasa su mtico arco. La causa es que dicha anna posea, en el contextode la mitologa griega, un significado simblico completamenteopuesto al anteriormente descrito para el mundo terreno.Consideracin social del arco en el contexto blico de la Greciaarcaica El punto de partida de este articulo es la existencia de unhecho aparentemente contradictorio que se refleja en la Odisea, nosreferimos a la estrecha unin existente entre un hroe pico, Odiseo,y un arma especfica, el arco y las flechas. Es importante recalcarel hecho de que gracias a esta arma dicho hroe lograra la difciltarea de recuperar su status de padre, marido, hijo y basiteus,perdido tras veinte aos de ausencia de su patria, Itaca. Estaaparente contradiccin estriba en la consideracin sociolgica que,sobre dicha arma y su uso en el contexto blico, imperaba en laGrecia arcaica y que puede hacerse extensible al perodo clsico(H.L. Lorimer, 1950; A. Snodgrass, 1964 y 1967). Gracias a lainformacin reunida a travs de las fuentes arqueolgicas1,iconogrficas (G. Ahlberg, 1971; E. Vermeule y y. Karageorghis,1982; 5. A. hnmerwahr, 1990; E Lissarrague, 1990; E. Borgna, 1992)y literarias2 y especialmente en estas dos ltimas se deduce, tal ycomo

1 En funcin de los materiales perecederos con que el arco eraconstruido y las caractersticas edafolgicas y climticas de Grecia,para detectar el uso de dicha arma debemos volver nuestros ojoshacia los hallazgos de puntas de flecha. 2 A pesar de la escasez defuentes literarias en el perodo arcaico griego, para el tema queaqu tratamos contamos con una fuente de valor inestimable: laIlada, que por centrarse en un contexto blico, nos ofrece unosdatos de gran importancia para determinar la tica guerreraimperante: la que deriva del combate singular entre ansio,.

Gerin, nY 13. 995. Servicio de Publicaciones. UniversidadComplutense. Madrid.

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demostraremos a continuacin, que el arco era considerado como elarma de los cobardes, de aquellos que solan poner en prctica latctica de la emboscada, que

lanzaban la flecha agazapados con la finalidad de sorprender asu enemigo sin ni siquiera ofrecerle la posibilidad de reaccionaren su defensa si el arquero acertaba el blanco. El siguienteejemplo de la Ilada3 resulta muy ilustrativo: Pero al hijo deTelamn le seguan sus leales huestes, numerosas y valientes, que letomaban su escudo siempre que la fatiga y el sudor alcanzaban susrodillas; y en cambio, no seguan los locros al magnnimo hijo deOileo, pues su corazn no les aguantaba en la refriega cuerpo acuerpo, ya que no tenan cascos guarnecidos de bronce, adornados detupidas crines de caballo, ni tenan escudos de hermoso cerco, nilanzas de fresno. Antes bien, lo haban seguido a Ilin confiando ensus arcos y en sus bien trenzadas cuerdas de lana de oveja, con losque, por tanto, intentaban romper, disparando copiosamente, lasfalanges troyanas. Y precisamente en ese momento, cuando los otroscon sus armas ricamente trabajadas luchaban por delante contra lostroyanos y Hctor el guerrero armado de bronce, ellos disparaban susarcos por detrs sin ser vistos… [XIII, 710-723]. Por otro lado,el arco tambin era colocado en manos de los brbaros, es decir deaquellos que, desde el punto de vista griego, desconocan o norespetaban las normas impuestas por la tica blica civilizada queconstitua la base de los enfrentamientos blicos, es decir, la luchacuerpo a cuerpo que exiga no slo la proximidad fsica de loscombatientes sino tambin el conocimiento de sus respectivasgenealogas4. De hecho, la razn del fuerte rechazo al arco y a todoslos que eran habilidosos en su manejo era, sin lugar a dudas, lafuerte oposicin con la tica guerrera imperante en dicha poca tantoen lo que se refiere a la lucha cuerpo a cuerpo (F. J. FernndezNieto, 1975), como al combate hoplitico (A. Snodgrass, 1965, yJ.-P. Vernant (dir.), 1968) y podemos afirmar que la mismaconsideracin social respecto a este objeto fue mantenida en elperodo clsico y prueba de ello es la asimilacin que Esquilo haciaen su obra Los Persas en donde identificaba la victoria de losgriegos sobre los brbaros, en este caso concreto los persas, comola de la espada sobre el arco. Tambin en la obra de Eurpides,Heracles5, se recoge esta discrepancia entre el hoplita y elarquero:pero en lo dems nunca fue guerrero insigne: jams abrazescudo con su mano izquierda ni se arrim a las lanzas; sosteniendosu arco el arma de los cobardes siempre estuvo presto a huir Laprueba del valor de un hombre…

Homero, La Ilada. Traduccin de Cristbal Rodrguez, Alonso.Editorial Akal Clsica. Clsicos griegos, Madrid, 1986, Aunque en lasfuentes escritas tambin se nos describe esta unin entre los brbarosy el arco, son las fuentes iconogrticas las que nos proporcionanlos mejores ejemplos, especialmente en la cermica jica de FigurasNegras, en donde los portadores de dicha arma son o bien personajesde la mitologa, o bien son gentes pertenecientes a la raza escita(cfr. F. M. vos, 1963 y E Lissarrague, 1990). Eurpides, Heracles.Traduccin de J. L. Calvo Martnez. Editorial Gredos, Madrid,1985.

