art almendro
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7/25/2019 Art Almendro
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agosto2
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EXPERIMENTACIN
Segn el ltimo inventario de cultivos leosos, realizado
por el Departamento de Agricultura del Gobierno de
Navarra en 2005, el almendro ocupa en la Comunidad
Foral el tercer lugar en cuanto a superficie, 3.841 hec-
treas, detrs del viedo y el olivo.
Hasta no hace muchos aos el almendro en Navarra,
debido a su escasa y alternante productividad, ha es-tado considerado como un cultivo marginal, destinado
a terrenos de secano que por su orografa, calidad del
suelo, etc... tenan un bajo potencial para el cultivo de
cereales.
Actualmente la situacin ha cambiado. Por un lado la
recoleccin cada vez es ms rpida y econmica como
consecuencia de la mejora de los distintos prototipos
mecnicos utilizados en la misma. Por otro, la continua
mejora de las variedades empleadas, tarea en la que
varios centros de mejora espaoles han sido muy pro-
lficos (CEBAS-CESIC, CITA e IRTA), mejorando
notablemente con stas, tanto el potencial productivo,
la sensibilidad a enfermedades o el costo de algunas
tareas como la poda.
Adems, las nuevas zonas de regado ofrecen mejores
condiciones agronmicas, con posibilidad de riego por go-
teo e infraestructuras mejor dimensionadas. Todo esto
unido a una coyuntura comercial favorable ha propiciado
el inters de los fruticultores por este cultivo.
En este artculo damos un repaso al cultivo para con-cluir que nuestra regin es lmite en cuanto a
condiciones agroclimticas y que si bien el almendro
puede ser una alternativa a considerar a futuro, no to-
das las explotaciones renen las condiciones favorables
para el xito.
El almendro, alternativa para losnuevos regadios navarros?
Anlisis de la nueva coyuntura agrocomercial
lvaro Benito Calvo y Enrque Daz Gmara
INTIA
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En Navarra la produccin hasta los aos 90 estuvo basada,
como en el resto del estado, sobre las variedades Marcona yLargueta. Ambas caracterizadas por una alta calidad de sus
frutos, pero con una poca de floracin muy temprana que
las hacia extremadamente sensibles a los hielos primaverales,
lo que unido a una falta de autoferlidad, a su variable coin
cidencia en el periodo de floracin, su sensibilidad a
enfermedades, etc. explican, en su conjunto y entre otras
causas, el por qu de su desno a terrenos marginales como
ya hemos comentado.
En este periodo, la media producva rondaba los 150 kgs de
pipa por hectrea en la Comunidad Foral, en comparacincon la media californiana que se cifraba en aquellos aos en
los 1.200 kgs/ha, sta lma obtenida en unas condiciones
climatolgicas muy favorables y, como es lgico, con una ma
yor intensificacin del culvo en todos sus aspectos (riego,
abonado, etc..).
La obtencin por los centros de mejora, de nuevas variedades
con caracterscas mejorantes propici un cambio paulano
al que contribuyeron los campos experimentales de INTIA.
De las variedades implantadas en 1988 (Crcar) salieron co
mo aconsejadas las variedades Guara y Ferragnes, las cualesfueron lderes de las nuevas plantaciones en la dcada de los
90 y que supusieron un incremento de ms del 30 % en pro
duccin respecto a Largueta.
Posteriormente y gracias a nuevos campos experimentales,
siguieron otras a parr del 2000 como Antoeta, Glorieta,
Lauranne, etc..
Actualmente tan solo el 10% de la produccin est basada
en las primeras variedades.
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La carrera en la obtencin de nuevas variedades conna y
los Centros de Obtencin Espaoles siguen siendo muy prol
ficos en estos lmos aos. As pues, actualmente tenemos
instalados dos nuevos campos experimentales, uno en San
Adrin implantado, en 2006 con las variedades tesgo Anto
eta, Guara y Ferragnes en comparacin con Belona, Soleta y
Felisia. Y por lmo otro en Lern implantado en 2009 en el
que comparamos Guara y Lauranne con las variedades Mari
nada, Vairo, Constan y Tarraco del IRTA, ms Penta y Tardona
del CEBASCESIC, Mardia del SIA y Mandaline del INRA.
Todava es pronto para sacar conclusiones, pero podemos
adelantar que apuntan con buenas aptudes las variedades
Soleta y Vairo .