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no es el arco, sino el mantenerse a pie firme y sostener lamirada frente a una puntiaguda mies de lanzas, firme en su puesto[Heracles 158-164]. Analicemos de cerca las contradiccionesexistentes entre la tctica empleada por unos y otros. En primerlugar, podemos citar el espacio, mientras que en la tica guerrerade los griegos era imprescindible que la lucha fuera llevada a caboen una llanura a campo abierto, los arqueros preferan los lugaresescarpados que les permitieran ocultarse de su visible enemigo.Tampoco el tiempo era coincidente, si en la primera se exiga que laguerra transcurriera durante el da, el aprendizaje del tiro al arcose efectuaba en la noche dirigiendo la flecha hacia velasencendidas (McLeod, 1988); tenemos atestiguada esta prctica deltiro al arco en la noche durante algn asedio (Tucdides, III, 23,4). En tercer lugar, hacemos mencin al tipo de enfrentamiento,frente a la lucha que presupona el contacto directo entre loscontendientes, para el arquero una de las bazas necesarias era ladistancia, imprescindible para disparar a su blanco. Tampocopodemos olvidamos de la armadura, frente a la del guerrero griegoque inclua un equipo pesado, el arquero debera llevar consigo loimprescindible que le permitiera efectuar rpidos movimientos. Y yapor ltimo, citar que si en la tica guerrera griega el elemento quems se apreciaba en el combatiente era su fuerza en el caso de lalucha cuerpo a cuerpo o su perfecta coordinacin con el compaero enel caso de la lucha hopltica, en el arquero se primaba la astucia yel saber hacer individual (salvo cuando arrojaba su flechaparapetado en el escudo de su compaero). Los datos expuestos sonsuficientes para que surja la siguiente pregunta: por qu el autorde laOdisea coloc en manos de su protagonista un arma calificadacomo despreciable en su tiempo? La Odisea, nueva tica heroica Larespuesta ms inmediata que podramos dar se dirige a dos campos: enprimer lugar a Odiseo y a su peculiar personalidad y en segundo ala renovadora tica heroica que presenta la Odisea con respecto a laIlada (W. Stanford, 1954). Que Odiseo aparezca caracterizado comoopuesto al prototipo heroico por excelencia, Aquiles, se demuestra,entre otros, en los siguientes datos. En primer lugar, en su propiagenealoga en la que nos encontramos que su abuelo por va maternaera Autlico, ladrn y engaador por excelencia6; un segundo6 A travsde la Ilada observamos la importancia que tienen en un hroe susantepasados, entre los que figura por lo menos un personaje divinoy algn hroe de renombradas hazaas. Llamo la atencin el hecho que enesta obra se mencione a Autlico como ex-propietario del casco queMerlones cede a Odiseo en la Dolona, sin que aparezca la relacinfamiliar entre abuelo y nieto (II. X, 260-270). Por el contrario enla Odisea se quiere resaltar esta unin: Autlico es quien da elnombre a Odiseo (Od. XIX, 403-4lO) y quien asiste y premia conimportantes presentes la hazaa iniciatoria del hroe, la caza de unjabal en el Parnaso (Od. XIX. 413-466).

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punto a resaltar sera la supremaca que en la Odisea se leconcede a la mtis personalizada en Odiseo frente a la bieencabezada por Aquiles7 y parejo a ello la posibilidad legal derecurrir a la emboscada (A. Edwards, 1985); en tercer lugar, sucapacidad de resistencia y de adaptacin, tanto referida al dolormoral como a las mltiples tentaciones que se le presentan al hroe yque, a diferencia de sus compaeros, demuestra saber contenerse ymantener de este modo una relacin de concordia con el padre de losdioses y de los hombres8; y por ltimo, referimos al hecho de queOdiseo, frente a los grandes hroes de la Ilada, es definido como elhroe de la reflexin y de la actuacin con extremada cautela9.Respecto a la diferente tica defendida por ambas picas simplementedenunciar que resultada totalmente ajena a los hroes de Ilin unaperspectiva que demostrara que la meta ms importante para alcanzarla felicidad no era la inmortalidad que posean de forma exclusivalos diosest0, sino lograr mantener la vida de uno mismo paraalcanzar una tranquila vejez en la tierra natal en compaa de losseres ms queridos. Ello se refleja en todo el nostos del hroe y enlas palabras que Odiseo dirige a Calipso1: Diosa venerada, escuchay perdname: yo me digo todo esto~ Con todo lo saba que ella Penlopees, yo s que comparada contigo no tendra ni magnitud ni belleza; noes ms que una mortal y tu no conocers ni la vejez ni la muerte… Apesar de todo, el nico deseo que tengo cada da es el de regresarall, de ver en mi casa el da del regreso! [Od.V, 215-221]. Ambasrazones la peculiar personalidad del hroe y la nueva tica quepresenta la Odisea frente a la Ilada, aunque importantes, noresultan suficientemente satisfactorias para explicar la unin deOdiseo con su arco, y nos llevan a pensar que esta arma en lamatanza de los pretendientes, en particu:-

7 Aunque en toda la Odisea se observa la necesidad de poseermtis para mantenerse con vida, el ejemplo ms definitivo es elenfrentamiento entre el hroe y el cclope Polifemo. Slo gracias auna cadena de astucias ideadas por Odiseo -ofrecer vino sin mezclaal gigante, cegarle su nico ojo, darle un nombre falso (Ods), atasea s mismo y a sus conipaileros a los lomos de las ovejas lograron,l y la mayor parte de sus hombres, no ser devorados por el hijo dePolifemo (Od. IX, 345465>. Esta situacin es trasladable a lacada de Ilin, ya que sta no se produjo por la fuerza de Aquiles,sino gracias a la astuta idea de Odiseo de la construccin delcaballo de madera. 8 El ejemplo ms representativo de estastentaciones es el de la necesidad de respetar el ganado sagrado deldios Helios. No lo hicieron los hombres de Odiseo y este acto acabcon la vida de los escasos compaeros que todava se mantenan a sulado (Od. Xli, 340-419). En la Ilada vemos cmo los grandes hroes semueven, ms que por la razn, por impulso. El caso de Aquiles es elmejor ejemplo, a pesar de las mltiples splicas que le dirigen, noslo sus compaeros de armas, sino su mejor amigo Patroclo: se niegaa participar en la batalla por la ofensa que le hizo Agamenn. Elcambio de esta actitud fue provocado por la desaparicin dePatroclo, a partir de este momento su hybris le transforma en unamquina de matar. En ambas situaciones se reflejan posturas extremascargadas de irracionalidad y as es demostrado por sus propiosaliados. Por el contrario, al protagonista de la Odisea se ledescribe constantemente reflexionando sobre las diversasalternativas antes de tomar una determinacin. O Recordemos queOdiseo incluso llega a despreciar la oferta de la diosa Calipso,quien a cambio de que permaneciera con ella en su paradisaca islale ofrece la inmortalidad que lo equiparara a un dios (Od. y,208-210>, LOdyse. Posie Ho,nrique. Traduccin de Victor Brard.Ed. Les Reiles Letires, Paris, 1972.

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lar, y en el plano de la mitologa griega, en general, adquira unnuevo simbolismo que se encontraba en oposicin con el que acabamosde describir en el mundo terreno. Para el difcil estudio delsimbolismo de este arma en el mundo mitolgico, se desarrollarn dosvas. En la primera, se tratar de llevar a cabo el estudio de lasdivinidades arqueras por excelencia, es decir, Apolo y Artemis, yel significado que tiene su arma emblemtica12; la segunda directrizse dirigir al simbolismo de dos arcos que descuellan por suimportancia en la mitologa griega, el que perteneci a Heracles y eldel propio Odiseo. Artemis y Apolo Es en la Ilada donde por primeravez encontramos a esta pareja divina como hermanos gemelos hijos deZeus y de Leto. En los Himnos Homricos, concretamente en eldedicado a Apolo Delio3, se nos narra su complicado nacimiento14.En ambas fuentes los dos dioses aparecen descritos comoestrechamente unidos a su arco y a sus flechas. Recordemos que enla ltima de ellas se nos informa que el dios Apolo, justo en elmomento de nacer reclam para s dos objetos: la citara y el curvadoarco; a partir de este momentoambos instrumentos de cuerda pasarona ser los atributos definitorios del dios.

Otra prueba de su vnculo con este arma son gran parte de loseptetos que aparecen unidos a ambas divinidades: oxophoms que llevael arco, wxotes/is arquero/a, iokhaira que lleva flechas en lamano, khruselakatos de flechas de oro, klitooxos arquero glorioso,ekeblos que dispara certeramente, Flechador, ekaergos que alcanza ohiere a su voluntad… Tambin en la iconografa de Apolo y Artemisse le concede gran importancia al arco; atributo que acompaa alprimero en la mayor parte de las representaciones, y que esprcticamente inseparable de su hermana, la divinidad de la caza porexcelencia. Un dato ms que subraya la misma vinculacin es que enciertos santuarios dedicados a estos dioses se encontraron, entrelas diversas ofrendas, puntas de flecha, como es el caso delArtemision de Delos en donde se localizaron treinta y cuatro puntasde flecha de bronce y una de~E Borgna, 1992, 98 al estudiar el arcocomo objeto cultual unido a Arteniis y posiblemente a Apolo en elcontexto minoico y micnico concluye que este arma tiene un sentidoenminentemente apotropaico. 13 Se ha aceptado que el Himno dedicadoa Apolo Delio se trata de un himno antiguo que posteriormente fueampliado. Parece ser que el originario datara del s. viii-vil a.C.y la ampliacin sera producida en el s. Vi a,C. CIt Himnos Homricos.La Batraconsia,na qua. introduccin, traduccin y notas de AlbertoBernab Pajares. Editorial Gredos, Madrid, 1988, 92. 4 Tal y comonos informa el Himno a Apolo Delio, nadie queda acoger en so tierraa Leto en el momento de parir, no slo por temor a la celosa esposade Zeus, sino al hijo que traa en sus entraas; slo la isla de Delosconsinti, no sin antes obligar a jurar a Leto que se construira enese lugar el primer sansuado a su hijo (30-91>.

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marfil (H. Gallet de Santerre y J. Trheux, 1947-1948); tambin enel santuario de Apolo en Epidauro se localiz este tipo de ofrenda(J. Papadimitriou, 1949). Por ltimo, citamos los propios mitosrelativos a sus personas en los que siempre utilizan como medio dedefensa el implacable arco. Pero antes deadentramos en estos mitosy en el simbolismo que, a travs de ellos, observa-

mos que posee su arma debemos referimos a la evolucin particularque sufri Apolo. Si de la diosa Artemis podemos afIrmar que aparececaracterizada con una personalidad bastante definida desde losprimeros tiempos como Ponia Theron,es decir, Seora de los Animalesy que, aunque con pequeas variaciones, se

mantuvo a travs del mito lo ms esencial de su identidad, nopodemos afirmar lo mismo de su hermano Apolo. Existe plenaunanimidad entre los investigadores en que los rasgos que definenal Apolo arcaicols tal y como se reflejan en laIlada y en losHimnos Homricos poco tienen que ver con el Apolo del perodo

clsico, oracular y en cierta medida salvaguardia de los sereshumanos por considerarlo el transmisor de los oscuros designios desu padre, Zeus. De todas formas, a pesar de esta evolucin, tenemosque decir que el arco, junto con la lira, permaneci como atributoinmutable del dios. Para esta investigacin nos interesa subrayar supersonalidad arcaica, aquella que se defina como temible, no slopara los hombres sino tambin para los dioses. Esta ltima ideaaparece claramente reflejada en el Himno dedicado a Apolo Delio16:Voy a conmemorar que no quiero olvidarme a Apolo el Certero,antecuya llegada tiemblan los dioses en las moradas de Zeus y selevantan todos de sus asientos al aproximarse l, cuando tiende suilustre arco. Leto es la nica

que permanece sentadajunto a Zeus que se goza con el rayo. Ellaes la que distiende el arco, cierra el carcaj, y tras tomar con susmanos de sus robustos hombros el arco, lo cuelga en un clavo de orode la columna de su padre y asimismo lo lleva a sentarse en untrono. El padre entonces le ofrece nctar en una copa de oro,saludando a su hijo. A continuacin las dems deidades se sentan y sealegra la venerable Leto por haber parido un hijo poderoso y capazde llevar el arco [Himno a Apolo Delio, 1-14]. La idea de que lapresencia del dios con su arco genera temor entre quienes loobservan es una constante en este prrafo y debemos subrayar que eneste caso no se trataba, como en el inicio de la Ilada, de simpleshumanos que se estremecan ante la aparicin de una divinidad quellegaba en medio de la noche y que en el sonido de sus flechasamenazadoras adivinaban la muerte

5L. R. Farnell, 1907, 310 llega incluso a pensar que el arcocomo atribulo constante de Apolo debe aludir a su etapa primitivaen la que la divinidad era adorada por tribus que vivan de la caza.G. Mautis, 1959, y J. Ducheim, 1960. defienden que su aspectoarcaico y la unin de este dios con el arco obedecen a su Origenasitico. tC Himno ila: A Apolo Delio, en Himnos Homricos. LaBatracomio,oaquia . Traducin de Alberto Bernab Pajares. EditorialGredos. Madrid, 1988, 106-114.