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Las disntas experiencias realizadas en las lmas dcadas en
campos de experimentacin de secano han demostrado que,
pese a la mejora sustancial en la produccin con las nuevas
variedades, la limitacin del agua en los secanos de las zonasrida, semirida e intermedia de Navarra, no permiten pasar
de los 500 kgs de pipa por hectrea de media, en el mejor de
los casos, lo que pone en entredicho la viabilidad econmica
de este culvo en secano.
Por el contrario, con la actual ampliacin de nuevos regados
con agua procedente del pantano de Itoiz, unido a la mejora
de infraestructuras con parcelas de mayor superficie, posibi
lidad de riegos localizados por goteo, altas dotaciones de
agua, etc. se abren nuevas expectavas al permir una mayor
intensificacin del culvo y por tanto una mejora sustancialdel potencial producvo.
Las necesidades de agua del almendro, calculadas mediante
el mtodo de balance hdrico, cifran las necesidades anuales
en 6.000 m3 por hectrea, de los cuales habra que descontar
la lluvia.
Si la dotacin de agua no es total o si su costo es alto, debemos
saber que el almendro es un culvo con una respuesta muy
posiva al mtodo de riego denominado como deficitario
controlado. De esta forma podemos reducir el nivel de agua
aportada, en los meses en los que se sabe que la planta ene
menores exigencias (julio y agosto) y est experimentado que
con aportaciones de 2.5003.000 m3/ha se puede llegar a pro
ducciones por encima de los 1.000 kgs/ha de pipa.
Adjuntamos un grfico publicado por IRTA en el que se mues
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EXPERIMENTACIN | EL ALMENDRO
ANTECEDENTES
Los campos experimentales han permido conocer el po
tencial de cada variedad.
NUEVA COYUNTURA
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tra la respuesta producva de este culvo a diferentes apor
taciones de agua, en comparacin con el secano.
Las producciones reflejadas en el G rfico 1 son datos de ex
perimentacin y por tanto deben tener un coeficiente de
correccin a la baja para asemejarlos a situaciones reales de
culvo, pero nos sirven para contrastar la buena respuesta pro
ducva al riego y los resultados entre disntas aportaciones.
Nuueevvoossppaattrroonneess
yynnuueevvaass
ttccnniiccaass
ddeeccuullttiivvoo
La introduccin, a parr de los noventa, de los patrones hbri
dos de melocotn por almendro supuso una mejora sustancial
del culvo, por su fcil mulplicacin y menor mortandad de
rboles, generalizndose su
empleo en toda nueva plan
tacin.
Con estos patrones hbridos,
en las plantaciones de secano
se suelen emplear marcos
amplios de 7 x 6 7 x 7 me
tros, ya que en este caso el
factor limitante es el agua
ms que el propio vigor de
los rboles. Por el contrario,
en regado y con variedades
de poco vigor se suelen em
plear marcos de 6 x 5, que es
el mnimo exigido por los vi
bradores con paraguas
inverdos para una buena
maniobrabilidad.
Existen en el mercado recolectoras
con desplazamiento lateral del paraguas, u otras con recolec
cin en connuo, que permiten intensificar aun ms el
nmero de plantas, pero su viabilidad est basada en la posi
bilidad de compra por la dimensin de la explotacin, o en la
presencia y posibilidad de alquiler en la zona de culvo.
La comercializacin de nuevos patrones enanizantes, entre los
que destaca la serie Rootpac de Agromillora Iberia sl., ha
abierto una nueva posibilidad de culvo, con criterios simila
res a los vividos en los lmos aos en el olivo, es decir,
plantaciones superintensivas con formacin en seto y reco
leccin con vendimiadora.
Las dos primeras demostraciones pblicas de este mtodo
han sido realizados por Agromillora Iberia en el municipio de
La Granja DEscarp, provincia de Lrida, donde esta empresa
ha realizado las primeras plantaciones experimentales en co
laboracin con un frucultor local.
Actualmente lo que sabemos es que este po de plantaciones
se caracterizan por una alta inversin inicial, por el alto n deplantas empleado (marco de 3 3,5 metros entre calles por 1
1,5 metros entre plantas), lo que conlleva, por otro lado, una
rpida entrada en produccin. En estas experiencias ha que
dado demostrada la posibilidad de ulizacin de las mquinas
vendimiadoras en la recoleccin y de la poda mecnica me
diante sierras de discos, y, aunque estamos en los inicios y
seguro habr que mejorar los protopos empleados y las tc
nicas a ulizar, es evidente el ahorro de costes que supone la
mecanizacin prccamente integral del culvo.
Respecto a su viabilidad