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inminente, provocada sta por la ofensa infligida por los aqueosprotagonIzada por Agamenn a un sacerdote dedicado al culto deApolo17. En el Himno a Apolo Delio se nos est describiendo laactitud de las divinidades del Olimpo que, ante la llegada de otrodios, se levantan de sus asientos e interrumpen su diversin. Estareaccin se encuentra tan vinculada a su amenazante arco como a larespuesta de su padre Zeus18; de hecho no puede obedecer a lacasualidad que slo cuando ambos se muestran distendidos el arcodesmontado y Zeus ofreciendo a su hijo la bebida de los dioses lasituacin recobre la normalidad. Una sensacin de pnico similar es laque incita Artemis con su arco, aunque en un contexto distinto. Nose trata de provocar tensin entre sus iguales sino que sta seimpone en su propio dominio; esta divinidad reina sobre losanimales salvajes y el territorio en que stos se desenvuelven. Esel mundo que, por definicin, se opone al espacio cultivado en elque desarrollan su vida los seres humanos. Y de nuevo, como ejemploilustrativo de los sentimientos que provoca la presencia de ladiosa en su propio reino, recurrimos a los Himnos Homricos, y enparticular a aquel que aparece dedicado a Ai-temist9 y que seinicia de la forma siguiente: Canto a la tumultuosa Artemis, la delas ureas saetas, la virgen venerable, cazadora de venados,diseminadora de dardos, la hermana carnal de Apolo el del arma deoro, la que por los montes umbros y los picachos batidos por losvientos, deleitndose con la caza, tensa su arco todo l de oro,lanzando dardos que arrancan gemidos. Retiemblan las cumbres de loselevados montes y retumba terriblemente el bosque umbro por elrugido de las fieras. Se estremece tambin la tierra y el mar prdigoen peces. Pero ella, que tiene un ardido corazn, se dirige de unlado a otro, arruinando laraza de las fieras. Y cuando se hacomplacido la diosa que ojea las fieras, la diseminadora de dardos,y ha deleitado su espritu, tras aflojar su flexible arco, se dirigea la espaciosa morada de su hermano, Febo Apolo, al esplndidopueblo de Delfos, disponiendo all el hermoso coro de las Musas ylas Gracias. Tras colgar all su elst7 Es perfectamente equiparablela sensacin de terror que la presencia de Apolo provoca entre losdioses y la que provoca entre los hombres, veamos literalmente ladescripcin de su aparicin en la Ilada, 1 (45-48>: Resonaban conestridencia las flechas sobre los hombros del encolerizado dios alponerse en ,novimien;o, y avanzaba 1 parecido a la noche. Fue asenarse luego lejos de las naves e inmediatamente lanz una flecha yun terrible silbido sali del arco de plata Fue primero sobre losmulos y los rpidos perros. Ms sigui lanzando l sus flechas depenetrante punta, alcanzndolos tambin a ellos.., durante nueve dascruzaron por el ejrcito las/lechas del dios. tS J, 5, Clay,1984,38-43 afirma que el temor que inspira el dios es debido a laposibilidad deque ste, siguiendo el Mito de las Sucesionesdestronara a su padre Zeus para ocupar su lugar; en el momento enque se muestra entre ambas divinidades una relacin de concordia elpoeta del Himno esta introduciendo una nueva dimensin csmica.Nosotros aadimos que esta buena relacin entre el padre y el hijo essubrayada por el hecho que se desmonte el arco. t9 Himno XXVII: AArsemis, en Himnos Homricos. La Ba:racomiomaguia . Traducin deAlberto Bernab Pajares. Editorial Gredos, Madrid, 1988, 287.

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tico arco y las saetas, dirige los coros, iniciando el canto conencantador aderezo sobre su cuerpo [Himno a Artemis, 1-18]. Y denuevo observamos que, a pesar de la evidente diferencia decontextos, hay una intencin clara por parte del autor de plasmarsentimientos y reacciones similares ante la visin, por separado, delas divinidades gemelas. El arco y su puesta en accin resultaamenazador, provoca el pnico, no slo en aquellos animales a los quela diosa dirige sus mortferas flechas, sino en todo lo queseencuentra en su contexto inmediato. Tambin una vez ms volvemos aencon-

tramos con la idea de que es ladistensin o el reposo del arco eldesencadenante de un profundo cambio de escenario que rompe deforma tajante con la latente agresividad anterior En este caso,tras este acto nos vemos traspasados a un mundo de dulzura marcadopor el comps de los coros femeninos que la misma diosa dirige. Esdecir, una vez que desaparece la unin fsica entre la divinidad y sumortfera arma, el pnico desaparece, la tensin se relaja y estarelajacin aparece subrayada por la concordia establecida a travs deun dulce canto. En otros mitos se nos narra la inflexibilidad de ladiosa en lo que se refiere a los atentados dirigidos en contra desu soberana. Uno de los casos ms claros20 es el que se relacionacon Agamenn quien cuando se diriga a Troya con sus guerreros, atracen Aulide; all, tras haber dado caza a un ciervo, se jact afirmandoque ni siquiera la diosa de la caza por excelencia sera capazdesuperar esta hazaa. La reaccin de la divinidad es inmediata,paraliza los vien-

tos que habran de conducir a los griegos a su destino y a cambioexige que Agamenn sacriflque a su propia hija, Ifigenia (Eurpides:Ifigenia en Aulide, 357-360), a la que finalmente, antes de que selleve a cabo el sacrificio, Artemis sustituye por una cierva eincorpora a lajoven al grupo de sacerdotisas vrgenes que convivencon ella en los bosques (Eurpides: Idem, 1585-1627; Apolodoro,Eptome III, 21). A pesar de que en este caso no se aluda a unaactuacin directa de la diosa con su arco, se nos ofrece una buenainformacin sobre el fuerte carcter de la divinidad arquera y suimplacabilidad respecto a las ofensas recibidas sobre su dominio ensu reino. La conclusin inmediata resulta bastante alentadora,especialmente al observar que confirma las sospechas anteriormenteexpuestas. En ambas divinidades el arco se contrapone a laidentificacin que se realizaba en el contexto blico con la cobarda;este arma, al menos en sus manos, se convierte en un indiscutiblesmbolo de poder que provoca terror entre quienes los observan.Poder y temor que se hace extensivo no slo a los hombres, sino a lanaturaleza salvaje y a otras divinidades. Nada ni nadie puedeexcluirse de esta afirma-

20 Otro mito que tambin se relaciona con la soberana ultrajadade la diosa es el del jabal de Calidn. El rey de este lugar, Eneo,haba ofrecido un sacrificio a todas las divinidades despus de larecoleccin olvidndose de Artemis. La diosa, en venganza, enva unjabal de gran tamao para que asolara continuamente los campos delcitado reino (cfr. Apolodoro 1, 8. 2>.

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cin y de este modo vemos a ambos hermanos luchando al unsono,mostrando su furia y seguros del triunfo que les ofrece su poderosaarma. El ejemplo de la Ilada sobre los acontecimientos que leocurrieron a los hijos de Niobe, en el que se nos describe a losdos hermanos combatiendo por la misma causa, sirve para completarla definicin sobre el simbolismo que llevaban implcitos sus arcos:Niobe a laque doce hijos le perecieron en su casa, seis hijos yseis hijas en la flor de la vida. A ellos dioles muerte Apolo deuna flecha de su arco de plata en su enojo contra Niobe; y aaqullas Artemis la que lleva flechas en la mano, porque Niobe solacompararse con Letona de hermosas mejillas. Deca que sta habaparido a dos y ella, en cambio, haba engendrado a muchos. Masaunque dos, fueron stos los que perdieron a todos los suyos. Nuevedas permanecieron tendidos en su sangre, y nadie para enterrarlos,pues el Crnida haba convertido a la gente en piedras. Mas al dcimoda le dieron sepultura los dioses descendientes de Urano…[11.XXIV, 600-613]. Ante la descripcin de la matanza de los hijosde Niobe si nos quedaba alguna duda sobre el simbolismo del arco enel contexto mitolgico, sta ha quedado resuelta. Nada ni nadie debejactarse o dirigir algn improperio contra estos dioses o quienes serelacionen de forma directa con ellos. En este caso concreto elatentado y el origen de la ofensa se relacionaba con la fertilidadde su madre. Sus temidos arcos y sus amenazadoras flechas no sloprovocarn la desgracia sobre quienes osen contrariarles sino quetambin son un medio claro para restituir el orden establecido. Estbien claro el mensaje que se nos trasmite en la Ilada: aunque Leto,frente a Niobe, haya tenido tan slo dos hijos, stos son los mspoderosos. Es decir que lo que realmente cuenta no es la cantidad,sino la calidad. Pero la simbologia del arco es todava ampliable yno slo reducible a la ecuacin arco=poder-i-terror. Si sta es lavisin negativa de su estrecha unin con este arma, tenemos tambincomo suele ocurrir en el plano mitolgico griego una caracterizacinpositiva aplicada a esa misma unin. Ambas divinidades y sus flechasse encuentran estrechamente ligados al hecho de provocar entre loshumanos la muerte sbita. Aquella que era caracterizada como dulceen oposicin a la muerte lenta que traa consigo una larga agona yuna conciencia del sufrimiento. Por lo general nos encontramos conuna clara diferenciacin sexual, Artemis es la que a travs de susflechas provoca la muerte repentina en el gnero femenino y suhermano gemelo en el masculino. Son abundantes los ejemplos quepodemos extraer sin ni siquiera abandonar los textos homricos. Elpropio Odiseo, cuando se encuentra a su madre muerta en el Hades,le interroga sobre la causa de su fallecimiento y le inquiere sifue debido a las flechas de Artemis o auna larga dolencia (Od XI,170-173). Tambin Eumeo cuando ledescriba a un Odiseo disfrazado demendigo el lugar de donde proceda hace alusin a este tema del modosiguiente:…

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Se llama Siria conocas t este nombre?, una isla que se encuentraen la cima de la Ortigia, del lado del ocaso; quizs algo de ellaoste. No est muy poblada, pero es un buen pas: vacas y ovejas, vinoen abundancia y trigo en cantidad. No se conoci nunca el hambre, nilas plagas, calamidades de los mortales, sino cuando los ciudadanosal entrar en vejez, el dios del arco de plata, que Artemis acompaa,Apolo, les dan muerte bajo sus dulces flechas… [Od. XV, 403-412].Simplemente nos gustara destacar un importante dato para lapresente investigacin. Eumeo est describiendo su pas con grandessimilitudes con la edad de oro y uno de los elementos que formanparte de la felicidad en queviven sus habitantes, junto a laabundancia de productos alimenticios y la falta

de enfermedades, es el de alcanzar una muerte dulce gracias alas flechas deambos hermanos. Esta es la otra versin de lasimbologa de estos arcos divinos, sus flechas, en este casobenefactoras, proporcionaban una muerte sin sufrimiento, sin que lapersona ni siquiera tuviera tiempo para que le alcanzara laconsciencia de lo que realmente le estaba sucediendo.

En definitiva se puede afirmar que la simbologia de estos arcosdivinos es doble, si por un lado su asociacin con Apolo y Artemisrepresenta su poder en fuerte asociacin con el terror de los otros;por otro sus flechas son solicitadas por los hombres a la hora desu muerte. Si est asumido que sta tiene que llegar, es preferibleque asome sin connotaciones de agona, que se produzcarepentinamente, con una flecha divina que se clava en el corazn yque marca el paso al ms all de una forma dulce o, quizs,inconsciente. HeraclesAnte todo lo expuesto referido a lasdivinidades arqueras se podra aducir

que la simbologia que se le concede al arco cuando se encuentraen sus manos podra obedecer a su elevado status, por esa raznconsideramos necesariohacer un estudio similar referido a un hroe,Heracles, hijo de Zeus y de la mor-

tal Alcmena, que tambin aparece caracterizado en la mitologagriega, como uno de los arqueros por excelencia. De hecho, suprincipal atributo, junto con la maza y la piel del len de Nemea,es el arco. Dejaremos para ms adelante el origen y la trayectoriaque sigui este arco para detenemos en la simbologia que adquiradicha arma en sus manos y que no es ajena a la que describamoslineas ms arriba respecto a las divinidades arqueras. Tambin el usodel arco en Heracles nos lleva a un simbolismo de dicho objeto quese opone a la definicin de un arma adoptada por los cobardes o porlos brbaros. Un primer dato a resaltar, de gran importancia paraeste anlisis, es la seguridad que este arma proporcionaba al, porentonces todava humano, hijo de Zeus para enfrentarse a cualquiertipo de enemigo. Entre ellos incluimos, por un lado a lospeligrossimos monstruos a los que el hroe tuvo que hacer frente enlas doce labores

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que le fueron encomendadas por Euristeo, como el caso de lahidra de Lerna,descrita como un ser de nueve cabezas de las cualesocho eran mortales y una inmortal y a la que logr abatir gracias aluso de flechas incendiadas (Apolo-

doro II, 5, 2); esta hazaa recobra ms importancia en nuestroestudio si tenemos en cuenta que una vez vencido el monstruo,Heracles impregn la punta de sus flechas en la sangre o la bilis deeste animal aumentando, todava ms, su capacidad mortfera (PausaniasU, 37, 4; Eurpides, Heracles 419 ss.). Pero la seguridad que a estehroe le proporciona su arco no slo se encuentra en relacin con losmonstruos, sino que permanece en sus enfrentamientos con los seresdivinos. Son varios los ejemplos en que se nos describe al hijo deZeus amenazando a las divinidades con su poderosa anna. Alfinalizar su dcimo trabajo, cuando trasladaba a los bueyes deGeriones, sintiendo que el sol era abrasador, mont su arcoamenazante contra Helio, quien ante su valor le regal una copa deoro para que pudiera trasladarse por el ocano. Precisamente elotroejemplo al que vamos a referimos se relaciona con el dios Ocano, aquien

tambin demostr la confianza y el poder que le otorgaba su arcoensendole de forma amenazante sus flechas, asegurndole que si noaplacaba la rudeza de las olas lo utilizara en su contra. En amboscasos vemos al hroe consiguiendo sus deseos de las divinidades y nogracias a sus sacrificios, si no a la amenaza de su arco y sustemibles flechas. De hecho, si resulta paradjico que un simplemortal por mucho que sea hijo de Zeus se atreva a amenazar a lasdivinidades, lo es todava ms la reaccin de las mismas, ya que comovimos en ambos casos ceden ante la visin de la terrorfica arma. Noes una exageracin, no encontramos otra justificacin que resuelva labenevolente actitud de Helios y Ocano, especialmente cuandocomprobamos que la osada de Heracles es todava mayor cuando, nocontento con ir distribuyendo amenazas entre los Olmpicos, llegaincluso a montar su arco en contra de ellos y dispararlessus dainasflechas. Tenemos dos ejemplos que narran este enfrentamiento yprecisamente con dos grandes divinidades. Por un lado Hera, laesposa de Zeus y, por otro, Hades, to de Heracles. Ambos datos sontomados de la liada, justo en el momento en que Afrodita se quejabaante su madre Dione por la herida

que le infringi un mortal, Diomedes. La respuesta de la madre escontundente y muy interesante para el tema que planteamos: Sufrehija ma y aguanta, por mucha que sea tu afliccin; que muchos sonyalos moradores de las mansiones olmpicas que han sufrido de parte delos hombres hasta causarse unos a otros arduos sufrimientos…Sufri Hera, cuando el fornido hijo de Zeus le alcanz en el pechoderecho con una flecha de tri-

pe aleta: fue incurable el dolor que de ella hizo entoncespresa. Entre ellos sufri tambin el monstruoso Hades una raudaflecha, cuando el mismo hombre, hijo de Zeus portador de la gida,le dispar en Pilos, en medio de los muertos, y lo entreg aterribles dolores.., la flecha se le haba hundido en el robustohombro e inquietaba su corazn… l Heracles no se abstena de

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cometer atrocidades, que con su arco era la preocupacin de losdioses que poseen el Olimpo [It V, 382-405]. Los ejemplos son tanclaros como contundentes. Heracles, a quien nadie

calificara como un cobarde, adquira un poder con su arma que lepermita enfrentarse no slo a los ms terribles monstmos de hechoutiliz su arco contra el len de Nemea, la hidra de Lerna, la ciervade Cerinia, las aves del lago Estinfalo, los centauros…, sno aaquellas divinidades que se interponan en que sus hazaas alcanzaranel deseado fin, la prneba definitiva la encontramos en el texto quevimos de la Ilada en el que se subraya que su arco era lapreocupacin de los Olmpicos. Pero todava tenemos ms datos sobreeste objeto y su muy diferente consideracin social en el plano delmito en relacin con el mundo terreno. Veamos la trayectoria de dosarcos que descuellan en la mitologa griega: el de Heracles y el deOdiseo. Dos arcos mticos. Su origen y trayectoria en el mito Larazn de agrupar esto dos arcos es por poseer una serie deimportantes caractersticas en comn. En primer lugar, nos llevan enel ltimo peldao de su genealoga al propio Apolo21; una segundasimilitud, es que los dos en uno u otro sentido se convirtieron enmercanca de intercambio, es decir, en un preciado don que sellabarelaciones de dependencia (J.M. Servet, 1984, 133). El de Heraclesofrecido a Filoctetes por haber sido el nico en atreverse a prenderfuego a la pira que llevara al hijo de Zeus a la ansiadainmortalidad (Apolodoro II, IV), y el segundo fue entregado porIfito a Odiseo a cambio de una espaday una lanza, enel momento enque ambos se prometen mutua hospitalidad en sus respectivos lugaresde origen (Od. XXI, 15-38). Todava nos encontramos con untercer

punto en comn y es que ambos arcos adquirieron el rango detalismn; la presencia del arcode Heracles en Troya fue una de lascondiciones imprescindibles para que la batalla fuera ganada porlos griegos a los troyanos (Apolodoro, [Epitome IV, 8), en el casode Odiseo tambin su arco se hace insustituible para lograr alcanzarla victoria sobre los pretendientes, temidos ms que por su tallapor su elevado nmero; arco que por otro lado pareca resistirse aser tensado por cualquiera que no fuera su amo. Todas estasconcomitancias sitan a dichos objetos en el plano mitolgico enlacategora de agalma (L. Gernet, 1980, 85-122), objeto que procedede un dios, que posee el rango de talismn y, lo que para nosotroses ms importante, era utilizado para sellar relacionesdQdependencia y fidelidad que se perpetuaran a travs de lasgeneraciones futuras.

2 Tambin en la Ilada los hroes que aparecen retratados comoarqueros obtuvieron directa o indirectamente su arco de lasdivinidades arqueras por excelencia. Paris, Pndaro, Hleno yFilotectes dc Apolo y Estrofio de Artemis.

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A pesar de que ambos arcos siguieron distintas trayectorias seconvirtieron en objetos que, de forma individual, encerraban unsimbolismo concreto. El arco de Heracles Empecemos por examinar lascircunstancias del arco de Heracles. Ya en uno de sus principalesatributos22. A partir del momento en que este hroevimos que estearma, inseparable de su dueo en sus duras tareas, se convirti se locede a Filoctetes se convierte en un objeto definitorio de laamistad. La

primera prueba de esta afirmacin la tenemos en el motivo delregalo, Heracles con toda seguridad ofreci de entre todos susobjetos el ms preciado para sellar su relacin con el hombre quehizo posible que el sueo perseguido ensu vida terrena seconvirtiera en una realidad: participar de la inmortalidad

exclusiva de los dioses (Apolodoro II, 7, 7). Pero esta uninentre el arco y la amistad es todava ms clara en una tragediaclsica, el Filoctetes de Sfocles, que narra las peripecias llevadasa cabo por el hijo de Aquiles, Neoptlemo, dirigido por Odiseo paratratar de llevar el mitico arco desde la isla de Lemnos23 a Troya.Recordemos que este hecho se transform en un requisitoindispensable para que los griegos alcanzaran la victoria sobre lostroyanos. Debido a la conocida enemistad de Filoctetes con losgriegos y especialmente con el jefe de esta expedicin24, Odiseotraz un plan engaoso para apoderarse del talismn. Plan que en unprincipio fue seguido por Neoptlemo a quien por este motivo lovemos en permanente conflicto con su propia conciencia. Esprecisamente en el momento en que el engao alcanzaba la metaansiada el arcoya estaba prcticamente en poder de los griegoscuando el hijo de Aquiles,

guiado por su honestidad, narra toda la verdad al hroe herido enla pierna. Cuando todas las esperanzas se haban perdido por elmanifiesto enfado de Filoctetes y su negativa a ceder su arco o aacompaarlos, la situacin se resuelve con la aparicin de Heracles exmachina que convenci al hroe de la necesidad de su presencia con suarco para derribar los muros de Ilin. Si analizamos de cerca esteepisodio es posible percibir que el arco juegaun papel mucho msimportante que el de objeto/talismn. En este contexto en

el que la relacin que mantienen los dos principalesprotagonistas Filoctetes y Neoptlemo se puede definir comofluctuante (O. Taplin, 1978), las direc-

22 Es interesante la asociacin que se hace de Heracles y su arcocon el primitivismo y con el fenmeno prehopltico. Cfr. vv. AA., Losenigmas de Tarteso, en J. Alvar y J. M. Blzquez, 82-89. 23 Losgriegos haban abandonado a Filoctetes en la isla de Lemnos cuandose encontraban camino de Troya. La causa fue la mordedura de unaserpiente en una pierna que no slo provoc una herida incurable,sino que sta despeda un olor pestilente (II, II, 72 1-722). 24 Enel Filoctetes de Sfocles, el principal causante del abandono delhroe fue el propio Odiseo, al que Filoctetes odiaba ms que a nadieen el mundo,

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trices que sigue esta amistad vienen determinadas por el propioarco. Esta afirmacin se explica en la prctica del modo siguiente.Cuando el hijo de Aquiles logra, mediante engaos, la amistad deFiloctetes y ste lo considera como un verdadero amigo, la pruebaque le ofreci de su confianza y agradecimiento fue la posibilidadde tocar el mtico arco. Son las siguientes palabras las que ledirige el hroe25: lo tendrs a tu disposicin, de modo que puedascogerlo y devolverlo al que te lo presta, y ufanarte de ser el nicode los mortales que, gracias a su virtud, puede tocarlo. Por rendirun favor lo he conseguido yo tambin… [Filoctetes, 667-670]. Dosdatos queremos resaltar de este texto: que Filoctetes es muyconsciente de que Heracles le entreg su arma por amistad y ensegundo lugar, este hroe consiente que su nuevo amigo lo toque porla virtud que le ha demostrado. Si seguimos con el texto observamosque esta identificacin entre el arco y la amistad se mantieneinvariable. Podemos afirmar que el hroe demuestra su plenaconfianza en el joven Neoptlemo cuando es aquejado de profundosdolores en su herida y consciente de que a continuacin le espera unlargo y profundo sueo, cede la custodia de su preciado objeto querecordemos permiti que continuara con vida en la descrita comoinhspita Lemnos al joven hijo de Aquiles. De hecho, ste, conscientede lo que ese acto significaba, no pudo mantener por ms tiempo elengao y narr al hroe enfermo toda la verdad. El lazo ficticio deamistad que entre ambos se haba sellado por el contacto mutuo conel arco qued definitivamente roto y as se observa en las palabrasde Filoctetes: Estoy perdido, infortunado, he sido traicionado! Quhas hecho, oh extranjero? Devulveme al punto mi arco!… Con quedevulvemelo. An ests a tiempo de volver a convertirte en timismo… [Filoctetes, 925-926 y 950]. Tras la lectura de esteprrafo queda patente que si la amistad no estaba basada en lavirtud y toda su relacin se haba cimentado sobre el engao, el jovenNeoptlemo no tena derecho a tocar un arco que por otro lado habasellado en el pasado una relacin de amistad, entre Heracles y sunuevo dueo. La prueba de esta amistad la encontramos en la aparicindel, por entonces, ya dios que con sus palabras logr el objetivoque, para los aqueos, pareca ya inalcanzable: el traslado deFiloctetes y su arco a Troya para vencer a los troyanos….

El arco de Odiseo Detengmonos ahora de forma ms especfica en latrayectoria del arco que Odiseo obtuvo de manos de Ifito. Apolo selo entreg a! padre de este ltimo,25 Sfocles. Filoctetes. Traduccinde A. Alamillo. Editorial Gredos, Madrid, 1986

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Eurito, el rey de la mtica Ecalia, a quien instruy en su manejo;a su muerte fue heredado por uno de sus hijos, Ifito, y ste se loentreg a Odiseo, en las condiciones anteriormente expuestas. Apartir del momento en que fue intercambiado por una lanza y unaespada, este arco se identificar con el respeto a las normas dehospitalidad. Su primera vinculacin es obvia: el intercambio depresentes sellaba entre ambos jvenes la promesa de mutuahospitalidad. La segunda, disfrazada en un relato ms amplio, es elmotivo por el que tal promesa nunca lleg a tener la efectividaddeseada. Ifito fue asesinado por Heraces en unas de las msflagrantes subversiones de las normas de hospitalidad, ya que esteltimo en el momento de darle muerte era husped del primero (0ffXXI, 27-30). Aunque el arma, ya en posesin de Odiseo, no determineste desenlace fatal, la historia es narrada en el momento en queel hroe, ya en su casa pero disfrazado de mendigo, entra encontacto directo con su mortfera arma que iba a ser, en breve, laperdicin de los pretendientes. Alejmonos por un instante del objetoy su relacin con las normas de hospitalidad y vayamos al contextogeneral en que se ubica la Odisea que, sin temor a la exageracin,podemos definir como un relato volcado a destacar la importanciadel respeto o de la falta de respeto por dichas normas. En ella nosencontramos con un Odiseo errante que cada vez que llegaba atierras desconocidas deseaba, en vano, ser atendido por sushabitantes segn las normas bsicas que protegan al extranjero y quese encontraban bajo el patrocinio directo de Zeus. Los ejemplos delas transgresiones a lo largo de toda la obra son tansignificativos como generales: los lotfagos ofrecan a sus huspedesuna planta que, una vez ingerida, provocaba el efecto de olvidarsede la propia tierra natal y de los seres queridos (Od. IX, 83-97);los cclopes y los lestrigones devoraban a todos aquellos que osabanbuscar cobijo en sus dominios (Od. IX, 288-290 y X, 116-117); lassirenas que encandilaban con su canto a los navegantes que pasabancerca de la isla que habitaban, se servan de sus despojos paradelimitar su territorio (Od. XII, 45-46); sin olvidar a Circe que,tras aparentar una buena acogida a sus huspedes, les suministrabauna droga que los transformaba en animales con el terribleagravante de que su mente continuaba siendo humana (Od. X,229-240). De todos los ejemplos aludidos el que hace una referenciams concreta al tema que tratamos es el siguiente episodio delCclope Polifemo: Nosotros hemos llegado a tu casa, a tus rodillas,esperando recibir tu hospitalidad y algunos de los presentes, comose hace entre los huspedes. Teme a los dioses, bravo amigo! Somossuplicantes: Zeus es el vengador de los suplicantes de los huspedes[Od. IX, 266-270]. Pero este episodio no slo resulta representativode los deseos de Odiseo al llegar a una tierra extranjera, tambines ejemplar de muchas otras acogidas que hubieron de soportar elhroe y sus hombres. Veamos dos ejemplos de las respuestas que elhijo de Poseidn ofrece a las splicas presentadas por Odiseo:

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Pareces un nio, mi husped! o vienes de lejos! T quieres que yotema y respete a los dioses! S que los Ojos Redondos no sepreocupan ni de los dioses afortunados ni de Zeus el de la gida:nosotros somos los ms fuertes [Od. IX, 272-276]. Bien! Comer aNadie -el nombre falso que se dio a s msmo Odiseo el ltimo, despusde todos sus amigos; el resto ir antes; ste es el presente que yote hago, mi husped! [Od. IX, 368-370]. Este ejemplo, relativo deforma concreta a Polifemo pero, tal y como vimos, extensible alconjunto de los habitantes de los lugares a los que arrib Odiseocon la nica excepcin de los feacios, es suficiente para afirmar quetodos contravenan las normas de hospitalidad y con ello demostrabanno slo el estado salvaje en que vivan, entendido como opuesto a lacultura, sino una falta de respeto a la divinidad que gobernabasobre los dioses y sobre los hombres. Pero la transgresin a dichasnormas no slo es observable en el contexto fantstico en el que semueve Odiseo, primero con sus hombres y despus en solitario, sinoque constitua la forma de vida de su propia tierra, Itaca, dondetras veinte aos de ausencia del basileus, nadie desempeaba el papelque la sociedad le haba asignado (J. Redfield, 1983, 244). Laertes,el padre de Odiseo, alejado de su palacio, llevaba una vida similara la de sus siervos; su esposa, Penlope, acosada por ciento ochopretendientes, no asuma ni el papel de madre ni el de viuda ni elde ama de casa; Telmaco, su hijo, en edad de hacerse cargo de lasituacin, no acababa de despertar de su ya tarda pubertad;Euriclea, el ama que cri a Odiseo y a su hijo estaba ms cerca deasumir el papel de duea de la casa que de sierva de confianza; ypor ltimo se nos describe al porquerizo Fumeo cuidando de lahacienda como si fuera la suya propia (Od. XIV, 525). A toda estacompleta anarchia debemos aadir la presencia y actitud de losnumerossimos galanes que sembraban de forma continua el caos.Retomemos en relacin con estos ltimos el tema de la hospitalidad,ya que los pretendientes, conocedores de las normas impuestas porZeus, las ignoraban contravinindolas de un modo equiparable al quelo hacan los Cclopes, a pesar de que el contexto de los galanes seencontraba, al menos en teora, del lado de la cultura, es decir enun oikos civilizado. Nada ms lejos de la realidad. En primer lugarhay que afirmar que los pretendientes, a pesar de estarprcticamente viviendo en casa de Odiseo de hecho slo la abandonabanpara dormtr, ni siquiera merecen el calificativo de huspedes,porque nj.tnca fueron invitados por algn miembro de esta casa. Apesar de este importantsimo dato no dudaban en alimentarse con losproductos de la hacienda del hroe que estaban minando a base decontinuos banquetes en los que trataban de equiparase a los dioses(J. Griffin, 1980). Un tercer hecho es que los galanes deseaban lamano de una mujer casada a pesar de que no tenan la com-

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pleta seguridad de que su marido hubiera muerto. Todava tenemosms datos de su oposicin consciente a las normas de hospitalidad,tan pronto como atisbaron la posibilidad de que Telmaco se hicieracargo de la desastrosa situacin planearon una emboscada que resultfallida para asesinar al anfitrin de la casa, ya que ste se estabapreparando para asumir el papel de cabeza de familia (Od. IV,660-675; XVI, 364 ss.). Pero su transgresin va todava ms lejos yaque los vemos adoptando el impropio papel de anfitriones ydespreciando y negando alimento a aquellos que, tal y como dictabanlas normas del mundo civilizado, eran bien acogidos por losverdaderos dueos de la casa. Esta es la situacin con la que Odiseose encuentra a su regreso al hogar y que adems debe sufrir sobre supropia persona cuando aparece en su palacio disfrazado de mendigo.Con la nica finalidad de divertir a los galanes, tuvo queenfrentarse en un agn al mendigo Iros (Od. XVIII, 40-99), soportarla negativa de la comida que mendigaba y las continuas agresiones,no slo verbales sino tambin fsicas (Od. XVII, 4 15-464). Todosestos factores de impiedad, aparecen todava ms resaltados encontraposicin con el respeto que por dichas normas demostraban lospartidarios del hroe. Es el momento de retomar el arco y continuarsu trayectoria de unin con las normas de acogida al extranjero.Tras la propuesta de Penlope en la que anunciaba que se casara conaquel hombre que fuera capaz de traspasar con el arco de Odiseo yuna flecha el hierro de doce hachas, se hacen los preparativos parael concurso. El resultado fue que los pretendientes ni siquierafueron capaces de llegar a tensar el arco y, Odiseo, gracias a sumtis y a la ayuda prestada por su hijo, los sirvientes que se habanmantenido fieles en su ausencia y, aunque de forma inconsciente, dela propia Penlope que todava desconoca la verdadera identidad delmendigo (Od. XXI, 311-353), se encontr con el arma homicida en susmanos. La perfecta identificacin entre el hroe y su arma esexpresada por el autor de la obra con una gran maestra: Mientrasellos hablaban, el sagaz Odiseo acababa de tantear su gran arco,revisndolo al completo. Como un cantor, que sabe manejar la ctara,tiende fcilmente la cuerda nueva sobre la llave y fija a cadaextremo la tripa bien retorcida, Odiseo tendi, sin esfuerzo el granarco, despus su mano derecha cogi5 e hizo vibrar la cuerda, quecant bello y claro, como un trino de golondrin [Od. XXI, 404-410].Slo una vez que Odiseo se encuentra en contacto con su arco obtienela seguridad que la victoria va a ser suya, es ese mismo poder yconfianza que un arma similar otorgaba no slo a las divinidadesarqueras, sino tambin a Heracles. En el caso de Odiseo surge anteunos enemigos que eran temidos ms que por su mediocre talla, por suelevado nmero. A pesar de esta ventaja, sus enemigos sintieron lamisma sensacin de pnico que la que hemos descrito en

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otros contextos y con otros personajes ante la visin del arco ysu estrecha conexin con su dueo:…y el plido espanto tom a losgalanes que miraban por donde escapar a

la abrupta ruina [Od. XXII, 42-43]. Y fue precisamente estearco, en estrecha conexin con las normas de hospitalidad, el queiba a ser el artfice principal para que en el oikos y en el reinode Odiseo existiera de nuevo el respeto hacia unas leyes quedictaminaban las relaciones entre los individuos de la GreciaArcaica y que se encontraban bajo la proteccin del padre de losdioses y de los hombres. Las concomitancias entre la escena de lamatanza de los pretendientes por Odiseo y la de los hijos de Niobepor Artemis y Apolo son evidentes. En ambos casos el arco inspiraterror y demuestra que es el anna ideal para enfrentarse con unnmero superior de enemigos. Tambin en los dos ejemplos la matanzatiene un objetivo general comn, el restablecimiento no slo delorden en una situacin catica sino la recuperacin del status deaquellos que son portadores del arco. En el caso de Odiseo comopadre, marido, hijo y basileus y en el de Apolo y Artemis comopoderosos hijos divinos de Zeus y de Leto. Y ya para finalizar, nosgustara dejar constancia de una fuerte sospecha derivada del casoconcreto de la matanza de los pretendientes: sirve el arco pararecuperar el geras y la time del hroe su status heroico y su lugaren lasociedad de los hroes cuando alguien deja de reconocerlos comotales en

una clara violacin de las normas sociales?

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